Si te gustó la película Passengers quizás deberías leer esto

Si te gustó la película Passengers quizás deberías leer esto

Hollywood sabe que la mayoría llevamos un romántico dentro deseando salir a celebrar los finales felices. Bueno, lo sabe Hollywood y cualquiera que quiera vendernos algo, por eso estamos inundados de mensajes idealizando la pareja como el súmmum de nuestras aspiraciones.

Y por eso crecemos con nuestro detector de violencia, machismo y toxicidad totalmente desajustado. Algo natural cuando, desde niñas, nuestros modelos son princesas ñoñas cuya única meta en la vida es ser lo suficientemente bellas para que algún príncipe las encuentre atractivas hasta el punto de besarlas incluso muertas o inconscientes. Hecho que, por otra parte, es caldo de cultivo para la cultura de la violación en la que vivimos: ” veo una mujer inconsciente y puedo besarla sin tener que molestarme en saber si ella querría o no”.

En ese marco de cultura que disfraza de amor el acoso, nos vemos viendo películas como “Crepúsculo” y similares, o tarareando canciones donde las mujeres no son sino herramientas para el placer de un machito bronceado y con barbita cuidadamente descuidada que se mueve como concediéndonos el inmenso placer de compartir planeta con las simples mortales que le rodean (véase Maluma o similares, porque parece que los fabrican con moldes).

Y aquí una, que se lleva trabajando unos añitos esto de ver más allá del “chico guapo y valiente conquista chica guapa para hacerla feliz ( o “hacerla mujer” que diría mi ídolo de infancia Miguel Gallardo)” va por la vida con el radar anti relaciones tóxicas tan a punto que rara vez disfruta de una canción, novela o película taquillera.

Tras este preámbulo necesario os cuento que vi “Passenger” hace unos días y según iba avanzando la película me iba subiendo más la mala leche.

Si no la has visto, no sigas leyendo porque la voy a spoilear a gusto.

Resulta que un grupo de miles de humanos hacen un viaje interestelar de casi 100 años de duración hacia otro planeta, así que viajan en estado de hibernación para ser despertados al llegar y disfrutar de una vida al más puro estilo Tierra Prometida.

Durante el viaje un meteorito choca contra la nave y destroza una de las cápsulas, lo que hace que uno de los pasajeros despierte antes de tiempo. La trama de la historia es que tiene que escoger entre seguir el viaje despierto, SOLO, sabiendo que morirá de viejo antes de que el viaje acabe o decidir despertar a alguien más para compartir su “destino”.

Por supuesto, el pobre chaval ( y guapo, porque a los guapos les perdonamos todo más fácilmente, ya sabéis, el efecto halo. Y si no que se lo digan al Sr. Grey… a quien le quitas el dinero y la guapura y estaría detenido por acoso en el segundo capítulo), pues como te iba contando, nuestro apuesto protagonista intenta por todos sus medios ser buen chico y no cargar a los demás con su mierda de suerte. Todo esto puntúa, claro. No vayamos a pensar que es un egoísta sin más. Él lo intenta.

Intenta arreglar su cápsula y al comprobar que no es posible, intenta aprender a vivir solo en una nave sin más compañía que un barman androide ( que como diría Angel Sanchidrián es el que le da calidad a la película).

La no soledad no va de estar acompañado de un colega, sino de tener la novia que tú escojas aunque ella no quiera.

Por supuesto, aparece la chica. Porque la no soledad no va de estar acompañado de un colega, sino de tener novia. El caso es que la ve, le gusta y se pone a averiguar más sobre ella. Tras ver sus videos de presentación para el proyecto este de repoblación cósmica, se obsesiona con ella.

¡Ay no, perdón, se enamora! que es la forma de explicar que alguien vea tu cara y tu cuerpo, te oiga hablar a una cámara y crea que eres la persona de su vida hasta tal punto que pase por encima de tus deseos y derechos para que te conviertas en la herramienta para cumplir los suyos.

Estaba yo viendo cómo se desenvolvía la película y no podía dejar de pensar en la gestación subrogada. Porque el mensaje ese de : “quiero ser madre/padre y como no puedo por (llámalo X) tengo derecho a buscar la forma de serlo por todos los medios a mi alcance, sea saltarme las leyes, sea utilizando a los demás, sea pisoteando sus derechos”. Porque todo el mundo sabe que los deseos de algunos están por encima de los derechos de otros ¿no?

Pero como Hollywood hace muy bien su trabajo de moldear la conciencia colectiva, al final resulta que el guapito despierta a la chica y, por supuesto, no es sincero. Porque empezar una relación con la única persona a la que vas a ver durante el resto de tu vida, la única con la que tienes posibilidades de algo, diciéndole que la has condenado a cadena perpetua en una nave espacial, privándole de su futuro, porque consideras que tus deseos están por encima de sus derechos no es una buena táctica de seducción. Así que le cuentas una milonga sabiendo que muy mal se te tiene que dar para no acabar enrollándote con ella ( no hay competencia chaval y eres guapo y estás cachas).

La moralina vomitiva de la película llega tras el lógico desenlace, cuando la chavala se entera de la verdad ( bendito androide sin conciencia) y se cabrea muchísimo, con todo el derecho del mundo. Le dice que se vaya a la mierda… ah no, que en la mierda ya están… él por accidente y ella por la voluntad de él, bueno, pues le dice que viva su mierda sin ella.

Pero ninguna película que se precie acabaría castigando al guapo y dejando a la guapa cabreada y sola. Porque en el fondo todos sabemos que mejor estar acompañadas de un guapo egoísta e infantil que estar solas con nuestra razón y dignidad. Así que al final el amor triunfa.

Viven su vida solos en su nave espacial, se fabrican un huertecito cual Adán y Eva y mueren en la nave dejando un mensaje de amor eterno: “El fin justifica los medios”

Y en esta exaltación de síndrome de Estocolmo hecha película, soltamos la lagrimita pensando en que hemos visto otra película con final feliz.

¿ O no?

¿Qué hago con mi herida primal?

¿Qué hago con mi herida primal?

«Ya sé que no fui maternada como espera serlo todo bebé mamífero… ¿qué hago con esa información? ¿Culpo a mi madre? ¿Culpo a mi abuela por no haber maternado e iniciar un linaje de heridas primales? ¿Culpo  a la sociedad que no proveyó el medio adecuado para que maternar fuera la norma y no la excepción? ¿Culpo a una vida anterior? ¿Culpo a mi propio inconsciente  por buscar esta experiencia para aprender algo? «

En mis años escuchando a mujeres relatar sus vivencias relacionadas con la maternidad  ( como madre y/o como hija) es habitual llegar en algún momento al origen. Es necesario para entender nuestras propias creencias y acciones comprender de dónde vienen. En ese sentido es hasta recomendable hacer este ejercicio de mirar atrás con cierta  objetividad.

