Teoría del caballo muerto

Teoría del caballo muerto

¿Conoces la teoría del caballo muerto?

La tradición oral de los indios Dakota transmitida de generación en generación dice que:

«Cuando descubres que estás montando un caballo muerto, la mejor estrategia es desmontar».

Sin embargo, hoy en día para hacer negocios, educar o gobernar, se utiliza aun amplio espectro de estrategias mucho más avanzadas, tales como: 

  • Comprar una fusta más dura
  • Cambiar de jinete
  • Reprender al caballo con determinación
  • Designar un comité para que estudie al caballo
  • Organizar visitas a otros países para ver cómo montan ellos caballos muertos
  • Rebajar los estándares para que los caballos muertos puedan incluirse
  • Recalificar el caballo muerto como «discapacitado para vivir»
  • Externalizar la monta del caballo muerto
  • Utilizar varios caballos muertos a la vez para aumentar la velocidad
  • Destinar financiación y/o entrenamiento adicional para aumentar el rendimiento del caballo muerto
  • Encargar un estudio de productividad para ver si jinetes más livianos pueden mejorar el rendimiento del caballo muerto
  • Declarar que el caballo muerto, al no tener que ser alimentado, es menos costosos, acarrea menores gastos indirectos y, por ello, contribuye sustancialmente más que los otros caballos al buen balance final de la economía
  • Replantear los requerimientos de rendimiento esperado de los caballos
  • Promover al caballo muerto a un cargo de supervisor y contratar a otro caballo
 
Me apuesto algo a que has trabajado en una empresa con jefes de ese tipo.
Lo peor es que se cumple a escala mayor: sistemas políticos, educativos y organizativos intentando hacer algo mientras montan caballos muertos.
A nivel personal… si tu caballo está muerto, ¿vas a hacer algo?
Lo primero no es el objetivo

Lo primero no es el objetivo

¿Cuántas veces has oído que para tener éxito y conseguir cosas lo primero es marcarse un objetivo?

Yo misma he usado por años el lema «lo primero es soñarlo». De hecho mi primer viaje internacional de trabajo, en 2016, giraba en torno a ese slogan.

No es que haya cambiado de idea sobre que para que las cosas se cumplan primero hay que «pensarlas», soñarlas o imaginarlas. Lo cierto es que si no nos marcamos objetivos rara vez nos movemos del lugar donde estamos. Dejar las cosas al azar no suele ser muy productivo y acabamos corriendo el riesgo de no trabajar para nuestros propios objetivos porque acabamos trabajando para los de otros. No es esa la idea de este artículo.

Cuando digo que lo primero no es el objetivo me refiero a que no siempre el objetivo que nos trazamos en nuestra vida, personal o profesional ha sido «decidido» por nosotros y nosotras mismas. Vivimos en una sociedad de aparente libertad que no es sino un tablero con opciones bastante limitadas y delimitadas. Prueba de ello es que cuesta encontrar objetivos de los que llamamos «divergentes» y originales.

Hasta los típicos mensajes del Misión, Visión y Valores muchas veces son copia-pega de otros . No ha habido un trabajo personal o corporativo de analizar ya no «qué» queremos hacer sino algo mucho más importante para mí a la hora de establecer objetivos que es «para qué» queremos hacer ese algo.

En mi experiencia trabajando con personas y empresas pocas veces me sabían responder al «para qué» del objetivo que tenían planteado. Y eso hacía muy difícil establecer una estrategia u hoja de ruta efectiva para su situación particular.

Por eso te repito: lo primero no es el objetivo. Lo primero es conocerte más a ti o tu proyecto y saber desde dónde partes y adónde quieres llegar, por qué quieres llegar ahí y sólo después buscaremos el cómo.

La mayoría de emprendedoras con las que he trabajado tenían como objetivo «emprender», me contaban que querían dejar su trabajo por cuenta ajena para tener más libertad.

Muchas me decían que habían contratado esta o aquella formación, a este o aquel coach que les guiase en el camino al éxito en el emprendimiento. Es triste decir que la mayoría de las personas que pagan por esos programas que les prometen facturar 6 cifras, no solo no llegan nunca a facturar esa cantidad sino que acaban fracasando en el emprendimiento y vuelven a donde estaban con menos dinero y una sensación de fracaso.

