+34 606 420 529 hola@nohemi-hervada.com
Un Salto de fe

Un Salto de fe

Te invito a ver esta escena de la película Indiana Jones y la Última Cruzada.

Es un video muy usado en el coaching empresarial, aunque quizás el primero en plasmar esta idea fuera el propio Machado:

«Caminante no hay camino
Se hace camino al andar»

Creemos que vamos por un camino trazado de antemano por alguien o algo, incluso por nosotros mismos, cuando en realidad a cada paso que damos, incluso antes, con la intención de darlo creamos la realidad de ese momento.

da el primer paso y el camino aparecerá

Yo he tenido muchos momentos en mi vida de verdadero «bloqueo». De pánico. De incertidumbre, de no saber qué hacer.
Momentos en los que te planteas que tu realidad aunque no sea confortable es más soportable  que levantar el pie en el aire para dirigirte hacia lo desconocido.
Y en esos momentos es cuando necesitas un salto de fe como Indiana.
No todos tenemos esa fe, no todos la tenemos siempre. No todos somos personas decididas y animosas. De hecho, la mayoría somos bastante cobardes  y miedosos. Practicamos más a menudo de lo que pensamos aquello de :

«Virgencita, virgencita que me quede como estoy».

Entonces ¿cómo sacar fuerzas para dar el salto?

La fe va de confiar en algo. Pero no a ciegas. No en cualquier cosa. Ese sentido de «creencia ciega» ha sido transmitido por nuestra cultura judeocristiana, aunque en realidad no es correcto en origen.

La etimología de la palabra fe en hebreo, Emunah, transmite la idea de «verdad». Y el término griego usado en los evangelio (idioma en el que se escribió la mayoría de todo el Nuevo Testamento antes de ser traducidos al latín)  era «pistis»que según  Friberg´s Analytical Greek Lexicon (Léxico analítico griego de Friberg) significa: “Certidumbre, fe, confianza, seguridad”.
Así que la idea de creer algo porque sí, sin pruebas, ni habieno demostrado su verdad ni veracidad, no es fe. Es otra cosa, aunque todo el mundo lo llame así.

¿Qué tiene esto que ver contigo?

Como os decía antes, en momentos de dificultad, de retos, cuando estamos frente a un abismo que se nos antoja imposible, tenemos que dar el Salto de fe.Y eso significa confiar en algo que sea verdad.

A veces, como Indiana, necesitaremos que otro nos muestre el camino, que otros  nos recuerden lo que en momentos de bajón olvidamos: que tengamos fe en nosotros  mismos.

  • Si eres de los que a veces pierdes la fe en ti mismo.
  • Si estás en ese momento de tu vida que no crees capaz de dar un paso adelante
  • Si el abismo al que te enfrentas te parece más grande que tu propia capacidad
  • Si no encuentras el impulso para dar ese primer paso

Recuerda que todos los grandes caminos empiezan igual, con un solo paso. Levantando el pie en la dirección que quieres.
Recuerda que  somos nuestro peor enemigo. Que nuestro cerebro, experto en crearse su propia realidad engañosa, a veces nos ciega a la verdad y a lo evidente.
Recuerda que no tienes que hacerlo  solo. Te aconsejo que te rodees de gente que te conoce de verdad y te quiere. Porque como Henry Jones, ellos, cuando tú flaquees, te recodarán lo que es verdad.
Yo hoy he recibido ese tipo de empujón para mi propio salto de fe. En forma de llamadas y mensajes de amigas. Mensajes como este:

Amigas

Sin duda ven lo mejor de mi: Que no es todo lo que soy, porque también soy miedo a veces y dolor, y ganas de dejarlo todo e irme lejos.
Pero también soy eso que me recuerdan, y ese es mi impulso para levantar el pie… cada día. Porque la meta es el movimiento, unas veces más rápido y otras más lento. Pero seguir en marcha.
Si me dejas que te dé un consejo:

Si quieres trabajar por tu emprendimiento, por tu vida… invierte en tus relaciones personales.
Ese es tu mejor activo.

PD: Dedicado a «mis personas». Ellas saben quiénes son. GRACIAS infinitas. <3

emprende en femenino.- nohemi hervada

Encontré mi Pócima

Encontré mi Pócima

A veces uno busca las palabras y otras veces las palabras lo buscan a uno.

Ayer llegué a casa y me fui a la cama con deseo… y lo hice realidad.