Muchas terapias y disciplinas de autoconocimiento  y desarrollo  animan a esta búsqueda,  de distinta forma pero con un mismo objetivo: tener más conciencia de los hechos para poder analizarlos más desde fuera y no tanto desde dentro.

Cuando eres protagonista de tu propia historia no tienes la objetividad necesaria para ver el cuadro completo. Es por eso que la mayoría hacemos esta búsqueda  acompañadas de alguien que nos guía de algún modo para llegar más allá de lo evidente ( por habitual) a nuestros propios ojos. Psicólogos, terapeutas, coaches, asesoras… cada uno desde su campo de acción nos planteará preguntas para buscar más realidad y menos discurso .

LA cuestión que se plantea después de iniciado este viaje hacia el centro de una misma es:  «¿y ahora qué?». Muchas de las consultas que recibo, tanto de madres, como de alumnas, están relacionadas ya no con el «qué saben» sino con el » qué hacemos con lo que sabemos».

Creo que es importante saber por qué somos como somos. Saber cuánto de lo que creemos que nos define es realmente nuestro y cuánto es adjudicado y aceptado, sobre todo si buscamos cambiar cosas. Si no me gusta cómo me enfrento  ( o no) a un asunto, para mí es importante no sólo querer cambiar la forma de actuar, sino saber de dónde viene, el mecanismo que lo activa a veces incluso por encima de mi propia voluntad.  Porque cuando trabajas solo en la forma, el trabajo es mayor. Tendemos a repetir los patrones que conocemos y si el trabajo es sólo moldear la forma de responder sin cambiar lo que nos hace responder así, la efectividad no es la misma.
Pero ese no es el motivo principal por el que creo que este viaje es necesario. Para mí lo más importante es cambiar el patrón innato de la culpa por el, a veces totalmente ajeno a nosotras, de la responsabilidad.
He escuchado a cientos de mujeres sentirse culpables por prácticamente todo lo relacionado con su vida, en concreto, con su maternidad.

  • Si no se quedan embarazadas aunque quieran, es por su culpa
  • Si se quedan embarazadas sin quererlo, es por su culpa
  • Si no pudieron parir, es por su culpa
  • Si les hicieron cesárea, es por su culpa
  • Si no amamantaron, es por su culpa
  • Si amamantaron y no lo disfrutaron, es por su culpa
  • Si no tienen un proceso de destete feliz, es por su culpa
  • Si no consiguen criar sin gritos, es por su culpa
  • Si  sus hijos son «malcriados», es por su culpa
  • Si no comen, no duermen, no van a la guardería sin llorar, no sacan un 10 en matemáticas, no gestionan bien la frustración o no tienen pasión por algo definido….. también es por su culpa.

Las mujeres, en particular las madres, somos expertas en sentir culpa y en hacérsela sentir a otras ( en un intento de aliviar la propia). Ahí es donde cobra sentido la propuesta de cambiar el filtro de la culpa por el de la  responsabilidad. Este  simple y ,a la vez difícil, ejercicio hace que muchas mujeres se den cuenta de que casi todo eso por lo que sienten culpa no es su responsabilidad.  Es muy difícil exigirnos responder de un modo que no hemos vivenciado y que solo conocemos a nivel intelectual. Nuestro cerebro está preparado para ahorrar recursos y cuando hay un modo de respuesta habitual que ya tiene toda una autopista neurológica creada, no suele animarse de motu propio a explorar nuevas alternativas.  Esto explica por qué aun sabiendo, por ejemplo, lo nefasto de gritarle a nuestros hijos, gritamos mucho más de lo que desearíamos. En situaciones de estrés, cansancio y frustración, la respuesta más habitual es la automática… o sea, la integrada de forma vivencial.

Con esto no quiero decir que  la herida primal, la falta de maternaje, haber nacido en  un parto violentado o de un embarazo no deseado sea un comodín para librarse de toda la responsabilidad. Eso sería pasar de la culpa a la irresponsabilidad y la realidad es que como adultos, somos responsables de nuestras acciones, por muy difíciles que hayan sido nuestras circunstancias previas.
Es como decir que absolvemos a alguien que ha cometido un asesinato solo porque tenía atenuantes.

La meta no es librarnos de la culpa para echársela a los demás, la meta es aprender a modificar los patrones que no nos gustan, liberarnos de la presión a la que nos sometemos por no ser perfectas y cambiar culpa por responsabilidad.

Para muchas mujeres comprender hasta qué punto les influyó su propia vivencia en su capacidad para parir, amamantar o sencillamente poner límites a una relación tóxica , se convierte en una especie de oportunidad de ser benévolas consigo mismas,  de no incrementar su culpa y de ayudarles a trabajar con responsabilidad en el camino, ahora sí, elegido por ellas.

Así que no se trata necesariamente de enfrentarnos a nuestra madre y echarle en cara todo lo que no hizo bien.  Es una decisión personal tener ese tipo de conversación evaluando muchos factores particulares, como el qué quieres conseguir y cuáles pueden ser los posibles resultados.

No tiene por qué ser el motivo de abanderar todas las guerras que se nos ocurran relacionadas con estos temas, cuando la única guerra que realmente es importante es la que tenemos con nosotras mismas. A veces las batallas que externalizamos son para desviar nuestra  atención sobre las propias.

Tampoco se trata, como ya he dicho, de tener la excusa perfecta para no aportar al mundo algo mejor que lo que recibimos. Porque creo que la clave de las preguntas que planteé al inicio del post  es esta:

«Se trata de un ejercicio de madurez. De integrar lo vivido siendo capaces de hacer nuestros duelos, de forma sana, para romper el círculo vicioso de dar lo mismo que recibimos.
Es nuestra responsabilidad romper el círculo vicioso de violencia y desamparo, criar con más amor y responsabilidad. Criar hijos que se sientan más maternados, amados y respetados. Transformar esta sociedad en un hábitat menos hostil para las personas, para los hijos y para las madres.»

Yo me pasé años juzgando severamente mi propia crianza sin entender lo que significaba en mi vida.  Llegó mi edad adulta, sufrí una depresión y en ese momento de tocar fondo, cuando solo veía dentro de mí todo lo negro y oscuro,  decidí vaciar mi carga de forma violenta, sin pensar en nadie más que en mi necesidad de salir de esa oscuridad.  Alivié mi carga de la única forma que conocía… arrojándosela a la persona que consideraba la culpable. Cuando empecé a  darme cuenta de las implicaciones de la forma de nacer y ser criado me di cuenta que necesitaba más información para dibujar mi propia historia, que no era solo mi historia, porque estaba entretejida con las de todas las personas de mi familia. Pero era tarde.