Es evidente que alguien que te dice que su objetivo al emprender es tener más libertad lo que tiene es una idea idílica del emprendimiento. Ha leído a este o aquel gurú de turno contar sus éxitos y dinero ganado fácilmente, contar que vive de ingresos pasivos y se ha creído el cuento.

Lo cierto es que emprender es un camino de retos constantes, que requiere de una alta tolerancia a la inseguridad a la frustración y mucha constancia. Que para llegar a tener libertad económica y de tiempo como emprendedor o emprendedora primero vas a tener que dedicarle muchas más de 40 horas a la semana. Si no tienes clara la realidad de lo que implica el objetivo que te marcas, no es tu objetivo.

Así que sí, lo primero antes de marcarte un objetivo es conocerte un poco mejor, a ti mismo, a ti misma, a tu proyecto y establecer un objetivo adaptado. Saber cuáles son tus valores, qué estás dispuesto a perder, cuánto puedes o no arriesgar, cuáles son tus circunstancias personales que te suman o te restan energía. En definitiva, antes de establecer el objetivo, analízate tú. Analiza tu punto de partida y solo después de eso estarás más cerca de que tu objetivo esté alineado y más basado en hechos que en expectativas irreales.

Lo cierto es que mi primer viaje a Chile fue como cumplir un sueño y de ahí el lema escogido. Pero lo que no todos saben es que mi primer sueño era que alguien me invitara a trabajar allí. Y ese sueño se reveló como inalcanzable cuando me invitaron a dar una formación en lactancia allí y al decirles que tenía que ir con mi hija que aún era un bebé y a la que amamantaba me respondieron que entonces mejor contrataban a un señor pediatra que, evidentemente, no daba teta y podía viajar solo.

Ahí me di cuenta que «ese sueño» no era el mío, que debía reajustarlo. Así que trabajé para no renunciar a algo que para mí en ese momento era irrenunciable. Y poco más de un año después yo misma financié y organicé mi propio viaje de formación a Chile. Y me llevé, no solo a mi hija, sino a mi hijo mayor también. Porque la realidad es que mi sueño no era «ir a Chile a trabajar», mi sueño era demostrar que podía trabajar en cualquier parte del mundo sin renunciar a lo que para mí estaba por arriba en mi escala de valores y prioridades.

Si quieres que te ayude, a ti o a tu equipo, en cualquier punto del proceso de autoconocimiento, evaluación y desarrollo de objetivos, ya sabes… ¡soy tu persona!.

PD: álbum de fotos de ese viaje

Liderazgo Femenino 3.0: Los límites los pones tú

Liderazgo Femenino 3.0: Los límites los pones tú

Descripción

Un taller cargado de contenido y emociones que pretende destacar la importancia del liderazgo femenino dentro de las empresas y fuera de ellas.

Ponentes

Nohemí Hervada. Asesora en maternidad y directora de dos proyectos pioneros a nivel mundial: Asesoras Continuum y la Escuela de Porteo Mimos y Teta (+ info.)

Rudy Bormans. Coach internacional, gerente y fundador de la empresa Rudy Bormans Coaching. (+ info.)

 

Lugar

Hotel Parque – (Ver mapa)

Fecha y horario

6 de Marzo de 2020
De 10:00 a 13:00 horas

Contenido

  • LIDERAZGO 3.0: PROTAGONISTAS DEL CAMBIO DE PARADIGMA
  • LAS 3 PREGUNTAS CLAVE EN TU EMPRENDIMIENTO: QUÉ, PARA QUÉ, CÓMO
  • EL GÉNERO IMPORTA
  • “EN FEMENINO”: ¿HANDICAP O  VENTAJA?
  • EL PODER Y TÚ
  • CÓMO AUMENTAR TU RANGO DE PODER
  • AL FINAL DE TODO, LA ACTITUD LO ES TODO
  • BARRERAS, LINDES Y LÍMITES
  • CULTIVA EL HÁBITO DE NEGOCIAR
  • LENGUAJE NO VERBAL PARA EL ÉXITO
  • Estilos de Liderazgo
  • Liderazgo 3.0

Precio

65€ + IGIC

Inscrípciones AQUÍ

 

Lo quise todo y eso no es gratis

Lo quise todo y eso no es gratis

Ayer se publicó una entrevista que me hizo La periodista Gema Lendoiro sobre Emprendedoras en un periódico de tirada nacional.
Podéis leerla aquí.
El día antes debido a una polémica surgida en las redes sobre lactancia y feminismo recupero un artículo mío «La lactancia es sexual» y escribo otro más actualizado » El goce de ser madre que tanto molesta a algunas».

