Los días 18, 19 y 20 de noviembre 2016 se celebra en la Villa de Moya (Gran Canaria), SURCA , Foro interdisciplinar por la igualdad de las mujeres del ámbito rural de las Islas Canarias.
Como parte del programa del sábado presentaré en primicia mi nuevo taller «No me cuentes cuentos» enfocado al desarrollo personal de la mujer y prevención de la violencia de género.
Por tecer año consecutivo el Ayuntamiento de la Villa de Moya, concretamente la oficina del Servicio de Prevención y Atención Integral a Mujeres y Menores Víctimas de Violencia de Género, cuentan conmigo para su programa de actividades .
Al final del post tenéis la ficha de inscripción para participar de forma gratuita en los talleres.
Este es el folleto en versión digital con todo el programa de actividades:
«Destacados expertos juristas debatirán sobre la inserción sociolaboral y la discriminación que padecen las mujeres rurales, en el primer Foro interdisciplinar por la igualdad de las mujeres del ámbito rural de las Islas Canarias, SURCA Villa de Moya 2016, que se celebrará en el municipio norteño del 18 al 20 de noviembre. Un evento organizado por el Ayuntamiento de la Villa de Moya, que también incluye jornadas de ponencias y conferencias, mesas redondas, talleres vivenciales, sesiones de intercambio de experiencias y la Muestra Comercial y Artesanal de Mujeres Emprendedoras, con medio centenar de stands y un punto de encuentro en el que mujeres de todas las islas expondrán sus productos y proyectos empresariales ya en desarrollo o previstos de ejecutarse.
De esta forma, el municipio norteño mantiene su compromiso e implicación para lograr la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres de los territorios rurales, y continúa diseñando acciones para combatir la discriminación y dificultades que ellas padecen a la hora de acceder a un empleo o gestionar su propia economía y recursos, lo que a su vez les supone afrontar situaciones de dependencia y exclusión social. Como reflejan los datos del pasado mes de septiembre del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPES), que situaron el desempleo femenino en los municipios rurales de Gran Canaria en el 55%, con 9.979 mujeres sin trabajo cotizante, de las que el 45% tiene entre 25 y 44 años y el 49,3% más de 45 años. Asimismo, los datos de la Asociación Insular de Desarrollo Rural, cifran en el 82% las mujeres que colaboran en las labores agrícolas, si bien el 59% lo hacen sin cotizar y sólo el 9% es titular de los bienes comunes con sus maridos.
“Es una situación que las administraciones públicas debemos afrontar con urgencia y con acciones concretas, más allá de dedicar palabras de ánimo y apoyo a las mujeres”, expresó el alcalde de la Villa de Moya, Poli Suárez, en la presentación del programa de SURCA 2016. En este sentido, Suárez abogó por “ir de la mano de los expertos juristas y las propias mujeres, para ahondar así en las dificultades que padecen, conocer su realidad y adoptar las medidas más eficaces para resolver la inadmisible injusticia que todavía sufren en pleno siglo veintiuno”. Para esta misión, el alcalde moyense se refirió a la alegoría del nombre del evento “que no sólo hace referencia a los surcos tan presentes en nuestros paisajes y que las mujeres aran en la tierra para sembrar las semillas, sino que queremos atravesar, cruzar, romper y, en definitiva, surcar las barreras que generan desigualdad y que impiden la visibilidad y empoderamiento de las mujeres del ámbito rural”.
Por su parte, la consejera de Igualdad del Cabildo de Gran Canaria, María Nebot, se refirió a las características específicas del entorno rural en Canarias y los condicionantes que suponen para las mujeres, tales como “la escasez o falta de infraestructuras, la dificultad de alternativas al transporte, el mayor control social y el fuerte peso aún de creencias discriminatorias, hace que cambiar y romper con las tradiciones y cuestionar los roles de género, se produzca de una manera más lenta”. Nebot también afirmó que “la economía a nivel macro o pequeña escala, no se entendería sin la aportación de las mujeres, una intervención vinculada a asumir la carga de los cuidados y los trabajos domésticos no remunerados, a los que en el medio rural se suma la implicación en las tareas agrícolas y ganaderas generando una triple discriminación”.
El presidente de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, Humberto Guadalupe, destacó la importancia de este tipo de iniciativas “para sensibilizar a los actores jurídicos, jueces y juezas, de la discriminación que padecen las mujeres al acceder a un empleo y que la estamos detectando también en los procesos judiciales”. Guadalupe considera también “muy relevantes y necesarios” los contenidos que se abordarán en SURCA 2016 “para divulgar los derechos de las mujeres y concienciarnos de esta realidad que se vive de manera especialmente acuciada en los territorios rurales, donde las mujeres se enfrentan a dificultades añadidas para acceder a la información sobre sus derechos”.
En este sentido, Humberto Guadalupe destacó el proyecto Educando en Justicia Igualitaria, diseñado por la Asociación de Juezas de España para luchar contra la violencia de género desde las escuelas, en conjunción con las familias, personal de educación y jóvenes entre 9 y 18 años. Una iniciativa pionera que se implantará en Lanzarote a partir del 28 de octubre, con 11 centros de enseñanza adscritos y más de mil alumnos, que abordarán las discriminaciones y violencias de género, así como los estereotipos sexistas instalados en la sociedad. “Un programa que acerca a los estudiantes el mundo judicial a través de visitas guiadas a las instalaciones y la preparación y escenificación de un juicio con perspectiva de género, que les aportará una experiencia enriquecedora que les dará la información más certera sobre el funcionamiento de los juzgados y el concepto de justicia”, concluyó el presidente.
En torno a esta problemática de las mujeres rurales girará el programa de SURCA Villa de Moya 2016, que tras la inauguración el viernes, comenzará con la ponencia marco sobre Ética y Eficacia en la Inserción Sociolaboral para Mujeres, a cargo de Raúl Henríq, graduado social y profesor de formación y orientación laboral. Acto seguido será el turno de José Antonio Baeza, licenciado en Filosofía y Derecho, quien departirá sobre Práctica y entrenamiento de la Inteligencia Emocional; Mónica Herreras, jueza de adscripción territorial de la Audiencia Provincial de Las Palmas, en la sección especializada en violencia de género, abordará el Contexto y potencialidades de mujeres que han sido víctimas de violencia de género; Gloria Poyatos, presidenta de la Asociación de Juezas de España y magistrada de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, tratará en su ponencia Educando en Justicia Igualitaria; y completará la primera jornada la ponencia del presidente de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, Humberto Guadalupe, sobre Discriminación de la mujer en el acceso al empleo.