Si pudiera me gustaría no como hice una vez, lanzar palabras, acusaciones, reproches… sino hacer preguntas. Me gustaría tanto saber …  no tanto de hechos, esos los viví. Te preguntaría  sobre  sentimientos, sobre emociones, sobre  miedos,  sobre soledad… y te abrazaría porque todo lo bueno que soy hoy salió de todo lo que viví. De algún modo que yo no supe ver hasta hace bien poco construiste en mi  (o no derribaste al menos) una persona resiliente, con la autoestima necesaria para encararse con cualquier autoridad  que considerara injusta cuando todos a su alrededor,  con vidas mucho más «perfectas» , callaban. Me inculcaste el amor por las palabras para ser capaz ahora, de nombrar y escribir lo que en su día no te dije lo suficiente. Hay tanto de ti ahora en mí que a veces me asusta. Ojalá creyera que me puedes ver y esto te llega, seria mucho más fácil gestionar esta tristeza y esta desolación de sentirse huérfana.

 

Taller «No me cuentes cuentos» en SURCA- Villa de Moya

Taller «No me cuentes cuentos» en SURCA- Villa de Moya

Los días 18, 19 y 20 de noviembre  2016 se celebra en la Villa de Moya (Gran Canaria), SURCA , Foro interdisciplinar por la igualdad de las mujeres del ámbito rural de las Islas Canarias.


Como parte del programa del sábado presentaré en primicia mi nuevo taller «No me cuentes cuentos» enfocado al desarrollo personal de la mujer y prevención de la violencia de género.
Por tecer año consecutivo el Ayuntamiento de la Villa de Moya, concretamente la oficina del Servicio de  Prevención y Atención Integral a Mujeres y Menores Víctimas de Violencia de Género,  cuentan conmigo para su programa de actividades .

Al final del post tenéis la ficha de inscripción para participar de forma gratuita en los talleres.

SURCA 2016- VIlla de Moya

Este es el folleto en versión digital con todo el  programa de actividades:

surcafolleto_versiondigital

Os copio  toda la información del evento  de la web del Ayuntamiento de Moya:

«Destacados expertos juristas debatirán sobre la inserción sociolaboral y la discriminación que padecen las mujeres rurales, en el primer Foro interdisciplinar por la igualdad de las mujeres del ámbito rural de las Islas Canarias, SURCA Villa de Moya 2016, que se celebrará en el municipio norteño del 18 al 20 de noviembre. Un evento organizado por el Ayuntamiento de la Villa de Moya, que también incluye jornadas de ponencias y conferencias, mesas redondas, talleres vivenciales, sesiones de intercambio de experiencias y la Muestra Comercial y Artesanal de Mujeres Emprendedoras, con medio centenar de stands y un punto de encuentro en el que mujeres de todas las islas expondrán sus productos y proyectos empresariales ya en desarrollo o previstos de ejecutarse.

De esta forma, el municipio norteño mantiene su compromiso e implicación para lograr la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres de los territorios rurales, y continúa diseñando acciones para combatir la discriminación y dificultades que ellas padecen a la hora de acceder a un empleo o gestionar su propia economía y recursos, lo que a su vez les supone afrontar situaciones de dependencia y exclusión social. Como reflejan los datos del pasado mes de septiembre del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPES), que situaron el desempleo femenino en los municipios rurales de Gran Canaria en el 55%, con 9.979 mujeres sin trabajo cotizante, de las que el 45% tiene entre 25 y 44 años y el 49,3% más de 45 años. Asimismo, los datos de la Asociación Insular de Desarrollo Rural, cifran en el 82% las mujeres que colaboran en las labores agrícolas, si bien el 59% lo hacen sin cotizar y sólo el 9% es titular de los bienes comunes con sus maridos.

“Es una situación que las administraciones públicas debemos afrontar con urgencia y con acciones concretas, más allá de dedicar palabras de ánimo y apoyo a las mujeres”, expresó el alcalde de la Villa de Moya, Poli Suárez, en la presentación del programa de SURCA 2016. En este sentido, Suárez abogó por “ir de la mano de los expertos juristas y las propias mujeres, para ahondar así en las dificultades que padecen, conocer su realidad y adoptar las medidas más eficaces para resolver la inadmisible injusticia que todavía sufren en pleno siglo veintiuno”. Para esta misión, el alcalde moyense se refirió a la alegoría del nombre del evento “que no sólo hace referencia a los surcos tan presentes en nuestros paisajes y que las mujeres aran en la tierra para sembrar las semillas, sino que queremos atravesar, cruzar, romper y, en definitiva, surcar las barreras que generan desigualdad y que impiden la visibilidad y empoderamiento de las mujeres del ámbito rural”.

Por su parte, la consejera de Igualdad del Cabildo de Gran Canaria, María Nebot, se refirió a las características específicas del entorno rural en Canarias y los condicionantes que suponen para las mujeres, tales como “la escasez o falta de infraestructuras, la dificultad de alternativas al transporte, el mayor control social y el fuerte peso aún de creencias discriminatorias, hace que cambiar y romper con las tradiciones y cuestionar los roles de género, se produzca de una manera más lenta”. Nebot también afirmó que “la economía a nivel macro o pequeña escala, no se entendería sin la aportación de las mujeres, una intervención vinculada a asumir la carga de los cuidados y los trabajos domésticos no remunerados, a los que en el medio rural se suma la implicación en las tareas agrícolas y ganaderas generando una triple discriminación”.

El presidente de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, Humberto Guadalupe, destacó la importancia de este tipo de iniciativas “para sensibilizar a los actores jurídicos, jueces y juezas, de la discriminación que padecen las mujeres al acceder a un empleo y que la estamos detectando también en los procesos judiciales”. Guadalupe considera también “muy relevantes y necesarios” los contenidos que se abordarán en SURCA 2016 “para divulgar los derechos de las mujeres y concienciarnos de esta realidad que se vive de manera especialmente acuciada en los territorios rurales, donde las mujeres se enfrentan a dificultades añadidas para acceder a la información sobre sus derechos”.