No es que me quiera poner de ejemplo de nada, pero creo que es importante visibilizar que hay mujeres que, como yo, lo quieren todo.
Que no nos sentimos identificadas con las que aborrecen de todo lo relacionado con la maternidad y el cuidado ni con las que consideran que eso les llena por completo su necesidad de realización.

Algunas lo quisimos todo, lo queremos todo.

Quisimos ser madres, lo elegimos, lo disfrutamos. Sí, a pesar de todo lo malo que supone criar en un mundo que no tolera a los niños ni sus necesidades. Sufrimos por ser madres, pero no tanto por lo que algunas con púlpito mediático cuentan de que los bebé son una especie de vórtice hacia el infierno que te atrapa y no te deja salir, sino porque se nos penaliza constantemente precisamente por serlo.

No es nuevo, las mujeres sabemos mucho de ser discriminadas, de no ser escuchadas, de que nuestros deseos no sean válidos, de que todos nos digan qué hacer, qué decir y/o qué pensar. Ser madre sólo nos coloca al final de esa cola. Y como dice el refrán, el tuerto  es el rey en el país de los ciegos: En este mundo machista, las mujeres somos todas tuertas y las madres lo somos de los dos ojos.

A mí, como a muchas otras, la maternidad me supuso  una revolución. Para algunas igual no es una revolución tan importante como otras que nos dieron el derecho al voto, al divorcio o a abrir una cuenta en el banco. Pero al final, todas son revoluciones para recuperar algo que se nos había negado.
Pensar que se empodera la que consigue llegar a donde quería a pesar de ser mujer en un mundo de modelo y medida masculina,  pero que no puede empoderarse otra decidiendo ser madre COMO ELLA DESEA y consiguiéndolo a pesar de tener todo un sistema en contra, para mi es paternalista, machista, misógino e inmoral.

Algunas hemos demostrado que la dicotomía de elegir entre familia y trabajo no es la única vía. Muchas demostramos cada día que se puede criar con presencia, con tiempo, con cuerpo, con teta y abrazos… y además levantar una carrera y/o una empresa. Somos una especie de mujeres nueva, quizás la primera que ha decidido que escoger entre solo eso 2 opciones no nos interesa, que lo queremos TODO. No somos nuestras abuelas y no somos nuestras madres o hermanas mayores.
Somos una generación de mujeres enseñándole al mundo que nuestra lucha por conseguir los derechos que nos pertenecen se puede lograr sin pisotear los de nuestros hijos. Una generación de mujeres que le dicen a sus parejas: «la teta sólo puedo darla yo, pero tú puedes hacer todo lo demás». Mujeres que demuestran que no todos los trabajos son aptos para que haya bebés cerca, pero que la mayoría de las veces lo que ocurre es que esa opción ni se plantea.

Cada vez más mujeres «hacen un Gemma» demostrando al resto, a todas y a todos, que es posible, que se puede.

Como dije antes, lo quisimos todo. Yo lo quise todo. Demostré que una «simple mamá» puede levantar un negocio y montar un emprendimiento y facturar 6 cifras en un año. Con hijos, sin «marido», sin «abuela que cría a sus nietos».

La cara B

Hasta aquí la parte buena de la historia. Porque hay otra. Como digo en el título del post, todo esto no es gratis.

Cuando imparto formación intento ser equilibrada entre enseñar a mis alumnas la idea de que pueden conseguir vivir con un modelo de trabajo diferente al establecido, con el hecho de que no es fácil, que no cae del cielo. Que cuesta lo mismo que cualquier otro negocio, con el handicap de que nosotras vamos a otra velocidad porque llevamos más carga.

Todo el mundo tiene días de 24 horas, nadie tiene un «bonus». Pero algunas tenemos  un «malus».