Nos enganchan las personas por lo que nos cuentan, o por lo que entendemos nosotros de lo que nos cuentan.

Adoro a quienes saben y creen en el poder de las palabras, quienes las usan sabiendo que son algo más que fonemas unidos, a quienes poseen el secreto mágico de la Alquimia de la vida.


Puedo amar a alguien por las palabras que usa
O amar sus palabras y usarle a él para tenerlas
O usar su amor para crearlas
O crear amor usándolas
Al final «amor» es una palabra


Gracias David por recordarme algo que a veces, en mi soberbia, olvido.


Ayer tu pócima 71, escogida al azar ( seguro que no) era mía.
Fue para mí por un instante
O para siempre
Y mientras la leía y sonreía era consciente de cómo leemos lo que queremos.
Yo ayer tenía que hablar de Amor, o de des-amor, que al fin es lo mismo.

Gracias Elena Alonso-Viajamor por traer a mi vida momentos mágicos en forma de personas y palabras, gracias Carol por invitarme.

Gracias a todos por recordarme que el drama lo ponemos nosotros, porque la realidad ES que


TODO,  siempre es un comienzo
aunque se vista de final.


Soy experta en comienzos, porque he practicado con muchos finales.


Anoche me fui a la cama contigo, como te prometí
Y viajé a otros mundos, como ese niño en el sofá que hacía Nada.
Y mi alma estuvo en paz y alborotada
porque sé, porque siento, porque nombro, porque creo


Y antes de eso, antes de llegar a casa, paré el coche, cogí mi libreta y mi pluma, escribí un par de hojas con alguna disculpa y varios GRACIAS, las arranqué y las dejé debajo de una puerta.

Trazos garabateados con todo su sentido
O con dos
El que yo escribí
Y el que será leído

Pócima 71

Fragmento del Libro SI FUESES PÁJARO LO ENENDERÍAS
de David Testal

Pincha en la imagen para pedir el libro

Pincha en la imagen para pedir el libro

¿Y tú, ves enemigos?

¿Y tú, ves enemigos?

Hace años yo trabajaba en una empresa del sector servicios. Nuestros clientes eran turistas a los que por supuesto no conocíamos de nada. Recuerdo a alguien de mi oficina que tenía la costumbre de comentarnos al resto de compañeros en voz baja  cuando entraba un cliente por la puerta: «Ya viene otro tonto», o cosas por el estilo.

Mal servicio al clienteHe recordado esas escenas muchas veces, las he sufrido en carne propia cuando he llegado yo como cliente o usuaria de algún servicio y he notado cómo mi llegada «molestaba» al empleado que estaba manteniendo una conversación personal.

Entiendo que no todo el mundo tiene un trabajo vocacional, y que un mal día lo tenemos todos, pero en algunas personas, ese desprecio por el prójimo, eso que yo llamo  «ver enemigos en todas partes» es un hábito,  la regla y no la excepción.

Antes se decía que eso solo se lo podían permitir los funcionarios, por aquello de que no les iban a echar aunque hicieran su trabajo de cualquier forma. He de decir que desgraciadamente la práctica de «ver al enemigo» por todas partes no hace distinción entre fijos o eventuales. He encontrado gente con esa actitud en prácticamente todos los sectores y en todo tipo de puestos de trabajo.
Y si no fuera tan triste parecería el guión de una película

Estas semanas concretamente he estado pensando en 2 campos en los que la relación del usuario con el que da el servicio   tiene una implicación mucho más seria que la de la relación normal entre empresario y cliente: El campo de la educación y el de la salud.

De la educación hablaré otro día, pero en lo referente al ámbito sanitario, los usuarios no somos meros clientes, somos pacientes o familiares de pacientes y eso hace que la relación que se crea esté condicionada por la preocupación por la salud, la nuestra o la de nuestros hijos.
EN mi trabajo de asesoría, formación  y divulgación de temas como la lactancia, el contacto y el porteo, a menudo las familias me comentan que tienen «problemas» para que se respeten sus derechos y deseos por parte de  algunos profesionales de este sector.  Se siguen protocolos que van en contra de derechos reconocidos, y se trata a los pacientes con un paternalismo y/o autoritarismo que choca frontalmente con lo que el paciente y/o su familia necesita: sentirse respetado,  informado, con el mejor tratamiento posible, con la sensación REAL de que se nos escucha, lo que contribuye a generar y/o aumentar la confianza  en el personal encargado de cuidarnos.