En este sentido, Humberto Guadalupe destacó el proyecto Educando en Justicia Igualitaria, diseñado por la Asociación de Juezas de España para luchar contra la violencia de género desde las escuelas, en conjunción con las familias, personal de educación y jóvenes entre 9 y 18 años. Una iniciativa pionera que se implantará en Lanzarote a partir del 28 de octubre, con 11 centros de enseñanza adscritos y más de mil alumnos, que abordarán las discriminaciones y violencias de género, así como los estereotipos sexistas instalados en la sociedad. “Un programa que acerca a los estudiantes el mundo judicial a través de visitas guiadas a las instalaciones y la preparación y escenificación de un juicio con perspectiva de género, que les aportará una experiencia enriquecedora que les dará la información más certera sobre el funcionamiento de los juzgados y el concepto de justicia”, concluyó el presidente.

En torno a esta problemática de las mujeres rurales girará el programa de SURCA Villa de Moya 2016, que tras la inauguración el viernes, comenzará con la ponencia marco sobre Ética y Eficacia en la Inserción Sociolaboral para Mujeres, a cargo de Raúl Henríq, graduado social y profesor de formación y orientación laboral. Acto seguido será el turno de José Antonio Baeza, licenciado en Filosofía y Derecho, quien departirá sobre Práctica y entrenamiento de la Inteligencia Emocional; Mónica Herreras, jueza de adscripción territorial de la Audiencia Provincial de Las Palmas, en la sección especializada en violencia de género, abordará el Contexto y potencialidades de mujeres que han sido víctimas de violencia de género; Gloria Poyatos, presidenta de la Asociación de Juezas de España y magistrada de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, tratará en su ponencia Educando en Justicia Igualitaria; y completará la primera jornada la ponencia del presidente de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, Humberto Guadalupe, sobre Discriminación de la mujer en el acceso al empleo.

El sábado se retomará la sesión con la ponencia Comienza la Revolución Emocional y Social de la Mujer, a cargo de Raúl Henríq, profesor y experto en orientación laboral, además de promotor y coordinador de las Escuelas Potenciadoras de Mujeres y del Club de Empleo del Norte de Gran Canaria. Y posteriormente, las propias mujeres participantes en estas Escuelas, explicarán su experiencia y vivencias en la búsqueda de empleo. También se presentará la Federación de Asociaciones de Mujeres del Norte de Gran Canariay se llevarán a cabo los talleres «No me cuentes cuentos», a cargo de Nohemí Hervada, directora de Asesoras Continuum y divulgadora de temas de familia, mujer y desarrollo personal; Mil caras, impartido por la arteterapeuta Rosa Mesa; Teatro sensorial, a cargo de Smaranda Rutzui, licenciada en Teatrología; y Celebrando nuestra fuerza vital: soltando lo que nos impide tomar, por Esther Reyes, psicoterapeuta.

El domingo será el turno de la Muestra Comercial y Artesanal de Mujeres Emprendedoras, de 10 a 15 horas, con medio centenar de stands a lo largo de la calle principal del casco de la Villa de Moya de exposición y venta de productos elaborados por mujeres emprendedoras de Canarias. Paralelamente se llevarán a cabo presentaciones de estos productos en la Plaza Tomás Morales, en una jornada amenizada por actuaciones musicales.

Podéis descargar aquí la ficha de inscripción  y enviarla por correo a mujer@villademoya.es

La tóxica soy yo

La tóxica soy yo

Querida Nohemí
No sé por qué te escribo, no sé si te pareceré una loca, pero te sigo y sigo lo que escribes y ya sabes que a veces es más fácil contarle las cosas a un extraño.
No tengo blog como tú y de tenerlo no sé si me atrevería a publicar cosas personales e íntimas. No sé cómo tú puedes hacerlo. Es decir, yo te lo agradezco. Ver a personas que hablan en primera persona de lo que les pasa, bueno o malo, te hace sentir acompañada. Pero yo no sé si podría asumir exponer mi vida a cualquiera.
Esta carta te autorizo a que la publiques si crees que es interesante. Como sé que miras mucho la ortografía y la gramática, corrige lo que necesites :-).
Sé que has vivido de cerca el maltrato en diferentes formas. Me he releído 100 veces tus post sobre las relaciones tóxicas. Yo hoy no quiero hablarte de mi tipo de hombre tóxico, al que podríamos llamar de varias maneras, que al final son la misma: «el cobarde», «el inmaduro», «el egoísta»… Hoy voy a contarte que la tóxica soy yo.

Soy tóxica para mí misma porque permito que me falten al respeto manteniendo una relación que me daña. Porque veo todo lo que no funciona y aún creo que ocurrirá un milagro que le hará cambiar y asumir responsabilidades. Porque justifico sus mentiras, sus engaños y sus traiciones. Porque me engaño a mí misma creyendo sus promesas a pesar de que las ha incumplido vez tras vez. Porque no acabo de aceptar que si me hace daño no me quiere. Porque perdoné una infidelidad y sólo le pedí que cortara de raíz con esa relación y no lo hizo. Porque me he pasado meses culpándola a ella, cuando la realidad es que la culpa es de él. ¿Por qué las mujeres aun siendo engañadas seguimos haciendo responsables a otras mujeres y no a los hombres que engañan?  ¿por qué seguimos queriendo mantener su «integridad» inmaculada cuando no lo es?
Imagino que porque necesitamos respetarles para justificar que les amamos, y un mentiroso no merece respeto. Es más fácil autoengañarnos pensando que la culpa siempre es de ella, que le escribe, que le llama o mensajea, que le llora o le provoca… da igual…  Da igual que la otra sea una zorra o una bella persona también engañada, somos tan estúpidamente tóxicas con nosotras mismas y con todo el género que la odiaremos a ella y no a él. Y le pediremos que la bloquee cuando lo que tendríamos que hacer es bloquearle nosotras a él. Y nos preguntaremos «por qué» la ha escogido, qué tiene que nosotros no tengamos, qué nos sobra o qué nos falta… cuando la verdad es que nadie engaña por un tercero sino por sí mismo.
Soy la más tóxica de este trío en el que vivo, porque soy la única que no quiere vivir en una relación así y lo tolera. Ellos han encontrado la forma de que les funcione. Imagino que hasta hablarán de mi y me pongo enferma de pensarlo. Pero aquí estoy, contándote que me han engañado y que yo lo he tolerado.

Pienso en todas las veces que he juzgado a otras mujeres por soportar cuernos. Por prostituirse por un status, o por una estabilidad económica, o social… Yo lo he hecho por la peor de las razones. Lo he hecho diciendo que es por amor. Y ese razonamiento es el más tóxico de todos. De hecho, creo de verdad que la raíz de todas las relaciones tóxicas es precisamente atribuir al amor algo que no es.

El amor no puede causar sufrimiento deliberado, no puede ser tan egoísta, no puede hacer que nos perdamos el respeto a nosotros mismos.