  • Te has reservado 4 horas esa tarde para terminar algo que tienes que entregar en plazo… y tu hijo empieza a vomitar.
  • Tienes un viaje de trabajo agendado hace meses y a última hora te fallan los planes par tus hijos. Toca decidir entre anularlo todo o gastarte un pastón en 2 billetes de avión más y cambiar la logística yendo con ellos a trabajar.
  • En época de más trabajo, hay un campeonato deportivo al que llevas a tu hija lo que te supone estar fuera de casa 13 horas o un viaje que te va fatal en ese memento del año.
  • Te tomas unas vacaciones en un hotel con todo incluido y mini club para que tus hijos disfruten y tú puedas acabar un proyecto urgente y tu hija  decide que lo que quiere es que mamá le enseñe a nadar y tu hijo mayor que le enseñes  a jugar  a las cartas y al billar…

Cuando levantas un negocio siendo madre, lo que sabes es que tu tiempo no es tuyo, que tu agenda tiene que tener márgenes más anchos, porque cuentas con más imprevistos. Lo que le pasa a cualquiera con empleados a su cargo, pero la diferencia es que ser madre no se puede ( no quieres ) delegar.

Nuestra propia evaluación

Para mi el final del año es una época  de revisión de mi trabajo. Cierro un ciclo, abro otro. El fin de año fiscal, además, es un momento de analizar  si se han alcanzado los objetivos. Es el momento también de establecer los del año próximo. Y a veces cuesta empezar elneuvo ciclo con el ánimo necesario… porque  llegamos agotadas.

Ayer leía a una amiga hablar de lo exhaustas que llegamos al final del día, de vivir siempre con la sensación de que lo hacemos todo a medias, de que no damos la talla. Cuando nos evaluamos es fácil que aparezcan en amarillo fluorescente nuestros fallos, lo que dejamos de hacer, lo que no estuvo a la altura, los fracasos. Algunas hacemos del mínimo viable nuestra bandera y cuando has sido una persona aspirante a la excelencia eso supone una gran frustración.

Foto de mi primera gira internacional de trabajo con mis hijos

Pero lo cierto es que nuestro mínimo viable es en realidad una matrícula cum laude. Porque supone un sobre esfuerzo. Porque quizás no vamos a tener tantos ceros como otras en la cuenta de resultados, quizás no vamos a brillar en ese nuevo curso todo lo que habríamos deseado, quizás hemos fallado en las expectativas que nosotras y los demás tenían sobre nuestro trabajo… pero al final del día, al final del año habrá merecido la pena.
Porque algunas no hemos tenido que volver llorando a un trabajo mientras nuestro bebé lloraba en brazos extraños. No hemos estado pendiente del teléfono para que otra persona nos diga si ya le bajó la fiebre. No hemos visto la primera actuación de nuestros hijos en un video de WhatsApp. Hemos estado ahí. Hemos sido sus brazos, su teta, su mirada. Hemos acompañado su camino, su primer aprendizaje, sus caídas. Han encontrado nuestra mirada cada vez que la buscaban. Hemos secado sus lágrimas con nuestros besos. Hemos infundido seguridad  y confianza ante los pasos inseguros. Hemos criado.

Al final de esta etapa que pasará… algunos, algunas, presentarán informes de resultados y premios. Nosotras también. Ellos los colgarán en sus despachos, nosotras en el alma y lo que es mejor, en el alma de nuestros hijos.

Nada es gratis.

Lo quise todo y no ha sido gratis. A veces lo pago con angustia, con cansancio, con frustración.  A veces me pregunto si vale la pena. Si no sería más fácil volver al «9 a 5» con un sueldo seguro a fin de mes. A veces tengo ganas de dejarlo todo y desaparecer…
Entonces me obligo a cambiar esa evaluación  de fracasos y decepciones por la otra: La de mis éxitos de vida.

Porque mi vida no es elegir entre  mi familia o mi trabajo. Mi vida es todo lo que hago, todo lo que soy, todo lo que hago y todo lo que elijo dejar de hacer.
Y mi vida, como todas las vidas, no es gratis. La diferencia es que el precio que pago por la mía es el que he escogido yo.

Imagen destacada The Bucca (Cornish Culture)

¿Cómo es tu relación  con el dinero?

¿Cómo es tu relación con el dinero?

96582ff9b735b55e3ef0c88be373a5dc

MAsaccio

Comerás el pan con el sudor de tu frente “ 

Y desde entonces hasta hoy, hemos adoptado la creencia de que el sacrificio es la mejor forma de ganarse el sustento o, al menos, la moralmente de más valor a nuestros ojos.

El dinero fácil no es honrado

Esa es una frase que todos hemos oído y asumido como cierta, seguramente porque las creencias, aunque no sean propias ni fundamentadas, nos ayudan a pretender poner orden mental en el caos que es la vida y sus infinitas posibilidades.