El sábado se retomará la sesión con la ponencia Comienza la Revolución Emocional y Social de la Mujer, a cargo de Raúl Henríq, profesor y experto en orientación laboral, además de promotor y coordinador de las Escuelas Potenciadoras de Mujeres y del Club de Empleo del Norte de Gran Canaria. Y posteriormente, las propias mujeres participantes en estas Escuelas, explicarán su experiencia y vivencias en la búsqueda de empleo. También se presentará la Federación de Asociaciones de Mujeres del Norte de Gran Canariay se llevarán a cabo los talleres «No me cuentes cuentos», a cargo de Nohemí Hervada, directora de Asesoras Continuum y divulgadora de temas de familia, mujer y desarrollo personal; Mil caras, impartido por la arteterapeuta Rosa Mesa; Teatro sensorial, a cargo de Smaranda Rutzui, licenciada en Teatrología; y Celebrando nuestra fuerza vital: soltando lo que nos impide tomar, por Esther Reyes, psicoterapeuta.
El domingo será el turno de la Muestra Comercial y Artesanal de Mujeres Emprendedoras, de 10 a 15 horas, con medio centenar de stands a lo largo de la calle principal del casco de la Villa de Moya de exposición y venta de productos elaborados por mujeres emprendedoras de Canarias. Paralelamente se llevarán a cabo presentaciones de estos productos en la Plaza Tomás Morales, en una jornada amenizada por actuaciones musicales.
Tengo perfil de bruja. Sí. De la bruja mala de los cuentos. Tengo una cara angulosa, una nariz larga y puntiaguda y encima tengo dos verrugas en la cara. Durante años nunca me hacía fotos de perfil. Bueno, la verdad es que nunca me gustó hacerme fotos, pero las pocas que admitía, siempre eran de frente. Esta mañana, mientras desayunaba en la cama con mis hijos, me pregunta el mayor que por qué todas las brujas tienen verrugas. Y aproveché para contarle qué eran las brujas y por qué la literatura ha mantenido ese estereotipo negativo de la mujer.
Les he explicado que antes llamaban brujas a aquellas mujeres que sabían leer, que sabían utlizar plantas como remedios, a las que ejercían de parteras o chamanas. O sencillamente a las que decidían vivir libres sin casarse, a las que cuestionaban la autoridad (patriarcal, por supuesto) establecida. Las que tenían religión propia, las que adoraban dioses, catalogados como falsos, pero que eran mucho más reales que los «oficiales». ¿Acaso no es más dios para el ser humano el Sol, la Tierra o la Lluvia que la estatua de madera de un moribundo o de un cuerpo sentado inerte viendo la vida pasar?
Brujas temidas, odiadas y perseguidas por pensar, por tener cirterio propio y por no someterse al poder violento y abusivo. Brujas envidiadas por quienes deseando esa libertad física y de pensamiento no se atrevían a dar el paso y salirse de los sistemas establecidos. Brujas perseguidas y quemadas o apedreadas o marcadas y avergonzadas.
Ostracismo, castigo, prisión, muerte… Esas han sido las armas de una sociedad que intentaba erradicar las muestras de inteligencia e independencia.
Quizás las brujas fueron las primeras conscientes de lo que es la inteligencia emocional.
Quizás ellas sabían que el conocimiento intelectual acumulado en las bibliotecas de quienes tenían el poder (político o religioso) no servía para mucho.
Quizás eran ellas las que de verdad sabían los secretos de la vida y la muerte, de lo que es realmente importante.
Quizás ellas mientras morían quemadas en hogueras y gritaban maldiciendo a sus verdugos en el fondo sabían que eran más libres con su muerte que toda esa masa borrega que observaba y disfrutaba con el espectáculo de ver cómo se extinguía la única posibilidad de libertad real que habrían conocido en su vida.
Hoy las brujas no sólo son aquéllas que profesan una religión oculta. Las brujas de hoy no necesitan vestir de negro, tener verrugas en la cara o en el cuerpo, señal de su relación con el demonio. Las brujas de hoy sabemos que da igual tener un perfil aguileño o una cara angelical porque lo que nos define es nuestro poder.
Hoy no necesitamos hacer conjuros alrededor de un caldero.
Hoy conjuramos con las palabras. Escribiendo en lugares como este, agitando desde las redes, en nuestros círculos de mujeres.
Hoy seguimos sin callarnos ante quienes creen que su género, su rol o su situación les otroga un poder que no tienen sobre nosotras.
Hoy nos reímos de forma burlesca a veces ante la estupidez de aquellos que creen que saben más que nosotras sólo porque algún día, otro como ellos les dijo unas frases que estos aprendieron de memoria.
Hoy seguimos aguantando la mirada a quienes creen que pueden intimidarnos.
Hoy nos reímos de la soberbia estupidez de esos seres mediocres que por pertenecer a la clase privilegiada creen que son superiories a nosotras.
Hoy provocamos, a veces para conseguir que otros despierten y a veces por el placer de demostrar que podemos, que no nos intimidan, que no les tenemos miedo.
Hoy sabemos que hay quien desearía quemarnos en la hoguera y reaccionamos quemándoles a ellos sus pobres argumentos.
Hoy somos más conscientes de nuestro poder y sabemos que eso despierta más la furia de los herederos de aquellos personajes oscuros que acababan con nosotras. Pero no podrán.Porque hoy somos muchas, porque hoy todas nuestras hijas serán brujas como nosotras, y nuestros hijos serán hombres que las admiren y respeten.
Hoy las brujas ya no envidiamos a las Blancanieves, ni a las Cenicientas, ni a las Bellas Durmientes.
Porque tener un cutis blanco, ser cándidamente perfecta y tener una belleza ideal no enmascara el hecho de que en realidad eres una ñoña que sólo es feliz sirviendo a los demás mientras es totalmente inconsciente de su propia ignorancia ante la vida o siendo explotada sin rebelarse mientras espera que venga un hombre que ni siquera recuerda su cara, a rescatarla o viviendo en un bello palacio una vida lujosa, totalmente anestesiada en cuerpo y alma. No, queridas princesitas de imagen perfecta, no os envidiamos, ni a vosotras, ni a vuestros príncipes machirulos. Porque las brujas de hoy, con las piedras que nuestros enemigos nos lanzan, construímos nuestros propios castillos.
Las brujas de hoy sabemos que el poder es nuestro y lo ejercemos. Cuando tenemos un problema no esperamos, pasivas, caballeros andantes que nos salven. Somos, de hecho nosotras, las que les salvamos, quizás no de morir quemados, pero sí de vivir una vida triste y mediocre, consumiéndose en el fuego de perseguir un ideal de felicidad que no existe .