[Tweet «El amor no puede causar sufrimiento deliberado, no puede ser tan egoísta, no puede hacer que nos perdamos el respeto a nosotros mismos.»]
Te he leído mucho escribir sobre el miedo y tienes razón, al final tenemos miedo. Tengo miedo.
Miedo a no sentir otra vez esa emoción cuando alguien que amas te mira  o te roza. Miedo a no ser capaz de volver a confiar de nuevo en alguien. Miedo a no ser suficiente una vez más. Miedo a no volver a vivir el éxtasis de ser 1 siendo 2. Y ese miedo me hace aferrarme a alguien que me da migajas en forma de amor. Que dice amarme cuando en realidad su amor más grande es a sí mismo. Alguien que sabe qué me hace daño y continúa haciéndolo. Alguien que se cree el Dr. Frankenstein y quiere construir una mujer perfecta a base de ir cogiendo trozos de aquí y allá. Que dice buscar en otra lo que yo no le doy.
Así que sí, la tóxica aquí soy yo.
Y te lo cuento imagino que para tener el compromiso moral con alguien que no sea yo misma de que no lo voy a ser más. Como cuando uno tiene miedo a volar y se mete en un avión.  Sé que me voy a arrepentir 1000 veces de esto. Sé que voy a volver a encontrar justificación para todo. Sé que voy a escuchar a esos gurús que me hablan del amor supremo sin ataduras y en total libertad. Yo no quería ataduras, sólo quería que no me engañaran. Imagino que no soy muy zen para aceptar esa «barra libre de amor». Soy demasiado convencional y me crié con las historias que acababan en final feliz de 2, no de 3 o de 25. Y sigo creyendo en la absurda mentira de que el amor todo lo puede. Y estoy segura que cuando le de a «enviar» a este mensaje tras un momento de alivio volveré a pensar en que todo se arreglará de la forma que sueño.
Porque sigo soñando que se va a dar cuenta, que va a aprender la lección y dejará de jugar a 2 bandas, o a 3 o a 4… ya ni sé…
Sigo creyendo que un día tocará en mi puerta  y me dirá que todo acabó de verdad y que soy yo la persona con la que quiere estar a pesar de todo.
Querida Nohemí… no espero respuesta. Porque lo que me vas a decir ya lo sé. La teoría de este examen la aprobé a la primera. Pero la práctica es mucho más difícil.  Porque las normas, la teoría, es algo claro y cerrado, es absoluto, pero en la vida real tengo que conducir en una carretera donde hay otros coches, muchos coches, demasiados, y donde no todos cumplen las normas. En la vida real hay tantas variantes que nos condicionan que ser coherente se me antoja ahora mismo imposible.
Ojalá esto que hago me sirva de señal luminosa en mi camino para recordarme cuando lo olvide que la meta de nuestra vida no es amar a alguien, sino amarnos primero a nosotros mismos, y amarnos bien.

[Tweet «Ojalá esto me sirva de señal luminosa para recordarme cuando lo olvide que la meta de nuestra vida no es amar a alguien, sino amarnos primero a nosotros mismos, y amarnos bien. «]

Gracias por estar y por leerme.

Sí «papá», es culpa mía

Sí «papá», es culpa mía

Ser un padre moderno es una tarea difícil. Y ser un padre modelo aún más.

  • Por un lado queremos que os involucréis en la crianza de los hijos, sin referentes la mayoría de las veces, ya que nuestros padres no fueron ejemplo vivo de estar demasiado implicados en algo que no fuera ver las notas y el paseo del fin de semana. Pero por otro lado queremos que respetéis las parcelas que son intrínsecamente nuestras.
  • Por un lado queremos que entendáis nuestra forma de criar, que la hagáis vuestra, pero queremos que lo hagáis sin pretender ser los protagonistas.
  • Por un lado os pedimos participación y por otro lado os la limitamos.
  • Por un lado criticamos que adoptéis la pose del «padrazo» y por otro nos hacemos seguidoras , («fans»  o groupies más o menos babeantes) del hombre de turno, padre o no,  que nos da lecciones de cómo parir, amamantar, etc.

Es lo que alguna amiga denomina #ElEfectoPicha.
El mismo consejo, el mismo vídeo de porteo, el mismo razonamiento es más aplaudido entre las propias mujeres si el que lo da es un hombre.

Parece que todas desearíamos tener de pareja al tío guay que habla de las bondades de la lactancia, del parto natural y del porteo. Y por eso cuando vemos a uno así babeamos todas ( Y me incluyo yo con el Papá de Aurora que nos hizo suspirar a todas en el pleistoceno de mi maternidad, que recordarán muy bien mis amigas cofundadoras de  Red Canguro  😉 ).

Y la cuestión es que realmente ni nosotras mismas sabemos qué queremos del padre de nuestros hijos en realidad. O al menos no hasta que ves lo que no quieres.
Lo cierto es que si vives con el padre de tu(s) hijo(s) y crías de este modo, con eso de que el papel de la madre es vital e insustituible los primeros meses, resulta que acabas asumiendo prácticamente el 90% del trabajo del cuidado de los hijos. Aunque ya no sea dar teta, sino todo lo demás. Aunque los hijos crezcan y podamos ir aumentando la cantidad de trabajo a compartir.
Resulta que tu pareja sigue sin saber dónde está la ropa de los niños, o cómo se toma la medicina o cómo se comen la pasta.
Resulta que tú has aprendido a compaginar el cuidado de tus hijos con el resto de cosas que haces a diario, a veces incluso con el trabajo y los hobbies pero él con ellos sólo sabe llevarlos al parque.
Y aquí entono el mea culpa. Y aunque estas situaciones no son todas la mía, me vais a permitir que la escriba en primer persona

  • -Es culpa mía que no sepas dónde está su ropa
  • -Es culpa mía que no sepas peinar a la niña
  • -Es cupa mía que no sepas qué cosas se comen y cuáles no
  • -Es culpa mía que seas incapaz de pasar unos días solo con ellos sin la ayuda de tu madre o tu hermana (o tu nueva pareja)
  • -Es culpa mía que seas incapaz de prepararles algo de comer que no sea una pizza precocinada
  • -Es culpa mía que no seas capaz de hacer tus actividades normales con ellos
  • -Es culpa mía que no soportes verles enfadados o llorando
  • -Es culpa mía que no sepas gestionar sus emociones negativas, acompañarlas  y digerirlas.
  • -Es culpa mía que te agotes porque las noches que duermes con ellos te despiertan y es culpa mía que te quejes al día siguiente de lo hecho polvo que estás por ello
  • -Es culpa mía que no sepas qué actividades hacer con ellos
  • -Es cupa mía que no sepas quién es su médico, o su maestra, o su monitor de extraescolares
  • -Es culpa mía que no seas capaz de hacer tortillas con ellos en tu cocina o improvisar un disfraz
  • -Es culpa mía que no hayas entendido que la responsabilidad de ser padre es indelegable
  • -Es culpa mía que  sientas que el tiempo que decidimos que yo pasara criando a nuestros hijos te parezca ahora injusto
  • -Es culpa mía que tú gestiones mi agenda
  • -Es culpa mía que creas que pedirte que ejerzas de padre es injusto
  • -Es culpa mía que creas que tu situación es culpa mía
  • -Es culpa mía que arrojes contra mi tu frustración

Todo eso y más es culpa mía.Porque te lo he permitido yo.