Así, para la mayoría de los que vivimos por un sueldo casi siempre menor del que necesitamos y/o merecemos, la creencia de que si no vivimos mejor es porque somos muy buenas personas y no hemos caído en la trampa de vender nuestra honestidad por dinero, nos da la superioridad moral necesaria para compensar nuestro inferior valor ( en todas las acepciones de la palabra).
Porque en el fondo la idea detrás de todas estas creencias es una: el dinero es malo. Y a partir de ahí todas las relacionadas:

  • El dinero es el culpable de todo el mal del mundo
  • Debemos conformarnos con tener lo justo para vivir de una manera digna ( o sea, tirando hacia abajo)
  • Las cosas buenas de verdad no se hacen por dinero
  • La gente que cobra por su trabajo no es tan libre como quien no lo hace
  • El trabajo que de verdad es importante se hace por motivaciones altruistas
  • Las mujeres que cobran por un trabajo que no exige el nivel de sacrificio, o de pasar por el aro, que consideramos apropiado son unas estafadoras ( o unas putas)
  • Querer ganar más dinero y/o ganarlo con menos trabajo es ser ambiciosa y la ambición es mala.

En mi curso Emprende en Femenino dedicamos parte del tiempo de trabajo a lo que muchos llaman “sanar nuestra relación con el dinero”. Aunque esta expresión te choque ( a mí me pasó la primera vez que la oí), párate a analizar si en tu caso es necesario.

La mayoría de las personas, sobe todo las mujeres, y más si su trabajo está relacionado con sus propias habilidades y talentos, tenemos problemas en nuestra relación con el dinero, con el cobrar o con el pagar. Es muy interesante dedicar un tiempo a analizar nuestras creencias sobre el dinero. Os animo a hacerlo, seáis o no emprendedoras.

Yo hace años que me dedico al emprendimiento on line, es decir, que sudar, lo que se dice sudar, no sudo en el trabajo a no ser que esté en una terraza trabajando y haga mucho calor. Para muchas personas el hecho de que haya conseguido no sólo subsistir creando mi propio modelo de negocio, sino vivir bien o muy bien, es causa de suspicacias.

Igual  creen que porque ahora me ven cosechar de forma más o menos habitual no he sembrado ni regado, o igual se creen que como no me muevo en los círculos oficiales no tengo derecho a cobrar por mi trabajo.

Todas las personas que decidimos dar un salto, hacernos visibles y en cierta medida públicas, sabemos que nos exponemos al juicio y las críticas. Incluso a insultos, injurias y difamaciones. Una ya lo asume como parte del precio del éxito. Pero hay otro tipo de reacciones que, no siendo tan violentas en apariencia como la anteriores, pueden convertirse en un motivo de desánimo para las emprendedoras. Y contra ese tipo de comentarios y creencias también hay que vacunarse.

superioridad moralA algunas personas no les parecerá mal que trabajes y cobres por tu trabajo, por tus artículos o por tus libros, pero en el fondo creen que tus motivaciones no son tan honestas o sublimes como lo serían si vivieses de tu marido, de tus padres, de un trabajo “seguro” con un sueldo “digno” ( o no, pero decente), de las rentas familiares, de que te toque la lotería…
Daría igual que tu trabajo fuera más o menos anodino porque la elevación del espíritu y tu contribución al bienestar social ya te la buscarías tú en tu tiempo libre, haciendo voluntariado un ratito o muchos, escribiendo artículos fantásticos y aplaudidos en esas horas de trabajo robadas a tu empresa o a los contribuyentes. O en horas robadas a tu familia o a ti como persona.

Al final la idea de fondo es: si detrás de tu trabajo hay dinero, tu trabajo no es tan bueno como el de los que no lo necesitan. Y encontrarás a quien comente que cuando no necesitas el dinero eres libre, por ejemplo, para escribir y hacer una labor encomiable para el mundo. Que me pregunto yo si hay alguien en nuestra sociedad que no necesite el dinero…

Por supuesto que hay trabajos excelentes hechos por personas que no buscan el lucro. Que no es exactamente lo mismo que hacerlo por altruismo. Que ya he escrito otras veces que no sólo de dinero vive el hombre, por parafrasear otra cita bíblica.