[Tweet «las brujas de hoy, con las piedras que nuestros enemigos nos lanzan, construímos castillos»]
Somos brujas, somos mujeres, somos diosas… y cuando el humo que queme todo lo demás se extinga, nuestro fuego seguirá ardiendo.
«No me cuentes cuentos. Cuéntame cantos de muchachas cantarinas
que contentas canturrean luciendo collares de mil cuentas.
.
Cuéntame historias de los libros que aún no escribes,
pero cantas en tu mente al encontrar descanso en tu cantera. .
Libros con cantos dorados.
Libros que encantan hasta al más desencantado.
.
Cuéntame cosas,
cuéntame cifras,
cuéntame encuentros y sueños y anhelos.
.
Cuéntame tu vida entera, cuéntala contra viento y marea.
Pero una cosa te digo:
no me cuentes cuentos.»
.
Estos versos los escribí hace tiempo…
y con ellos os anuncio mi próximo taller-conferencia para mujeres.
En él aúno el desarrollo personal con el desarrollo profesional, porque para mí van unidos.
Cuando te mueve es en el mundo de los negocios entre mujeres te das cuenta lo difícil que es, no sólo triunfar siendo madre sin renunciar a criar como quieres, sino conseguir tener el respeto de los demás haciendo las cosas bien.
Mi trabajo me ha permitido conocer a ese tipo de mujeres, personas creativas, valientes y accesibles. Mujeres que han levantado empresas y son un ejemplo por su forma de trabajar. Por supuesto también me ha hecho tropezarme con «los otros», pero de esos lo único que hago es sacudirme el polvo y continuar trabajando.
Hoy quiero hablaros de una marca, o mejor dicho, de la persona detrás de la marca. Porque se nos olvida que no todas las marcas son grandes consorcios de inversores o juntas de accionistas impersonales. Muchas de las marcas con las que me gusta trabajar son en realidad el trabajo de una persona y de su equipo.
Elena López y Yo con Daniela Eberhart (a su derecha) y una de sus colaboradoras.
Mi primer contacto con Emeibaby fue a través de Elena López, cuando me dijo que iba a distribuir una nueva mochila revolucionaria porque conseguía aunar la facilidad de una mochila con el ajuste característico que dan los fulares. Lo cierto es que la mochila de Emeibaby supuso una revolución en el mundo del porteo. Acostumbradas a que las marcas de mochilas inventasen apaños para vender su producto antes de tiempo, una mujer, una madre, diseñó la forma de mejorar lo que había. Y montó su empresa en Europa, fabricando en Europa y contratando el personal en Europa.
Aprovecho para explicar que muchos de los portabebés que usamos se fabrican en países donde sobre todo la mano de obra se paga a precios muy muy bajos. Así que para quienes pensamos también en la ecología y economía social, esta empresa era, a todas luces, una empresa que nos gustaba mucho y no sólo por su producto.
Conocí en persona a la persona detrás de Emeibaby, Daniela Eberharter ,hace ya casi 3 años, en la European Babywearing Conference en Bristol. Recuerdo presentarme en mi penoso alemán y ella agradecer mi intento. La recuerdo sobre todo como una persona amigable, siempre con una gran sonrisa, de esas de verdad.
Desde entonces he seguido trabajando con su marca, marca que he escogído para usar con mi propia hija, confiada de vender un producto de alta calidad.
Cuando me planteé buscar patrocinadores para mi trabajo en Chile, no dudé en ofrecérselo a las marcas que no sólo me gustan, sino que representan los valores de mi trabajo. Por eso es un honor que Daniela desde el primer momento me dijera que Sí, que colaboraba con mi viaje para difundir mi trabajo, no sólo de porteo sino de desarrollo personal y profesional femenino. Sin duda ella representa todo eso
Es un lujo poder trabajar con personas que admiras y respetas, por eso Emeibaby es el Golden Sponsor de mi viaje. Sus portabebés son los que usaremos en las clases prácticas de porteo, y al final del viaje, sortearemos entre todas las participantes de las actividades una de sus mochilas por cortesía de la marca.
¡Gracias Daniela! ¡Gracias Emeibaby! ¡Gracias a todos los que han hecho posible este trabajo!
Hace ya más de 10 años, cuando leía a Nohemí Hervada en su primer blog Mimos y Teta, siempre pensaba que tenía un don, el don de dar voz a todas aquellas mujeres que yo acompañaba. Ponía en palabras intensas emociones y hablaba de sus sentimientos, escribía sobre sus miedos, ahondaba en sus crisis y renacimientos antes, durante y después de la maternidad. Me convertí en una ferviente admiradora de sus temas y su particular estilo de escritura.
Sus palabras llenas de locuacidad e ironía, hablaban de verdad, destilaban compromiso y recogían sin tabúes una realidad muy cotidiana para mi.
Siempre sentí que algún día coincidiríamos porque su manera de trabajar y la mía, tenían demasiadas cosas en común como para que no se diera la ocasión, aunque nos separasen kilómetros de distancia y de desfase horario. Nuestros caminos siguieron su curso, en lo personal y lo profesional, ganamos, perdimos, crecimos y de pronto un día, uno de sus boletines me dio la vuelta del revés. «Primera Promoción de Asesoras Continuum» rezaba. Leí curiosa en qué estaba enfrascada esta vez la mujer de los mil frentes y por primera vez, después de – entonces- 5 años acompañando a familias, me sentía identificada con algo de verdad. Su propuesta me llegó al alma, supe que era Asesora Continuum, sin saberlo y que quería formar parte de lo que estaba por suceder.
Un poco por instinto, como casi todas las cosas importantes que he hecho en mi vida, le escribí un fervoroso correo para felicitarla por el proyecto e informarme mejor de los detalles. Surgieron como siempre antes de un salto todos mis miedos y mis dudas, al respecto de mi poca experiencia en porteo y mi deseo de cursar su formación a pesar de que, por un momento, la inversión me parecía inalcanzable.
Dicen que #LoPrimeroEsSoñarlo y como no podía ser de otro modo recibí una cálida respuesta – extrañamente breve pero intensa – Fue un video, del que aún guardo una copia, y del que recuerdo cada una de las palabras. Mi respuesta también fue en video y algo rompió el abismo que nos había mantenido separadas. Era como conocerse de siempre.