Asesorarte

.

Sé que esto no es así en muchos casos y entiendo que, salvo algún caso de gente amargada, como hay en todos lados, estos profesionales quieren hacer su trabajo de la mejor forma posible.

  • Entiendo que tener un trabajo relacionado con la salud, con el cuidado, y sobre todo si hablamos de bebés y niños genera unas circunstancias muy concretas.
  • Entiendo que es un trabajo estresante en sí mismo que conlleva una gran responsabilidad.
  • Entiendo que tratar con enfermos y/o padres preocupados, frustrados y/o con miedo añade más estrés al punto anterior.
  • Entiendo que no siempre es un trabajo agradecido, ni respetado, ni bien remunerado.
  • Entiendo que se trabaja en muchas ocasiones sin los medios ni recursos necesarios.
  • Entiendo que los propios centros de trabajo o instituciones públicas no siempre ofrecen formación para actualizarse, y que si se ofrece no siempre se dan herramientas para implantar los cambios propuestos.
  • Entiendo que la formación «complementaria»  y las iniciativas personales no siempre están bien vistas en este sector tan jerarquizado.
  • Entiendo todo eso y mucho más…

Pero también entiendo que muchas veces lo que hay detrás de esos comportamientos es MIEDO. Miedo manifestado en diversas formas.

  • Miedo a tener que cambiar prácticas aprendidas y establecidas por años.
  • Miedo a no estar a la altura de ese cambio o a las repercusiones que pueda tener no saber hacerlo bien
  • Miedo a que la presencia de los padres influya negativamente en mi capacidad de hacer bien el trabajo
  • Miedo a sentirse cuestionado
  • Miedo a perder de algún modo autoridad o status o privilegios
  • En definitiva: Miedo al cambio

Ante eso, da igual cuántos cursos se ofrezcan, cuánta experiencia demuestre quien lo imparte, o cuántos medios se nos den para implementar los cambios. Si se tiene miedo al cambio nuestro trabajo se verá afectado de forma negativa.

La buena noticia es que hay un antídoto al Miedo y es el Amor

 

Características del AMOR:

  • La Confianza: para  no ver enemigos donde no los hay y ver lo mejor  en cada cual
  • La Generosidad: para dar de nosotros lo mejor aunque sea en circunstancias que no nos gustan
  • La Autoestima: para tener la certeza de que somos profesionales preparados y podemos aprender lo que haga falta y hacer muy bien nuestro trabajo
  • La Humildad: para aceptar que siempre podemos aprender de otras personas
  • El Valor: para dar un paso al frente y apuntarnos a ser agentes del cambio

 

 

Parece difícil, porque a esto sí que nos nos han enseñado a casi ninguno…pero lo más difícil es no hacer nada.  Y al final se trata como de montar en bici: empezar y seguir pedaleando.
Y para ese primer impulso te animo a que oigas este Podcast, o sólo la presentación, del programa Pensamiento Positivo de Sergio Fernández:

«Vives desde el amor o desde el miedo»

PD: Gracias a Rosa Jiménez Boluda por su trabajo de documentación al  encontrarme el trailer de la película «Ausentes».