Algunos no quieren dinero porque no lo necesitan o, mejor dicho, que no necesitan más porque ya lo tienen por otros medios, pero sí quieren el reconocimiento de su trabajo. Porque sino, de hecho, no lo firmarían. Es lo normal, lo sano y lo justo.Argumentar que lo uno es superior a lo otro es, como casi siempre que emitimos juicios sobre motivaciones ajenas, cuanto menos soberbio y un insulto a quienes vivimos de nuestro trabajo procurando hacerlo de la forma más libre y honesta posible.
En muchos casos es precisamente esa honestidad personal la que nos hizo dejar de prostituirnos en un trabajo que nos ahogaba o que iba en contra de nuestra conciencia personal o colectiva o de permanecer en relaciones que nos aportaban seguridad económica o status social, pero en las que nos sentíamos prisioneras o sencillamente infelices. Para muchas la honestidad fue empezar e necesitar el dinero porque habíamos dejado de depender del dinero de otros, con el pago que suele conllevar eso.

Libertad y honestidad

La libertad para cada uno es, evidentemente, diferente. Para algunos se mide en dinero, para otros en autonomía personal e independencia.  A mí lo que me hace independiente no es no necesitar dinero por mi trabajo, sino justo lo contrario:

forges

“Cobrar por mi trabajo me hace independiente de todo y de todos ( o casi) hasta el punto de no tener que comulgar con lo que no quiero o en lo que no creo.
La honestidad es algo que se tiene o no se tiene, independientemente de lo que se cobra y por qué.”

[Tweet «“Cobrar por mi trabajo me hace independiente de todo y de todos ( o casi) hasta el punto de no tener que comulgar con lo que no quiero o en lo que no creo. La honestidad es algo que se tiene o no se tiene, independientemente de lo que se cobra y por qué.” «]

Todos conocemos proyectos altruistas llevados a cabo por gente deshonesta y todos conocemos gente que se ha hecho un buen nombre y ha prosperado con una ética intachable.
Cuando alguien pretende elevar el nivel moral de un trabajo por el hecho de no buscar el lucro lo que hace es seguir engordando ese mito de que el dinero es la raíz del mal de la tierra. Y me temo que eso es echar balones fuera, porque el dinero en sí no es nada, no piensa, no planea, no ejecuta, no es responsable. Somos los humanos y el uso que hacemos del mismo los que estamos en tela de juicio.
Y eso con o sin dinero.

Hay quien se lucra con algo mucho más sucio que el dinero, con otros tipos de “moneda” que algunos miopes selectivos no quieren ver.
[Tweet «Hay quien se lucra con algo mucho más sucio que el dinero, con otros tipos de “moneda” que algunos miopes selectivos no quieren ver.»]

Es totalmente injusto arrojarnos a una sociedad edificada sobre una base económica capitalista pero luego argumentar que el ideal de sublimación humana es la libertad de no necesitar el dinero siendo éste la única moneda de cambio existente. Sobre todo a las mujeres, insisto.
Es hora ya de derribar ese gran muro que es nuestra insana, hipócrita y pacata relación con el dinero, nuestras creencias sobre el mismo, nuestra esquizofrenia de negar que lo necesitamos y a la vez estar dispuestos a perder la dignidad por él. Dejemos ya ese discurso manido y opresor de que es preferible estar en una situación de no necesitarlo para que nuestro trabajo sea digno de admiración.

¿Quién no necesita dinero?

Yo necesito dinero y tú también, todo el que lea este post. Yo no conozco en persona a nadie que sea totalmente autosuficiente sin dinero. Pero sí conozco muchas personas haciendo cosas increíbles por y para el mundo. Cambiando mentalidades obsoletas, contribuyendo al cambio de paradigma, influenciando la vida de muchas personas para que sean más libres y más felices.

Y ¿sabéis? cobran por ello. Y deseo que sigan haciéndolo, porque esa es la verdadera libertad. Deseo que esas personas buenas en lo suyo vivan de ello para que lleguen a más personas, en lugar de tener que dejarlo para irse a cualquier lugar a ganar lo que otros consideren que valen por hacer cosas para las que seguramente no están motivados y rezar para que ese trabajo monótono y sin sentido no les desanime y les queden ganas de hacer aquello para lo que tienen talento en sus días libres.
Ese modelo totalmente injusto, satánico y opresor yo no lo compro. No lo quiero. Me da igual que me lo envuelvan con papel de regalo de sororidad, de voluntariado, de humanismo, de sublimación o de lo que sea.