Después de ese video vinieron muchos otros vídeos y notas de audio. No pudimos abrazarnos en persona hasta dos años después. Con el tiempo lo digital se ha convertido en una herramienta imprescindible para optimizar nuestro trabajo diario y alimentar nuestra amistad en la distancia. Hemos forjado así, entre todas, una red internacional de mujeres, profesionales de la asesoría y el acompañamiento, trabajando junto a las familias y los profesionales de la salud para dar voz a los bebés, para cambiar el paradigma de la crianza. Decenas de mujeres emprendedoras, sanando sus historias, forjando retos, levantando emprendimientos, desde sus hogares y mientras conciliábamos y compartíamos nuestras crianzas y nuestras vidas con intensidad y alegría. ¡Sin duda quería formar parte de eso!
A menudo las mamás a las que asesoro me preguntan por Nohemí, es indudable que es un verdadero icono del porteo y la maternidad y quieren saber cómo es en persona, si realmente es tal cual la conocemos a través de las redes, los medios y su trabajo. Yo siempre les digo que en persona es aún mejor ;). Sienten que soy afortunada de trabajar con ella y no les falta razón. Tengo una suerte infinita de que esté en mi vida, primero como formadora, puesto que Asesoras Continuum® supuso para mi un revulsivo a un proyecto que gestaba hacía tiempo, pero no era capaz de rentabilizar. Suposo la especialización y la práctica y ha significado, como ya he explicado en varias ocasiones, sentirme en casa, identificada con un fin, un próposito y, sobretodo, una manera de entender nuestro trabajo: de #SerContinuum
Porque si algo tiene esta bella mujer es que es «catalizadora«, es capaz de gestar vida allí donde llega, de atraer el cambio, de impulsar los sueños, de potenciar redes de apoyo, de dinamitar estructuras tóxicas entre mujeres para hacerlas brillar, aportar a mujeres y familias, las herramientas necesarias para vivir sus vidas en plenitud y empoderarlas desde lo más genuino.
Ver trabajar a Nohemí es un lujo…
Ser su amiga, una inmensa suerte…
Trabajar ahora a su lado, un verdadero provilegio…
Y acompañarla en este viaje, está siendo un auténtico regalo.
Chile nos espera con los brazos abiertos, seguimos sintiendo la calidez y el entusiasmo a kilómetros, por ahora en pequeñas dosis de audio, video y miles de correos… Granos fértiles que auguran el más caluroso abrazo de un país, que se gesta en el cambio, un cambio en femenino y sin duda va a contar con la mejor semilla para conseguirlo!
Porque #LoPrimeroEsSoñarlo !
¿y tú?
¿Te lo vas a perder?
Mamen Conte Umuma, la aventura de ser familia www.umuma.es
Yo siempre quise ser abogada.
Desde muy pequeña, tanto que mis amiguitas no sabían qué era eso que yo quería ser. Ni siquiera sé de dónde nació ese deseo porque en mi familia no había abogados ni nada parecido. Imagino que vería alguna serie de TV y me fascinaría eso de defender a los inocentes de las injusticias. “Abogada de pleitos pobres” me llamaba mi padre. Llegada la edad de ir a la Universidad decidí dejar de estudiar y ponerme a trabajar para poder independizarme cuanto antes. Con 19 años ya vivía sola. No estudié una carrera, pero nunca me sentí frustrada porque estaba viviendo la vida que quería, donde quería y como quería.
El aprendizaje de esos años fue de mucho más valor para mí que cualquier carrera dirigida por otros.
¿A dónde van nuestros sueños?
Con 19 años en Puerto de la Cruz (Tenerife)
De niños solemos soñar con profesiones que idealizamos. Y la vida y sobre todo los adultos se encargan de enseñarnos que “soñar” es una inutilidad, que no es práctico, que los soñadores rara vez pueden pagan una hipoteca, el coche y las vacaciones en la playa. Y así vamos creciendo y cambiamos los sueños por “promesas de éxito”. Por supuesto, un éxito prediseñado, con un camino único para lograrlo. Mi generación y las siguientes probablemente son las mejores preparadas de la historia de nuestro país. Pero no son las generaciones con más triunfadores y gente feliz y realizada, más bien al contrario. Pagamos el precio de renunciar a soñar con menos éxito y más frustración. Y ahora, en una vuelta a la casilla de salida de este gran Juego de la Oca, con muchos más años, cargas y frustraciones, buscamos la motivación que nos arrancaron y traíamos de serie.
Y entonces escuchamos a expertos en motivación decir que persigamos nuestros sueños. Ahora resulta que sí es lícito, hasta deseable, soñar y les escuchamos, algo resabiados, pensando por dentro: “ a estas alturas, ya ni sueños tengo”.
Hace falta valor para decidir recuperarlos, o para soñar otros nuevos.
Y hace falta valor para decidir perseguirlos.
Las crisis como impulso
Yo nunca quise tener un negocio propio. Me resultaba cómodo trabajar para otros, cobrar mi sueldo “seguro” y luego dedicar mi tiempo libre a mis aficiones. No es que eso sea malo. Es que es un timo. Sobre todo porque cuando eres madre, ya apenas hay tiempo libre y entonces tu vida se reduce a intentar dividirte ( o multiplicarte) entre tu trabajo, la intendencia familiar y la crianza de tus hijos. Y tus hobbies, tus aficiones y tus proyectos vitales se quedan en el cajón esperando a que vuelva a sobrarte tiempo. Por suerte desperté a tiempo. O más bien, me empujaron de la cama. Gracias a una crisis personal y familiar me vi en el abismo de tener que decidir qué hacer con mi vida, hacia dónde enfocarla y cómo mantener a mis hijos.
. En ese momento pensar en tener un trabajo satisfaciente, económicamente rentable, que me permitiera disponer de mi tiempo, que no me obligara a renunciar a mis hijos, que me hiciera crecer como profesional y que contribuyera a lo que siempre quise: mejorar el mundo, parecía un sueño.
Y decidí soñarlo
Soñé que una simple mamá con muchas habilidades diferentes fruto de una curiosidad insaciable podría convertirse en una empresaria de éxito.
Soñé que no necesitaba avales externos para trabajar en aquello en lo que era buena.
Soñé que si no existía mi profesión, podía inventarla.
Soñé que mi trabajo podría inspirar a muchas otras mujeres a tomar las riendas de su vida personal y profesional.
Soñé que a la gente le gustaría leer lo que escribía.
Soñé que algún día viajaría por el mundo para hablar de lo que me apasiona a personas que quisieran escucharme.
Soñé que lo haría con mis hijos.
Soñé con un mundo en el que sean mujeres las que hablen a otras mujeres de lo que es intrínsecamente nuestro.
Soñé con vivir de lo que me apasiona: comunicar.
Y soñé con viajar a un país donde muchísima gente me ha demostrado tanto cariño a pesar de estar a miles de kilómetros de distancia.