Así que es hora de aceptar mi parte de responsabilidad y de que cambien las cosas.
Así yo podré liberarme de la culpa y tú de la situación en la que te encuentras.
A partir de ahora:

  • -Sabrás  dónde está su ropa
  • -Sabrás peinar a la niña, mejor o peor, pero lo harás.
  • -Sabrás qué cosas se comen y cuáles no
  • -Serás capaz de pasar unos días solo con ellos, con o sin ayuda es cosa tuya.
  • -Serás capaz de prepararles algo de comer que no sea una pizza precocinada
  • -Serás capaz de hacer tus actividades normales con ellos, como he hecho yo todos estos años.
  • -Aprenderás a soportar  sus enfados o lloros, porque en esos momentos también son tus hijos.
  • -Aprenderás a gestionar sus emociones negativas, acompañarlas  y digerirlas.
  • -Serás capaz de sobrevivir a sus despertares nocturnos, yo sigo viva tras años de hacerlo. Y aprenderás a hacerlo sin quejarte.
  • -Aprenderás  a saber qué  hacer con ellos
  • -Sabrás quién es su médico, o su maestra, o su monitor de extraescolares
  • -Harás  tortitas con ellos en tu cocina o improvisarás un disfraz
  • -Entenderás que la responsabilidad de ser padre es indelegable
  • -Entenderás que el tiempo que decidimos que yo pasara criando a nuestros hijos  nos parecía entonces lo justo, a ambos.
  • -Tu vida no afectará a mi agenda, ni la mía a la tuya.
  • -Entenderás que pedirte que ejerzas de padre es lo justo para ti, no para mí.
  • Y no  sé si algún día aceptarás  que tu situación no es culpa mía, pero lo que no voy a dejar nunca más es que arrojes contra mí tu frustración.

Nuestros hijos aprenden de la vida mirándonos y ya les hemos dado más de una lección de cómo No hacer las cosas.

Es tiempo de cambiar.

He decidido vivir en la responsabilidad y no en la culpa y espero que tú hagas lo mismo.

 Y os dejo con un toque de humor… porque quien quiere, encuentra la forma 🙂


Imagen © de Mos-Taza HandMAde

Cómo reconocer a un maltratador

Cómo reconocer a un maltratador

Aunque el maltratador se vista de seda…
Desgraciado maltratador se queda.

Y  no habría mucho más que añadir.
Porque lo cierto es que estos individuos no llevan un cartel de neón en la frente.
Son personas «normales», vistas a distancia. Incluso de cerca, pueden ser verdaderos «encantadores».

¿Entonces cómo saber cómo son en realidad?

Algunos maltratadores van acumulando relaciones tóxicas precisamente porque van embaucando a una tras otra de sus víctimas. Según estas van dándose cuenta del tipo de elemento que es en realidad, si rompen con él, a pesar del número dramático que montará intentando que creas que no puede vivir sin ti y que incluso piensa en quitarse la vida,  lo cierto es que estos seres solo se quieren a sí mismos, así que no, no lo hará. No solo no se va a suicidar ni va a morirse de pena, sino que si de verdad cortas todos los lazos con él, buscará otra. Y no tardará en hallarla.  Porque en realidad lo que buscan es un recipiente de sus obsesiones y sus fantasías enfermizas. Da igual cómo seas. Lo que le interesa es conquistarte, tenerte y controlarte. Son psicópatas buscando hacer realidad sus fantasías. No te engañes, no te quiere. Son incapaces de albergar amor porque no entienden ese concepto de aceptación, respeto y tolerancia necesarios para amar.

¿Por qué tienen éxito?

Un maltratador es un  experto en halagar, en piropear exactamente del modo que a ti más te guste: será romántico y detallista como el que más, desprendido  en regalarte cosas que de verdad tengan un significado especia para ti. Creerás con esto que te escucha hasta el mínimo detalle para saber qué te gusta, cuando en realidad lo que hace es espiarte y estudiarte como en un juego de estrategia. Recuerda que para él eres un objetivo.
Cumplirá tus deseos y sueños (hasta los más oscuros si es que has cometido la imprudencia de compartirlos con él), se esforzará mucho en que todo el mundo sepa que estás con él.

Porque para él eres un trofeo.
Le importas realmente NADA.
Pero eres su objetivo, su meta y lo que le genera placer es controlarte y tenerte… y por supuesto exhibirte.
Eso sí, no tolerará que te exhibas tú.

Este tipo de maltratadores psicológicos suelen ser extremadamente moralistas. Aunque por otro lado, tras esa apariencia de reputación intachable, se esconde un depravado. Te sorprendería cómo pueden ofenderse porque consideran inmoral que quieras tener una relación esporádica con él si ser su «prometida» , o que publiques fotos para él «vergonzosas», pero  luego te mande fotos que avergonzarían a la mayoría de tus contactos. O te pidan ir al límite o más allá de lo «aceptable» en el sexo. Así son.
Tras esa fachada de beatitud y moralidad solo hay un ser oscuro y podrido.
El problema de estos maltratadores es que confunden su fantasía de control y sumisión con la vida real. Y creen que la mujer que desean es suya, así con todas las letras: su posesión. Y entonces todo ese «amor», que no es sino obsesión, se transforma en odio visceral. Y entonces es cuando  sacan lo que de verdad son:

Seres despreciables y malignos que destilan odio por ti, por tu entorno y/o por todo lo que hagas.

Imagen de "El Retrato de Dorian Grey" de Oscar Wilde

Imagen de «El Retrato de Dorian Grey» de Oscar Wilde

 

Te odiará porque no te tiene, y odiará todo lo que eres y representas. Y toda la energía que dedicó a «adularte» ahora la enfocará a criticarte, a denigrarte y a hundirte (bueno, a intentarlo, porque realmente no tienen poder sobre ti).
Usarán tus secretos y confidencias para hacerte daño. Aquello que un día le confiaste en intimidad se convertirá en sus manos en un arma con la que apuñalarte. No tengas miedo. Nada hay peor que estar con un ser así de repulsivo, así que, haga lo que haga, diga lo que diga, es para bien si está lejos de ti.