Le rinuncie delle mamme

Le rinuncie delle mamme

Immagina di essere una professionista altamente qualificata.
Immagina di avere un lavoro che ti appassiona.
Immagina di guadagnare tanti soldi da poterti permettere il livello di vita che hai sempre sognato.
Immagina di sentirti rispettata e valorizzata.
Immagina di avere l’independenza economica che ti permetta rapporti salutari e liberi con gli altri adulti.
Lo stai immaginando? 
Adesso immagina di diventare mamma.
Immagina che le tue prospettive siano goderti le 16 settimane di maternità, per poi continuare la tua fiammante carriera in quanto puoi permetterti la miglior persona al mondo che si prenda cura del tuo bebè quando tu non ci sei.
Immagina che quel momento arrivi e di provare un miscuglio tra sollievo e tristezza. Sollievo perchè la maternità è più strapazzante del tuo lavoro di 10 ore tra squali d’impresa e del mondo del lavoro; e tristezza perchè in realtà non vorresti lasciare il tuo bebè con nessun’altro.
Immagina di essere nel tuo ufficio e di avvertire che in realtà non è quello che vorresti.
Immagina di decidere di rinunciare al tuo lavoro, al tuo status, alla tua autonomia per fare la mamma nel modo che tu liberamente decidi.
Immagina che passino i giorni, le settimane, i mesi, forse anche gli anni e di sentirti felice e soddisfatta per essere presente nella crescita dei tuoi figli, felice di sapere che stai investendo in qualcosa que nessuno altro possa dare loro. Felice perchè la tua testa, abituata ad analizzare tutto in modo molto razionale ed obiettivo, ti dice che sei indispensabile per i tuoi figli in questa fase del loro sviluppo.
Immagina che nonostante ciò, un’altra parte di te si senta stanca, esausta, aggressiva, suscettibile perchè la tua parte emotiva non si accontenta «dei vantaggi nel crescere direttamente i tuoi figli».
Immagina anni senza dormire ininterrottamente, senza una reale conversazione adulta, senza continue interruzioni quali «tetta»,»pipì», «prendimi in braccio», «non voglio», «voglio»…
Immagina che il tuo sostentamento non dipenda da te, bensì dal tuo compagno, o dai tuoi genitori, o dall’assitenza pubblica.
Immagina di accorgerti che intorno a te nessuno attribuisca valore a quello che fai, che tutti diano per scontato che sia un tuo dovere e niente più.
Immagina di volere il padre dei tuoi figli molto più presente durante la loro crescita e la risposta che ricevi quando affronti l’argomento sia: «io lavoro tutto il giorno per permetterti di giocare con i puppazzi!».

Immagina che ti classifichino come anti femminista, «pigra», «signora»,»hippy «, fondamentalista… Ti critichino per una cosa e per l’esatto contrario, perchè scegliere di fare la mamma non è ben visto in nessun ambiente tra quelli che prima frequentavi: sul lavoro, in polìtica, nella società, nemmeno nella tua famiglia….

Lo stai immaginando? 

Adesso immagina che in questo caos emotivo, fisico, sentimentale e sociale, ti giunga una proposta di lavoro.

Immagina che un cacciatore di teste abbia visionato il tuo profilo professionale e ti offra un lavoro. Addirittura migliore di quello che avevi lasciato.
Immagina che sentendo quanto guadagnerai, non puoi evitare di pensare al fatto che sono mesi che vesti capi acquistati nei  grandi magazzini, compri prodotti senza marca al supermercato, e che la cosa più simile ad una cena fuori è andare in un fast food con i bambini.
Immagina di sognare l’opportunità di riavere la tua vita, la tua autonomia, la tua libertà, la tua indipendenza, il tuo status, il tuo riconocimento, la tua «voce», dissoltisi ormai tra pianti e richieste dei bimbi.
Immagina di pensare a tutto ciò e di decidere che ancora non è il momento, che i tuoi figli sono ancora piccoli.
Puoi immaginare i sentimenti provati?
Puoi immaginare il senso di colpa che tutto ciò produce?
Colpa di desiderare di dire di sí a quell’offerta.
Colpa per sentirti triste nel dire di no.
Colpa perchè tutto ciò ti scuote, ti fa arrabiare, ti frustra e hai sfogato i tuoi sentimenti con 4 urla ai tuoi figli; e ciò ti fa pensare di essere un fiasco come mamma, o di essere una delusione per la crescita che desideri.
Colpa perchè alla fine è l’unica cosa che come donna abbiamo imparato: sentirci colpevoli di tutto, per tutto e per tutti.
Portiamo il carico più pesante della società, quello che nessuno riconosce, apprezza,  né tanto meno retribuisce.
Durante le campagne elettorali ci frustra vedere come nessuno sia interessato alla nostra condizione. Siamo stanche di vedere che l’unica opzione che ci offrono è quella di avere asili fin dalla nascita, o che il padre usufruisca di metà del periodo di maternità.
Come mamme stiamo frequentemente rinunciando: TUTTE.
Alcune rinunciano alla loro vita, altre ai loro figli.
Ci sono quelle che cercano di conciliare lavoro e figli, rinunciando ad avere tempo per loro stesse, o ad avere un’intimità con il loro compagno o con le loro amiche.
O semplicemente a dedicarsi al loro benessere facendo sport…che ne so.
L’unica cosa vera è che qualunque mamma tu conosca, lo è a patto di rinunciare a qualcosa.
La prossima volta che ti trovi con una mamma non la criticare.
Non le dire quello che deve o non deve fare.
Non la ignorare perchè sai che non potrà venire alla tua festa la sera, invitala comunque.
Non cadere in certezze e nemmeno in cliché.
Semplicemente dille:
«Sei molto coraggiosa, lo stai facendo molto bene e ti ammiro»
PS: Dedicato ad A. e a tutte le belle mamme che hanno deciso di vivere intensamente questo lungo, bello e a volte duro e solitario viaggio che è crescere i propri figli.  Ho imparato tanto di te,  di voi, che posso solo dirvi GRAZIE
Nohemí Hervada
Texto original en castellano: Las Renuncias de las Madres
Texto en inglés:  What mothers give up
Le rinuncie delle mamme

What mothers give up

Imagine you are a highly qualified professional.