Hoy es un placer deciros que todos esos sueños se han cumplido. . ¡Chile allá voy! #LoPrimeroEsSoñarlo
Soy hija y nieta de funcionarios. Conozco de cerca bastante de lo bueno y lo malo de este trabajo.
Sé lo que es la desidia en el trabajo, oír a compañeros de trabajo decir: «para lo que nos pagan demasiado hacemos» o » no te vuelvas loca que no te lo van a agradecer».
He vivido de cerca la injusticia de ver jefes con carrera que tienen el cargo y el sueldo, cuando subalternos hacen el trabajo de verdad.
He visto funcionarios pasar la mañana leyendo periódicos o haciendo solitarios en su PC, mientras la mesa de algún otro se llenaba sin parar. Al buen trabajador se le premia con más trabajo, al inútil o indolente, precisamente con lo contrario, «a Martínez no se lo encargues que es un inútil, si quieres que se haga dáselo a López».
El motivo por el que la mayoría de la población sueña con ser funcionario no es precisamente por su vocación de servicio, si no porque tenemos interiorizado que al conseguir «tu plaza» , tendrás la ansiada SEGURIDAD que todo el mundo persigue. Es como lo de «una vez salvo, siempre salvo» que rezan algunas religiones, o lo que es lo mismo: «esfuérzate ahora y luego échate a dormir»
Esa aspiración es comprensible en un país donde la tasa de paro es vergonzosa y preocupante. En épocas difíciles, saber que pase lo que pase, a final de mes entra el sueldo (aunque sea poco) da mucha tranquilidad. Que se lo digan a mi familia de 7 miembros que dependía de ese único sueldo fijo.
Un trabajo fijo y seguro, para toda la vida. Esto era lo que querían nuestros padres para nosotros, y esto es lo que una gran parte de la población ha comprado como la clave del éxito.
Por ello hay jóvenes ( y no tan jóvenes) encerrados durante meses y/o años, estudiando para aprobar un examen con nota, para conseguir la ansiada plaza que le compense el esfuerzo de tanto tiempo.
¿Es malo eso?
Depende.
Veamos la etimología de la palabra funcionario. Dice Amando de Miguel, en esta publicación:
La palabra ‘funcionario’ entra en el español muy tarde, a mediados del siglo XIX, cuando se organiza el Estado liberal. Claramente viene del francés (fonctionaires), puesto que Francia era entonces el modelo del Estado.
Antes de eso, existía en español la palabra ‘función’, derivada del latín, en el sentido de “ejercicio de algún empleo, facultad u oficio”. Ese ejercicio llevaba consigo la noción de cumplimiento de una obligación. Cuando esa función se hace “pública”, el que la ejecuta es el “funcionario”.
Tampoco está mal la idea de “servidor público” (civil servant). Es de admirar ese tipo de funcionario que realmente disfruta de su trabajo, siempre dispuesto a atender al público. Está también la caricatura del funcionario resentido cuyo empeño parece ser el de poner trabas a los administrados.
¿Qué es un funcionario?
El término funcionario tiene su origen en el latín. Proviene de functio, functionis cuyo significado es ejecución, cumplimiento, ejercicio, desempeño. Esa palabra a su vez está formada por functus, supino de fungor, fungi, functus sum que es desempeñar, cumplir con, ejercer un cargo del Estado. A esa raíz func-, se le agrega el sufijo -tio(n) que indica acción y efecto, más el sufijo –arius que denota lugar. Puede considerarse entonces que el concepto etimológico de este vocablo es el que ejerce la acción y efecto de un cargo del Estado. (Leer más en Quees.la )
Lo habitual es que el funcionario público tenga condiciones más beneficiosas (horario reducido, vacaciones más extensas, mayor seguridad laboral) para evitar que los mejores hombres trabajen en el negocio privado y lograr que permanezcan al servicio de la sociedad en general a través de las dependencias estatales.
Así, con estas definiciones en mente, entendemos que un funcionario es un trabajador que el Estado contrata para un servicio público, al que se le da ciertos beneficios añadidos a la remuneración por su trabajo, para asegurarse de que se cuenta con los mejores profesionales. A día de hoy, si el beneficio no es la cuantía de su sueldo, sí lo es la seguridad del mismo.
Ese debió ser el origen de este sistema, y no dudo que haya funcionarios así, pero la realidad es que la expresión «espíritu de funcionario» no define al trabajador servicial y vocacional, sino a un tipo de persona que ha hecho suyo el lema del «mínimo esfuerzo». Todos conocemos ( y sufrimos) un gran número de funcionarios que no sólo no son los mejores trabajadores en su oficio, sino que han llegado a ser tan indolentes y tener tan mala actitud para el servicio, que fuera de la administración, nadie les contrataría para su empresa privada.
¿Es peligroso el «espíritu de funcionario?
Por supuesto.
Es una lacra para el sistema público.
Mantener empleados públicos que no son rentables y/o que son una lacra para el propio sistema (haced una encuesta entre vuestros amigos funcionarios a ver si no tienen algunos compañeros que desearían eliminar de un plumazo). Hablo del daño para la sociedad en conjunto.
Son los mejores embajadores de la cultura del miedo.
No el miedo sano, que puede ser impulsor, sino del otro, del paralizante. Esa idea de que hay que aguantar lo que sea para «mantener el trabajo». Porque «como no somos funcionarios y no tenemos nuestro trabajo seguro», tenemos que tener al patrón contento y ser buenos empleados, lo que suele traducirse en tragar con injusticias y pérdida de derechos. No creo que necesite daros ejemplos, seguro que todos habéis vivido en carne propia o de cerca estas situaciones.
No construyen, sólo demuelen. Si se sienten amenazados atacan al enemigo equivocado. En ciertas profesiones que antes eran siempre públicas, sacarse la carrera ya era garantía de tener trabajo. Así por ejemplo, quien estudiaba la especialidad de matrona, por ejemplo, sabía que tenía trabajo seguro. Pero en época de recortes y de menos contratación de empleo público, resulta que hay miles de individuos que se han pasado años preparándose para al acabar tener «su plaza fija», y ahora se encuentran donde nos encontramos todos: teniendo que buscarnos las habichuelas.
Esto hace que no baste con haber sido un lumbreras en la época de estudiante o residente, porque ahora si quiero trabajar tengo que buscarme la vida por mi cuenta, y lo más duro para las personas con espíritu de funcionario, es asumir que hay que seguir trabajando cada día. Saber que hay que ser tan bueno que consiga que me paguen los usuarios directamente, en vez de ir a quienes provee el sistema público de salud sin coste añadido.