Cuando empieces a ver cómo es y le digas «NO» a alguno de sus intentos por controlarte empezarás a ver su verdadero rostro. Violencia en forma de chantaje emocional o chantaje directo. Adjetivos con los que pretende denigrarte: zorra, puta, inmoral, poco profesional… Y todo esto mientras sigue jurando que te ama. Totalmente esquizofrénico para cualquiera menos para él, que ve normal decirte en la misma frase: «Eres una puta, eres despreciable y te amo»
Cuando de verdad vea que no consigue retenerte su odio crecerá e irá más allá que increparte a ti por privado. Lo hará de forma pública. Alguno hasta se convertirá en experto en hablar contra ti o contra tu trabajo. Igual hasta va a la Tv o da conferencias en un intento patético de seguir vinculado a ti.
Recuerda:

Lo que se hace movido por el odio, es odioso, como él, como ellos.

Y creerá que te hace daño, cuando ese comportamiento es autodestructivo para sí mismo.
Y con el tiempo estará con otra, y la exhibirá como suya. Seguramente con un lenguaje verbal y corporal que delaten ese afán de posesión.
Y tú pensarás:
-«Pobrecilla. Ojalá se dé cuenta pronto de cómo es de verdad, antes de que le haga más daño».

Y mientras, seguirá con su vida y su deseo de aparentar cualidades que en el fondo no tiene: profesionalidad, bondad, éxito…

En el fondo todos los maltratadores narcisistas son seres acomplejados.
No saben querer porque nadie los quiere,
así que necesitan encontrar reconocimiento de algún modo.

Intentarán hacer cosas «vistosas» y muy mediáticas para tener un auditorio que le aplauda. Seguramente les veas haciendo «obras  de caridad», tipo banco de alimentos o similares. Da igual. Da igual lo que hagan, cómo se vistan, cuántos cargos acumulen, o cuántas conferencias den…

Porque nosotras sabemos lo que son, sabemos cómo son y sabemos lo que hacen.
Y sabemos que por mucho que adornen su CV son lo que son:
Maltratadores y Psicópatas en potencia

Y hablo con conocimiento de causa, porque yo he estado con uno. Y querida amiga, tú que sonríes en esa foto como sonreí yo un día, ojalá te des cuenta pronto de la verdad, ojalá alguien te avise de eso que aún no ves y salgas corriendo de ahí. Ojalá.

EMPODÉRATE- NOHEMÍ HERVADA

Conmigo o contra mí

Conmigo o contra mí

«El que no recoge conmigo… desparrama» dijo Jesús. Y parece una frase algo exagerada ¿o no?
Él criticaba a esas personas que no se posicionaban claramente en un conflicto trascendental, a quienes querían  caminar entre dos aguas o que querían contentar  a todo el mundo.

Por supuesto la vida no es una guerra constante con bandos, afortunadamente. Somos seres complejos, con múltiples facetas y aristas que nos irán posicionado a veces en un lado y otros en otro. Podemos  comulgar con gente muy diferente, con ideologías diferentes según el momento y la situación. A veces incluso será una afinidad puramente afectiva: si quiero a alguien no soy objetivo para juzgar sus ideas y comportamientos y tenderé a excusarle, justificarle o a sencillamente aceptarle sin más, aunque no comparta lo que hace. Eso es normal y creo que todos lo hacemos. No conozco a nadie 100% ecuánime en este sentido.

Pero hay veces que esa tibieza es sencillamente injustificable.

¿Quién no ha sentido asco cuando los padres de un maltratador no es que no se avergüencen del  comportamiento de su hijo y no se dignen a condenar el hecho y a dar el pésame a la familia, sino que,  además, lo justifican  y se revuelven atacando  y lanzando acusaciones directas o solapadas hacia la víctima?
Va por delante que no me gustaría nada vivir esa situación desgarradora. No alcanzo a imaginar el dolor de unos padres que contemplan que su hijo(a) es un monstruo capaz de torturar y/o asesinar. Imagino que se le cae a uno el alma. Pero lo que sí sé es que ese alma no se levanta negando la realidad y haciendo del verdugo la víctima y de la víctima el culpable.

Por supuesto podemos debatir por qué se ha llegado a eso, qué nivel de desamparo y violencia ha llevado a alguien a convertirse en maltratador, violador y/o asesino, pero en primera instancia a mí me preocupa la víctima. Que seguro que también vivió intentando capear su propio desamparo  sin convertirse en un monstruo.

Cuando alguien, sea quien sea, justifica el maltrato o al maltratador está siendo cómplice. Con todas las letras, sin medias tintas: CÓMPLICE.



Me da igual si le quieres, si le admiras, si es un genio, si te hizo un favor, si te parece que su discurso es coherente, si crees que no tenía otra opción.. me da igual, si es tu hijo o tu padre o tu amigo o tu hermano o tu jefe o tu marido o tu amante o tu vecino del 5º: si le justificas eres como él.

 Las personas pueden ser perdonables,
los hechos violentos SIEMPRE han de ser condenados.

Crecí oyendo frases como:

«¿Fulanito?, ¿fulanito un maltratador?, ¿con lo buena persona que se le ve?
Tan formal, tan atento, tan majo él siempre dispuesto a ayudar…»


A la familia negando la mayor y haciéndose los sordos y ciegos ante la evidencia que hijos o cónyuge relataban. 
Crecí oyendo este tipo de cosas… y a día de hoy veo que no hemos cambiado mucho.

Esa persona tan maja, tan atenta y tan profesional puede ser un monstruo en determinadas circunstancias, y su mayor baza es que la gente no crea a la víctima.


Me da igual su status, su apariencia, su fama, su trabajo, sus buenas obras …


Cuando un hombre amenaza, critica, coacciona, insulta, chantajea, coarta, espía, vigila, acosa, ningunea a una mujer, es un maltratador.
Cuando le falta al respeto, cuando quiere controlarla, cuando decide por ella, cuando se atribuye el derecho a juzgar, a premiar y a castigar… es un maltratador.

Y cualquiera que contribuya a darle alas, que jalea su comportamiento, que le da pábulo a creerse el Juez supremo de la moral de los demás, que le ríe las gracias y los chistes, cualquiera que por el motivo que sea le alimenta, es cómplice.