Imagine you have a job you are passionate about.

Imagine you earn lots of money, which allows you to have the lifestyle you always dreamt of.
Imagine you feel you are respected and recognised.

Imagine you are financially independent, which means your relationships with other adults are free and healthy.

Can you imagine that?

Now, imagine you become a mother.

Imagine your plan is to enjoy those  weeks’ maternity leave, to then continue with your splendid career, since you can afford to pay the best person in the world to look after your baby while you are not around.

Imagine that moment arrives and you feel a mixture of relief and sadness. Relief, because you find maternity harder than your 10-hours-a-day job, surrounded by corporate and financial sharks. Then sadness, because you do not want to leave your baby with anybody else.

Imagine you are in your office and you feel that is not what you want to do.

Imagine you decide to give up your job, your status, your independence, so that you can be a mother in the way you freely choose to.

Imagine days, weeks and months go by, maybe even years, and you feel happy you are present in your children’s upbringing. Happy knowing you are investing in something nobody else can give them. Happy because your head, used to analysing everything in a cold and objective way, is telling you that you are indispensable for your children in this stage of their development.

Imagine that, despite all this, another side of you feels tired, exhausted, annoyed and susceptible, because for your emotional side, knowing the benefits of bringing up children is not enough.

Imagine you have not had a full night’s sleep in years, nor have you been able to hold an adult conversation without interruptions such as “Mummy I want booby”, “wee-wee”, “hold me”, “I don’t want”, “I want” …

Now imagine your income does not come from you, but from your partner, your parents, or a public welfare system.

Imagine you realise that nobody around you appreciates what you do. They take for granted it is your responsibility, and that is it.

Imagine you would love for your children’s father to get involved in their upbringing, and all you get when you talk about it is something like: “I work all day long so that you can stay home playing with dolls”.

Imagine you are criticised for being an anti-feminist, “slack”, “snobbish”, “a hippie”, a fundamentalist…  You are criticised for one thing and then for the right opposite too, because it seems that choosing to be a mother is not well looked upon in any environment you used to be a part of: in business, politics, society or your family…

Divi WordPress Theme

Can you imagine it?

Now imagine in that emotional, physical, anaemic and social chaos, you get a job offer.

Imagine some head-hunter has seen your professional profile and offers you a much better job than the one you gave up.

Imagine when you hear how much you will get paid, you cannot help but thinking about how many months you have been buying clothes in department stores, buying own-brand labels in the supermarket, and the closest you have had to eating out is going to a fast food restaurant with the kids.

Imagine you dream about that chance to regain your life, your autonomy, your freedom, your independence, your status, your recognition, your voice, which has become muffled by the children’s cries and demands.

Imagine you think about it and decide that it is not the time yet, that your children are still young.

Can you imagine the feelings you meet?

Can you imagine the sense of guilt this generates?

Feeling guilty for wanting to accept that offer

Feeling guilty for being sad when turning it down

Feeling guilty because this occurrence troubles you, it makes you angry and it frustrates you, and you have let it all out by shouting at your kids, which makes you feel you are a failure of a mother or a fraud to the upbringing you want to provide them with.

Feeling guilty because at the end of the day, that is all we have learnt as women: to feel guilty for everything, about everything and about everyone.

We carry the heaviest load of society, which nobody recognises, appreciates or remunerates. In times of electoral campaigns it is frustrating to see how nobody is interested in our situation. We are fed up of seeing that the only option available to us is to resort to nurseries since birth, or that the father requests half of the maternity leave.

Mothers Job

 

Mothers are constantly giving up: ALL OF US.

Some give up their lives, some others give up their children.

Some try to balance it all out and give up having time to themselves, having private time with their partners, spending time with their friends, or investing in their own health by exercising… who knows…

The truth is that any mother you know is so at the expense of giving up.