Y claro, el cliente, al final es un tribunal más duro que el de los exámenes de la oposición. Porque tienes que examinarte cada día, con cada cliente, con cada servicio que prestas. Porque el cliente sí puede despedirnos. Y esta verdad es algo para lo que los individuos con espíritu de funcionario no se prepararon nunca.
Por eso vemos a este colectivo en concreto muerto de miedo ante la nueva realidad que vivimos todos. Un escenario profesional amplio, cambiante y diverso. Donde las mujeres se informan, buscan, deciden y eligen. Y viendo que el sistema público no cumple sus expectativas, lo que hacen es buscar entre los profesionales que trabajan por cuenta propia aquél que les parece que responde a su necesidad. En ese marco, como pasa siempre que una sociedad cambia y evoluciona, aparecen nuevas profesiones para dar respuesta a las nuevas demandas.
Así, cuando vemos a matronas atacar a las doulas, a las parteras, a las asesoras de maternidad, a las asesoras de porteo o a las fisioterapeutas, lo que vemos realmente es su incompetencia para ser un colectivo profesional compuesto por personas profesionales que la gente este dispuesta a contratar y pagar.
Porque las matronas buenas de verdad, trabajan. O dentro del sistema o fuera. Pero no andan llorando ni culpando al mundo de sus desgracia profesional. Lo que hacen es asumir ellas la responsabilidad de sus vidas y sus trabajos. Vamos, como hacen los abogados, fontaneros, dentistas y mecánicos. Como todo hijo de vecino.
Se contagia
Quizás esta es la peor parte. Porque a veces consiguen que hasta personas sensatas y con buen juicio entren en pánico y actúen de forma totalmente incoherente.
Y resulta entonces que la fantasía en la que viven este tipo de personas acaba siendo una realidad para más gente. Gente que se olvida que en nuestro país, por ejemplo, el intrusismo es un delito personal, que no se puede acusar a todo un colectivo de intrusismo, a riesgo de que sean ellos los que acaben denunciados por atentar contra el honor del colectivo o por competencia desleal.
Gente que se olvida que existe la libertad personal, la libertad de elección y la Ley de autonomía del paciente.
Gente que se olvida que incluso la Ley se orienta hacia la liberalización de servicios y facilidad de acceso al mercado laboral, no justo lo contrario (Ley Omnibus).
Gente, en definitiva, que en vez de aprender de la competencia, como hace cualquier emprendedor y/o profesional inteligente, se dedica a difamar y a ladrar. En ocasiones usando tácticas más propias de terroristas que de personas profesionales en la que depositar nuestra confianza.
En resumen, si tienes este horrible virus letal llamado «espíritu de funcionario» te aconsejo que cuanto antes lo destierres de tu vida.
Asume de una vez tu responsabilidad personal y deja de querer que el «papá estado» te solucione la vida.
Deja de culpar a los demás que no te escogen a ti por saber lo que quieren
Deja de arremeter contra aquellas personas, profesionales, que han demostrado saber escuchar a sus clientes, dándoles lo que piden.
Deja de criticar a quienes han sabido «inventarse» una profesión y que día a día demuestran que saben venderla. Porque son buenas en lo suyo. Porque los «malos», esos, acaban «cerrando».
En definitiva: deja ya de buscar «portadas» y busca «trabajo»…
o mejor no, mejor lee algunos fragmentos del texto que escribió hace poco Risto Mejide para El Periódico.com: y que te invito a leer completo:
Utiliza el verbo crear. Utiliza el verbo reinventar. Utiliza el verbo fabricar. Utiliza el verbo reciclar. Son más difíciles, sí, pero lo mismo ocurre con todo lo que se hace real. Que se complica. (…)
Mejor búscate entre tus habilidades. Mejor busca qué sabes hacer. Qué se te da bien. Todos tenemos alguna habilidad que nos hace especiales. Alguna singularidad. Alguna rareza. Lo difícil no es tenerla, lo difícil es encontrarla, identificarla a tiempo. Y entre esas rarezas, pregúntate cuáles podrían estar recompensadas. Si no es aquí, fuera. Si no es en tu sector, en cualquier otro. Por cierto, qué es un sector hoy en día.
No busques trabajo. Mejor busca un mercado. O dicho de otra forma, una necesidad insatisfecha en un grupo de gente dispuesta a gastar, sea en la moneda que sea. Aprende a hablar en su idioma. Y no me refiero sólo a la lengua vehicular, que también. (…)
Y a continuación, déjate la piel por que quede encantado de haberte conocido. No escatimes esfuerzos, convierte su felicidad en tu obsesión. Hazle creer que eres imprescindible. En realidad nada ni nadie lo es, pero todos pagamos cada día por productos y servicios que nos han convencido de lo contrario.
Por último, no busques trabajo. Busca una vida de la que no quieras retirarte jamás. Y un día día en el que nunca dejes de aprender. Intenta no venderte y estarás mucho más cerca de que alguien te compre de vez en cuando. Ah, y olvídate de la estabilidad, eso es cosa del siglo pasado. (…)
PD: Gracias A Lorena Moncholí por su asesoramiento.
Lorena es madre y abogada especialista en derecho sanitario, familia, maternidad e infancia
Te invito a ver esta escena de la película Indiana Jones y la Última Cruzada.
Es un video muy usado en el coaching empresarial, aunque quizás el primero en plasmar esta idea fuera el propio Machado:
«Caminante no hay camino Se hace camino al andar»
Creemos que vamos por un camino trazado de antemano por alguien o algo, incluso por nosotros mismos, cuando en realidad a cada paso que damos, incluso antes, con la intención de darlo creamos la realidad de ese momento.
Yo he tenido muchos momentos en mi vida de verdadero «bloqueo». De pánico. De incertidumbre, de no saber qué hacer.
Momentos en los que te planteas que tu realidad aunque no sea confortable es más soportable que levantar el pie en el aire para dirigirte hacia lo desconocido.
Y en esos momentos es cuando necesitas un salto de fe como Indiana.
No todos tenemos esa fe, no todos la tenemos siempre. No todos somos personas decididas y animosas. De hecho, la mayoría somos bastante cobardes y miedosos. Practicamos más a menudo de lo que pensamos aquello de :
«Virgencita, virgencita que me quede como estoy».
Entonces ¿cómo sacar fuerzas para dar el salto?
La fe va de confiar en algo. Pero no a ciegas. No en cualquier cosa. Ese sentido de «creencia ciega» ha sido transmitido por nuestra cultura judeocristiana, aunque en realidad no es correcto en origen.