El odio  y el mal llamado amor y lealtad hace extraños  compañeros de viaje. Y creedme que este tipo de personajes monstruosos en el fondo son unos narcisistas. Necesitan público que aplauda sus bravatas. No seas tú su público.
Hace años lo hombres se jactaban de tener a sus esposas dominadas con el beneplácito del resto del grupo, incluso de las otras mujeres.
Hoy creemos que hemos cambiado pero siguen muriendo mujeres, sigue habiendo denuncias por maltrato y sigue habiendo muchísimo más maltrato que no se denuncia. Sencillamente porque está tan interiorizado que no se ve o por miedo o por vergüenza.
Nuestra sociedad pretende que sea la víctima la que se avergüence, poniendo en tela de juicio lo ocurrido  o su comportamiento. Como si alguien, sea lo que fuera lo que hiciera,  mereciera un insulto o una amenaza o un  chantaje.

Este post hoy no es para aquellas que sufren el maltrato y el acoso sino para el resto. Para los que a veces miramos a otro lado, para los que nos repetimos que no va con nosotros, para los que pensamos, que como víctima es de tal o tal modo, se lo merece.

si nada djiiste complice fuiste

Para quienes al oír la verdad de la situación aún exclaman:

«¿Fulanito? ¡No puede ser!»

Díselo a las 47 mujeres asesinadas en nuestro país en lo que va de año, o  a los niños que acaban muertos a mano de sus propios padres como venganza hacia la mujer.
Es cierto que la mayoría no llegan hasta ese punto.  Pero no hay medio de saber quién es el que se pasará la vida solo amenazando (que no es poco) o llegará a mayores. Yo personalmente preferiría no arriesgarme.

He vivido de cerca el maltrato en varias de sus formas.
He tenido en mi propia familia un asesinato brutal por parte de un hombre a su mujer delante de sus hijos. He vivido  cómo su familia le justifica e incluso intentaron que los niños no se fueran con la familia materna, prefiriendo que acabaran en el sistema de casas de acogida  y separados.
He sufrido en primer persona una relación que derivó en insultos y amenazas sencillamente porque le puse fin y no esta dispuesta a aguantar juicios hacia mi persona, mi trabajo y mi libertad. He vivido coacciones y chantajes emocionales.
No me digas que no tengo autoridad para hablar de este tema y decirte que si tú por el motivo que sea apoyas de uno u otro modo a un desgraciado de estos, eres un maltratador igual que él.
Si encima eres mujer, lo que siento ya no es rabia o decepción sino asco.

Asco de ver mujeres jaleando a violentos. De aplaudirles sus alegatos de odio y venganza. De justificar sus hechos y sus formas.
Solo te deseo una cosa: que nunca te pase a ti, o a una hija tuya.
Porque los responsables de acabar con esta lacra no son siempre los demás… somos todos, tú y yo.

Porque si no estas conmigo en esto, estás contra mí.

PD:El próximo 15 de noviembre impartiré unos talleres para la Prevención  de Violencia de género en el I Encuentro de Mujeres de la Villa de Moya 

 

stop

Lo que el cine me enseñó: Maléfica

Lo que el cine me enseñó: Maléfica

Hoy inauguro una sección del blog.
Pensaba ponerla en mi blog personal, pero al final he decidido que vaya aquí porque uno de los trabajos que desempeño dentro del desarrollo personal es el tema de las relaciones, el empoderamiento y  la imagen.
EL otro día mi gran amiga Irene García Perulero, que además de bióloga es experta en temas de violencia y feminismo, escribió en clave de humor la sinopsis de una película que fue a ver con sus hijas.
Aparte el hecho de que está en clave de humor y de que es un SPOILER (avisados estáis) creo que refleja muy bien el entramado que se da a veces en ciertas relaciones.
OS animo a ver la película primero, a sacar vuestras conclusiones y luego a leer a Irene. Podéis hacerlo al revés también 🙂
He de dejar constancia que este estilo es homenaje a  Ángel Sanchidrián  y su página Sinopsis de cine, que os recomiendo fervientemente si queréis reiros a carcajada limpia.

Bueno, pues anoche vi Maléfica y os la voy a contar. Va de una chiquina que es muy buena y muy generosa y compasiva y feliz hasta que da con un mermao mediocre que la engaña y la deja toda puteada para sentirse él alguien. Entonces cuando ella se da cuenta se coge un cabreo de la hostia y decide vengarse.
Él se pasa toda la película acojonado y paranoico y convirtiendo en mierda todo lo que toca y ella pues al principio está fatal pero luego pues va conociendo gente y queriéndolos y eso.
El final es feliz porque él, que se ha quedao más solo que la una, se autodestruye y ella recupera todo su poder que es lo que le da calidad a la película.
Podéis verla si os gustan los finales felices con mermaos que se autodestruyen o las mujeres poderosas con un cabreo de la hostia.
PD: Añado que ella es un pibón y él un bicho de feo.

Esperamos vuestros comentarios y si este tema os interesa no os perdáis el próximo trabajo de Irene García Perulero junto a la psicóloga Mónica Serrano: Infancias Libres: Adultos felices.

Relaciones tóxicas: El ginesaurio

Relaciones tóxicas: El ginesaurio

Ginesaurio: dícese del profesional de la ginecología y obstetricia que en lugar de trabajar con  TODA la evidencia científica como apoyo, sigue anclado en prácticas obsoletas, sin base científica, basada en protocolos absurdos incuestionables. Suele centrarse en el Yo a la hora de trabajar o explicar sus argumentos, más que en el principio ético y deontológico de respeto total al paciente, buscando atenderle de forma integral.

 

Es cierto que tu relación con el ginesaurio no va a ser tan larga como con un novio o un marido. Pero puede que sea más larga que con algún «rollo» eventual o pasajero, y te garantizo que los efectos de su paso «breve» por tu vida pueden dejar más secuelas de las que desearías.
Algunas mujeres han derramado más lágrimas por el trato recibido por un ginesaurio que por un abandono o un desengaño, y para variar, me incluyo también en este grupo.

«Yo también sufrí por un ginesaurio».

Características para distinguir a un ginesaurio de un ginecólogo/obstetra profesional

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Relaciones tóxicas: El conquistador

Relaciones tóxicas: El conquistador

Una relación tóxica no siempre es aparentemente violenta.

A veces creemos que solo podemos calificar de tóxica una relación si hay golpes, insultos y/o vejaciones.
Pero no es así.
Igual que hay productos tóxicos que no te matan pero pueden hacerte pasar un mal rato o dejarte con secuelas de por vida, hay relaciones tóxicas que parecen menos graves porque no vemos la violencia directa.
Hoy voy a hablaros de uno de esos perfiles fascinantes a primera vista, a ver si os suena: (más…)