Next time you come across a mother please do not criticise her.

Do not tell her what she should do or how to do it.

Do not ignore her just because you know she will not be able to come to your evening party. Invite her along all the same.

Do not state the obvious or use set phrases.

Just tell her:

 

“You are very brave, you are doing very well and I admire you”.

PS: Dedicated to A. and all those beautiful mothers who have decided to live intensely this long, beautiful, and sometimes hard and lonely journey, which is bringing children up. I have learnt so much from you, from all of you, that all I can say is THANK YOU.

Greetings.
@NohemiHervada

Traducción del texto original en castellano «La renuncia de las Madres» de Nohemí Hervada, realizada por Becks13 @V3rsion13
Texto en italiano : Le renuncie delle mamme

Cómo reconocer a un maltratador

Cómo reconocer a un maltratador

Aunque el maltratador se vista de seda…
Desgraciado maltratador se queda.

Y  no habría mucho más que añadir.
Porque lo cierto es que estos individuos no llevan un cartel de neón en la frente.
Son personas «normales», vistas a distancia. Incluso de cerca, pueden ser verdaderos «encantadores».

¿Entonces cómo saber cómo son en realidad?

Algunos maltratadores van acumulando relaciones tóxicas precisamente porque van embaucando a una tras otra de sus víctimas. Según estas van dándose cuenta del tipo de elemento que es en realidad, si rompen con él, a pesar del número dramático que montará intentando que creas que no puede vivir sin ti y que incluso piensa en quitarse la vida,  lo cierto es que estos seres solo se quieren a sí mismos, así que no, no lo hará. No solo no se va a suicidar ni va a morirse de pena, sino que si de verdad cortas todos los lazos con él, buscará otra. Y no tardará en hallarla.  Porque en realidad lo que buscan es un recipiente de sus obsesiones y sus fantasías enfermizas. Da igual cómo seas. Lo que le interesa es conquistarte, tenerte y controlarte. Son psicópatas buscando hacer realidad sus fantasías. No te engañes, no te quiere. Son incapaces de albergar amor porque no entienden ese concepto de aceptación, respeto y tolerancia necesarios para amar.

¿Por qué tienen éxito?

Un maltratador es un  experto en halagar, en piropear exactamente del modo que a ti más te guste: será romántico y detallista como el que más, desprendido  en regalarte cosas que de verdad tengan un significado especia para ti. Creerás con esto que te escucha hasta el mínimo detalle para saber qué te gusta, cuando en realidad lo que hace es espiarte y estudiarte como en un juego de estrategia. Recuerda que para él eres un objetivo.
Cumplirá tus deseos y sueños (hasta los más oscuros si es que has cometido la imprudencia de compartirlos con él), se esforzará mucho en que todo el mundo sepa que estás con él.

Porque para él eres un trofeo.
Le importas realmente NADA.
Pero eres su objetivo, su meta y lo que le genera placer es controlarte y tenerte… y por supuesto exhibirte.
Eso sí, no tolerará que te exhibas tú.

Este tipo de maltratadores psicológicos suelen ser extremadamente moralistas. Aunque por otro lado, tras esa apariencia de reputación intachable, se esconde un depravado. Te sorprendería cómo pueden ofenderse porque consideran inmoral que quieras tener una relación esporádica con él si ser su «prometida» , o que publiques fotos para él «vergonzosas», pero  luego te mande fotos que avergonzarían a la mayoría de tus contactos. O te pidan ir al límite o más allá de lo «aceptable» en el sexo. Así son.
Tras esa fachada de beatitud y moralidad solo hay un ser oscuro y podrido.
El problema de estos maltratadores es que confunden su fantasía de control y sumisión con la vida real. Y creen que la mujer que desean es suya, así con todas las letras: su posesión. Y entonces todo ese «amor», que no es sino obsesión, se transforma en odio visceral. Y entonces es cuando  sacan lo que de verdad son:

Seres despreciables y malignos que destilan odio por ti, por tu entorno y/o por todo lo que hagas.

Imagen de "El Retrato de Dorian Grey" de Oscar Wilde

Imagen de «El Retrato de Dorian Grey» de Oscar Wilde

 

Te odiará porque no te tiene, y odiará todo lo que eres y representas. Y toda la energía que dedicó a «adularte» ahora la enfocará a criticarte, a denigrarte y a hundirte (bueno, a intentarlo, porque realmente no tienen poder sobre ti).
Usarán tus secretos y confidencias para hacerte daño. Aquello que un día le confiaste en intimidad se convertirá en sus manos en un arma con la que apuñalarte. No tengas miedo. Nada hay peor que estar con un ser así de repulsivo, así que, haga lo que haga, diga lo que diga, es para bien si está lejos de ti.