La etimología de la palabra fe en hebreo, Emunah, transmite la idea de «verdad». Y el término griego usado en los evangelio (idioma en el que se escribió la mayoría de todo el Nuevo Testamento antes de ser traducidos al latín) era «pistis», que según Friberg´s Analytical Greek Lexicon (Léxico analítico griego de Friberg) significa:“Certidumbre, fe, confianza, seguridad”.
Así que la idea de creer algo porque sí, sin pruebas, ni habieno demostrado su verdad ni veracidad, no es fe. Es otra cosa, aunque todo el mundo lo llame así.
¿Qué tiene esto que ver contigo?
Como os decía antes, en momentos de dificultad, de retos, cuando estamos frente a un abismo que se nos antoja imposible, tenemos que dar el Salto de fe.Y eso significa confiar en algo que sea verdad.
A veces, como Indiana, necesitaremos que otro nos muestre el camino, que otros nos recuerden lo que en momentos de bajón olvidamos: que tengamos fe en nosotros mismos.
Si eres de los que a veces pierdes la fe en ti mismo.
Si estás en ese momento de tu vida que no crees capaz de dar un paso adelante
Si el abismo al que te enfrentas te parece más grande que tu propia capacidad
Si no encuentras el impulso para dar ese primer paso
Recuerda que todos los grandes caminos empiezan igual, con un solo paso. Levantando el pie en la dirección que quieres. Recuerda que somos nuestro peor enemigo. Que nuestro cerebro, experto en crearse su propia realidad engañosa, a veces nos ciega a la verdad y a lo evidente. Recuerda que no tienes que hacerlo solo. Te aconsejo que te rodees de gente que te conoce de verdad y te quiere. Porque como Henry Jones, ellos, cuando tú flaquees, te recodarán lo que es verdad.
Yo hoy he recibido ese tipo de empujón para mi propio salto de fe. En forma de llamadas y mensajes de amigas. Mensajes como este:
Sin duda ven lo mejor de mi: Que no es todo lo que soy, porque también soy miedo a veces y dolor, y ganas de dejarlo todo e irme lejos.
Pero también soy eso que me recuerdan, y ese es mi impulso para levantar el pie… cada día. Porque la meta es el movimiento, unas veces más rápido y otras más lento. Pero seguir en marcha.
Si me dejas que te dé un consejo:
Si quieres trabajar por tu emprendimiento, por tu vida… invierte en tus relaciones personales.
Ese es tu mejor activo.
PD: Dedicado a «mis personas». Ellas saben quiénes son. GRACIAS infinitas. <3
Hace años yo trabajaba en una empresa del sector servicios. Nuestros clientes eran turistas a los que por supuesto no conocíamos de nada. Recuerdo a alguien de mi oficina que tenía la costumbre de comentarnos al resto de compañeros en voz baja cuando entraba un cliente por la puerta: «Ya viene otro tonto», o cosas por el estilo.
He recordado esas escenas muchas veces, las he sufrido en carne propia cuando he llegado yo como cliente o usuaria de algún servicio y he notado cómo mi llegada «molestaba» al empleado que estaba manteniendo una conversación personal.
Entiendo que no todo el mundo tiene un trabajo vocacional, y que un mal día lo tenemos todos, pero en algunas personas, ese desprecio por el prójimo, eso que yo llamo «ver enemigos en todas partes» es un hábito, la regla y no la excepción.
Antes se decía que eso solo se lo podían permitir los funcionarios, por aquello de que no les iban a echar aunque hicieran su trabajo de cualquier forma. He de decir que desgraciadamente la práctica de «ver al enemigo» por todas partes no hace distinción entre fijos o eventuales. He encontrado gente con esa actitud en prácticamente todos los sectores y en todo tipo de puestos de trabajo.
Y si no fuera tan triste parecería el guión de una película
Estas semanas concretamente he estado pensando en 2 campos en los que la relación del usuario con el que da el servicio tiene una implicación mucho más seria que la de la relación normal entre empresario y cliente: El campo de la educación y el de la salud.
De la educación hablaré otro día, pero en lo referente al ámbito sanitario, los usuarios no somos meros clientes, somos pacientes o familiares de pacientes y eso hace que la relación que se crea esté condicionada por la preocupación por la salud, la nuestra o la de nuestros hijos.
EN mi trabajo de asesoría, formación y divulgación de temas como la lactancia, el contacto y el porteo, a menudo las familias me comentan que tienen «problemas» para que se respeten sus derechos y deseos por parte de algunos profesionales de este sector. Se siguen protocolos que van en contra de derechos reconocidos, y se trata a los pacientes con un paternalismo y/o autoritarismo que choca frontalmente con lo que el paciente y/o su familia necesita: sentirse respetado, informado, con el mejor tratamiento posible, con la sensación REAL de que se nos escucha, lo que contribuye a generar y/o aumentar la confianza en el personal encargado de cuidarnos.
.
Sé que esto no es así en muchos casos y entiendo que, salvo algún caso de gente amargada, como hay en todos lados, estos profesionales quieren hacer su trabajo de la mejor forma posible.
Entiendo que tener un trabajo relacionado con la salud, con el cuidado, y sobre todo si hablamos de bebés y niños genera unas circunstancias muy concretas.
Entiendo que es un trabajo estresante en sí mismo que conlleva una gran responsabilidad.
Entiendo que tratar con enfermos y/o padres preocupados, frustrados y/o con miedo añade más estrés al punto anterior.
Entiendo que no siempre es un trabajo agradecido, ni respetado, ni bien remunerado.
Entiendo que se trabaja en muchas ocasiones sin los medios ni recursos necesarios.
Entiendo que los propios centros de trabajo o instituciones públicas no siempre ofrecen formación para actualizarse, y que si se ofrece no siempre se dan herramientas para implantar los cambios propuestos.
Entiendo que la formación «complementaria» y las iniciativas personales no siempre están bien vistas en este sector tan jerarquizado.
Entiendo todo eso y mucho más…
Pero también entiendo que muchas veces lo que hay detrás de esos comportamientos es MIEDO. Miedo manifestado en diversas formas.
Miedo a tener que cambiar prácticas aprendidas y establecidas por años.
Miedo a no estar a la altura de ese cambio o a las repercusiones que pueda tener no saber hacerlo bien
Miedo a que la presencia de los padres influya negativamente en mi capacidad de hacer bien el trabajo
Miedo a sentirse cuestionado
Miedo a perder de algún modo autoridad o status o privilegios
En definitiva: Miedo al cambio
Ante eso, da igual cuántos cursos se ofrezcan, cuánta experiencia demuestre quien lo imparte, o cuántos medios se nos den para implementar los cambios. Si se tiene miedo al cambio nuestro trabajo se verá afectado de forma negativa.