Cuando empieces a ver cómo es y le digas «NO» a alguno de sus intentos por controlarte empezarás a ver su verdadero rostro. Violencia en forma de chantaje emocional o chantaje directo. Adjetivos con los que pretende denigrarte: zorra, puta, inmoral, poco profesional… Y todo esto mientras sigue jurando que te ama. Totalmente esquizofrénico para cualquiera menos para él, que ve normal decirte en la misma frase: «Eres una puta, eres despreciable y te amo»
Cuando de verdad vea que no consigue retenerte su odio crecerá e irá más allá que increparte a ti por privado. Lo hará de forma pública. Alguno hasta se convertirá en experto en hablar contra ti o contra tu trabajo. Igual hasta va a la Tv o da conferencias en un intento patético de seguir vinculado a ti.
Recuerda:

Lo que se hace movido por el odio, es odioso, como él, como ellos.

Y creerá que te hace daño, cuando ese comportamiento es autodestructivo para sí mismo.
Y con el tiempo estará con otra, y la exhibirá como suya. Seguramente con un lenguaje verbal y corporal que delaten ese afán de posesión.
Y tú pensarás:
-«Pobrecilla. Ojalá se dé cuenta pronto de cómo es de verdad, antes de que le haga más daño».

Y mientras, seguirá con su vida y su deseo de aparentar cualidades que en el fondo no tiene: profesionalidad, bondad, éxito…

En el fondo todos los maltratadores narcisistas son seres acomplejados.
No saben querer porque nadie los quiere,
así que necesitan encontrar reconocimiento de algún modo.

Intentarán hacer cosas «vistosas» y muy mediáticas para tener un auditorio que le aplauda. Seguramente les veas haciendo «obras  de caridad», tipo banco de alimentos o similares. Da igual. Da igual lo que hagan, cómo se vistan, cuántos cargos acumulen, o cuántas conferencias den…

Porque nosotras sabemos lo que son, sabemos cómo son y sabemos lo que hacen.
Y sabemos que por mucho que adornen su CV son lo que son:
Maltratadores y Psicópatas en potencia

Y hablo con conocimiento de causa, porque yo he estado con uno. Y querida amiga, tú que sonríes en esa foto como sonreí yo un día, ojalá te des cuenta pronto de la verdad, ojalá alguien te avise de eso que aún no ves y salgas corriendo de ahí. Ojalá.

EMPODÉRATE- NOHEMÍ HERVADA

Le rinuncie delle mamme

Las renuncias de las madres

Imagina que eres una profesional altamente cualificada.
Imagina que tienes un trabajo que te apasiona.
Imagina que ganas mucho dinero que te permite tener el nivel de vida que soñabas.
Imagina que sientes que eres respetada y valorada.
Imagina que tienes independencia económica que repercute en que tus relaciones con el resto de adultos sean sanas y libres.

¿Lo imaginas?

Ahora imagina que te conviertes en madre.

Imagina que tus expectativas son  disfrutar de esas 16 semanas de baja y luego seguir con tu flamante carrera porque puedes permitirte pagar la mejor persona del mundo para que cuide a tu bebé mientras tú no estás.
Imagina que llega ese momento y  sientes una mezcla entre alivio y tristeza. Alivio porque la maternidad te resulta más agotadora que tu trabajo de 10 horas entre tiburones empresariales y económicos, y tristeza porque en el fondo no quieres dejar a tu bebé con nadie.
Imagina que estás en tu despacho y sientes que eso no es lo que quieres hacer.
Imagina que decides renunciar a tu trabajo, a tu estatus, a tu independencia, por ejercer de madre del modo que tú libremente escoges.
Imagina que pasan los días y las semanas y los meses, quizás los años y te sientes feliz de hacerte presente en la crianza de tus hijos, feliz de saber que estás invirtiendo en algo que nadie más puede darles, feliz porque tu cabeza acostumbrada a analizarlo todo fría y objetivamente te dice que tú eres indispensable para tus hijos en esta etapa de su desarrollo.
Imagina que a pesar de eso, otra parte de ti se siente cansada, exhausta, molesta y susceptible porque tu parte emocional no se contenta con saber «los beneficios de criar a los hijos».
Imagina que llevas años sin dormir seguido, sin mantener una conversación adulta sin interrupciones de «teta», «pis», «cógeme», «no quiero», «quiero»….
Imagina que ahora tu economía no depende de ti, sino de tu pareja, o de tus padres, o de un sistema público.
Imagina que te das cuenta que a tu alrededor nadie valora lo que haces, que se da por sentado que es tu obligación y punto.
Imagina que te gustaría que el padre de tus hijos se implicara en su crianza y lo que recibes al hablar del tema es un : «yo me paso el día trabajando para que tú puedas quedarte en casa a jugar a las muñecas».
Imagina que te critican por anti feminista, por «floja», por «señorona», por «hippie», por fundamentalista…. Te critican por una cosa y por la contraria, porque al parecer decidir ejercer de madres no está bien visto en ningún sector de los que antes frecuentabas: ni en los negocios, ni en la política, ni en la sociedad, ni en tu familia…