La buena noticia es que hay un antídoto al Miedo y es el Amor
Características del AMOR:
La Confianza: para no ver enemigos donde no los hay y ver lo mejor en cada cual
La Generosidad: para dar de nosotros lo mejor aunque sea en circunstancias que no nos gustan
La Autoestima: para tener la certeza de que somos profesionales preparados y podemos aprender lo que haga falta y hacer muy bien nuestro trabajo
La Humildad: para aceptar que siempre podemos aprender de otras personas
El Valor: para dar un paso al frente y apuntarnos a ser agentes del cambio
Parece difícil, porque a esto sí que nos nos han enseñado a casi ninguno…pero lo más difícil es no hacer nada. Y al final se trata como de montar en bici: empezar y seguir pedaleando.
Y para ese primer impulso te animo a que oigas este Podcast, o sólo la presentación, del programa Pensamiento Positivo de Sergio Fernández:
«Vives desde el amor o desde el miedo»
PD: Gracias a Rosa Jiménez Boluda por su trabajo de documentación al encontrarme el trailer de la película «Ausentes».
Imagina que eres una profesional altamente cualificada.
Imagina que tienes un trabajo que te apasiona.
Imagina que ganas mucho dinero que te permite tener el nivel de vida que soñabas.
Imagina que sientes que eres respetada y valorada.
Imagina que tienes independencia económica que repercute en que tus relaciones con el resto de adultos sean sanas y libres.
¿Lo imaginas?
Ahora imagina que te conviertes en madre.
Imagina que tus expectativas son disfrutar de esas 16 semanas de baja y luego seguir con tu flamante carrera porque puedes permitirte pagar la mejor persona del mundo para que cuide a tu bebé mientras tú no estás.
Imagina que llega ese momento y sientes una mezcla entre alivio y tristeza. Alivio porque la maternidad te resulta más agotadora que tu trabajo de 10 horas entre tiburones empresariales y económicos, y tristeza porque en el fondo no quieres dejar a tu bebé con nadie.
Imagina que estás en tu despacho y sientes que eso no es lo que quieres hacer.
Imagina que decides renunciar a tu trabajo, a tu estatus, a tu independencia, por ejercer de madre del modo que tú libremente escoges.
Imagina que pasan los días y las semanas y los meses, quizás los años y te sientes feliz de hacerte presente en la crianza de tus hijos, feliz de saber que estás invirtiendo en algo que nadie más puede darles, feliz porque tu cabeza acostumbrada a analizarlo todo fría y objetivamente te dice que tú eres indispensable para tus hijos en esta etapa de su desarrollo.
Imagina que a pesar de eso, otra parte de ti se siente cansada, exhausta, molesta y susceptible porque tu parte emocional no se contenta con saber «los beneficios de criar a los hijos».
Imagina que llevas años sin dormir seguido, sin mantener una conversación adulta sin interrupciones de «teta», «pis», «cógeme», «no quiero», «quiero»….
Imagina que ahora tu economía no depende de ti, sino de tu pareja, o de tus padres, o de un sistema público.
Imagina que te das cuenta que a tu alrededor nadie valora lo que haces, que se da por sentado que es tu obligación y punto.
Imagina que te gustaría que el padre de tus hijos se implicara en su crianza y lo que recibes al hablar del tema es un : «yo me paso el día trabajando para que tú puedas quedarte en casa a jugar a las muñecas».
Imagina que te critican por anti feminista, por «floja», por «señorona», por «hippie», por fundamentalista…. Te critican por una cosa y por la contraria, porque al parecer decidir ejercer de madres no está bien visto en ningún sector de los que antes frecuentabas: ni en los negocios, ni en la política, ni en la sociedad, ni en tu familia…
¿Lo imaginas?
Ahora imagina que en ese caos emocional, físico, anímico y social, recibes una propuesta de trabajo.
Imagina que un headhunter ha visto tu perfil profesional y te ofrece un trabajo mucho mejor que el anterior que dejaste.
Imagina que al oír la cifra de lo que vas a cobrar no puedes evitar pensar que llevas meses vistiendo ropa comprada en grandes almacenes, comprando marcas blancas en el super, y que lo más parecido a cenar fuera es ir a un restaurante de comida rápida con los niños.
Imagina que sueñas con esa posibilidad de recuperar tu vida, tu autonomía, tu libertad, tu independencia, tu estatus, tu reconocimiento, tu «voz» que se ha diluido entre los llantos y demandas de los pequeños.
Imagina que lo piensas y decides que todavía no es el momento, que tus hijos son pequeños aún.
¿Puedes imaginar los sentimientos encontrados ?
¿Puedes imaginar el sentimiento de culpa que esto genera?
Culpa por desear decir que sí a esa oferta
Culpa por sentirse triste al decir que no
Culpa porque este suceso te revuelve y te enfada y te frustra y lo has pagado pegando 4 gritos a tus hijos, lo que te hace creer que eres un fracaso de madre o un fraude a la crianza que quieres.
Culpa porque al fin y al cabo es lo único que hemos aprendido como mujeres: a sentirnos culpables de todo, por todo, y por todos.
Llevamos la carga más pesada de la sociedad, la que nadie reconoce, ni valora, ni remunera.
En época de campañas electorales nos frustra ver cómo nadie está interesado en nuestra situación. Hartas de ver que la única opción que se nos plantea es tener guarderías desde el nacimiento, o que el padre coja la mitad del permiso de maternidad.
Las madres estamos constantemente renunciando: TODAS.
Unas renuncian a su vida y otras a sus hijos.
Algunas intentan compaginarlo todo y renuncian a tener tiempo para ellas, o a tener tiempo de intimidad con su pareja,o con sus amigas, o a invertir en su salud haciendo deporte… qué sé yo.
Lo cierto es que cualquier madre que conozcas lo es a costa de renunciar.
La próxima vez que te encuentres con una madre por favor no la critiques.
No le digas lo que tiene que hacer o cómo.
No la ignores solo porque sabes que no va a poder ir a tu fiesta nocturna, invítala igual.
No caigas en obviedades y frases hechas.
Sencillamente, dile:
«Eres muy valiente, lo estás haciendo muy bien y te admiro»
PD: Dedicado a A. y a todas las preciosas madres que han decidido vivir intensamente este largo, precioso y a veces duro y solitario viaje que es el de criar hijos. He aprendido tanto de ti, de vosotras, que solo puedo deciros GRACIAS @NohemiHervada
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