Divi WordPress Theme

¿Lo imaginas?

Ahora imagina que en ese caos emocional, físico, anímico y social, recibes una propuesta de trabajo.

Imagina que un headhunter ha visto tu perfil profesional y te ofrece un trabajo mucho mejor que el anterior que dejaste.
Imagina que al oír la cifra de lo que vas a cobrar no puedes evitar pensar que llevas meses vistiendo ropa comprada en grandes almacenes, comprando marcas blancas en el super, y que lo más parecido a cenar fuera es ir a un restaurante de comida rápida con los niños.
Imagina que sueñas con esa posibilidad de recuperar tu vida, tu autonomía, tu libertad, tu independencia, tu estatus, tu reconocimiento, tu «voz» que se ha diluido entre los llantos y demandas de los pequeños.
Imagina que lo piensas y decides que todavía no es el momento, que tus hijos son pequeños aún.
¿Puedes imaginar los sentimientos encontrados ?
¿Puedes imaginar el sentimiento de culpa que esto genera?
Culpa por desear decir que sí a esa oferta
Culpa por sentirse triste al decir que no
Culpa porque este suceso te revuelve y te enfada y te frustra y lo has pagado pegando 4 gritos a tus hijos, lo que te hace creer que eres un fracaso de madre o un fraude a la crianza que quieres.
Culpa porque al fin y al cabo es lo único que hemos aprendido como mujeres:  a sentirnos culpables de todo, por todo, y por todos.
Llevamos la carga más pesada de la sociedad, la que nadie reconoce, ni valora, ni remunera.
En época de campañas electorales nos frustra ver cómo nadie está interesado en nuestra situación. Hartas de ver que la única opción que se nos plantea es tener guarderías desde el nacimiento, o que el padre coja la mitad del permiso de maternidad.

Forges-Ama de casa
Las madres estamos constantemente renunciando: TODAS.

Unas renuncian a su vida y otras a sus hijos.
Algunas intentan compaginarlo todo y renuncian a tener tiempo para ellas, o a tener tiempo de intimidad con su pareja,o con sus amigas, o a invertir en su salud haciendo deporte… qué sé yo.
Lo cierto es que cualquier madre que conozcas lo es a costa de renunciar.
La próxima vez que te encuentres con una madre por favor no la critiques.
No le digas lo que tiene que hacer o cómo.
No la ignores solo porque sabes que no va a poder ir a tu fiesta nocturna, invítala igual.
No caigas en obviedades y frases hechas.
Sencillamente, dile:

«Eres muy valiente, lo estás haciendo muy bien y te admiro»

PD: Dedicado a A. y a todas las preciosas madres que han decidido vivir intensamente este largo, precioso y a veces duro y solitario viaje que es el de criar hijos. He aprendido tanto de ti, de vosotras, que solo puedo deciros GRACIAS
@NohemiHervada

Texto en inglés:  What mothers give up
Texto en italiano : Le renuncie delle mamme


Las renuncias de las madres –
(c)2015 -Nohemi Hervada Palou

Si te gustó este post compártelo desde su enlace original. Di #NOalPLAGIO
Este artículo está incluído en mi libro «La Maternidad sin Tabúes»

La maternidad sin tabues

Quizás te guste leer:
Vender el Alma por un Abrazo
Ser Madre: Perder libertad, ganar otras muchas cosas

Nohemí Hervada
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.