  • Soy feliz pagando a gente a la que le encargo un trabajo para el que son buenas y que les gusta.
  • Soy feliz pensando en que lo ganan de una forma más cómoda, justa, satisfactoria y rentable, mirando crecer a sus hijos, en vez de irse a trabajar 12 horas a un comercio por un sueldo mal pagado, subcontratando a otra mujer peor pagada a su vez, para cuidar de sus hijos.
  • No espero que me lo hagan mejor si no necesitan el dinero, porque ante todo, confío en que son buenas personas y darán lo mejor de sí.
  • Confío en su profesionalidad y sobre todo,
  • tengo una relación sanísima con el dinero.
  • Tanto que disfruto cuando lo empleo en cosas tan importantes para mí como la educación que quiero para mis hijos
  • o en cosas tan frívolas como invitar a una amiga e irnos a un hotel con Spa un fin de semana con mojitos y gambas.
  • He aprendido a disfrutar de la vida
  • y he aprendido a hacer de mi pasión mi trabajo.
  • Doy lo mejor de mi cuando lo hago y cobro muy bien por él porque sé que lo valgo.
  • No porque mi ego esté desbordado, sino porque aquéllas que me pagan, al final me dan las gracias. Cosa que no hicieron nunca muchas de las personas a las que atendía de forma altruista.
  • Sigo escribiendo y publicando la mayoría de lo que escribo en abierto y eso no me hace recibir más aplausos de quienes creen que “si no se cobra es mejor”, de quienes creen que como “vendo” servicios y productos” mi trabajo es mercantilista o de poco valor.
  • Yo, cobrando por mi trabajo, he puesto a prueba mi valía.

 

Porque como ya escribí en otro post, al final no hay mejor examen que el de los clientes.

Hay quien trabaja gratis porque nadie pagaría por lo que ofrecen.

Quienes vendemos de forma “directa” lo tenemos claro, no tanto las que creen que están ajenas a este sistema cuando la verdad es que son parte de la peor parte de él, lo sepan o no.

Si quieres un curso con herramientas prácticas para empezar a cambiar actitudes a la hora de plantearte emprender, te ofrezco mi Programa para Mujeres emprendedoras: Emprende en Femenino 

emprende en femenino.- nohemi hervada

Aprende de Manuel Carrasco y haz sentir a tus clientes especiales

Aprende de Manuel Carrasco y haz sentir a tus clientes especiales

Un  buen emprendedor sabe  que una cosa es vender una vez a un cliente y otra fidelizarle para que siempre que necesite algún producto o servicio que tú tengas te lo compre a ti.

De hecho, las grandes empresas crean apóstoles de la marca, es decir, clientes que se identifican tanto con la marca que la asumen como propia y no sólo comprarán todos los productos que saque, sino que serán los mejores publicistas de la misma.
¿Quién no «acabó comprándose el MAC (o IPhone o Ipad)» por ese amigo fanático de Apple?

Un buen emprendedor sabe que una de las mejores formas de fidelizar no es sólo ofrecer un producto y/o servicio de calidad sino personalizar el trato al cliente.

A nadie le gusta sentirse un número más, así que cuando tratas a tu cliente de forma personalizada, le llamas por su nombre y adaptas tu oferta a lo que él necesita exactamente, le estás dando ese plus que hará que te escoja por encima del resto de ofertas similares del sector.
Hoy te pongo como ejemplo a imitar a un cantante: Manuel Carrasco. ¿Crees que no tiene mucho que ver?  Lee el post y lo verás.

Manuel Carrasco es un compositor y cantante que este año en su gira de conciertos ha conseguido emocionar a quienes acudían a verle y oirle, mucho más de lo que esperaban. ¿Cómo?

Haciéndoles sentir especiales al preparar una canción única para cada ciudad que acogía su concierto. No una canción cualquiera  en la que cambiar sólo el nombre, sino, en cada caso,  aludiendo a lugares, barrios, monumentos, personajes, costumbres, folklore, gastronomía y/o demás señas de identidad del lugar.

Que alguien que ya tenía vendido su producto ( las entradas del concierto) se tomara el tiempo de conocer cada lugar y preparar un «bonus» de ese tipo, personalizado para cada cliente (ciudad),  a pesar de que no le iba a reportar más ganancia económica, es un ejemplo perfecto  de cómo usar la inteligencia emocional en el trabajo.

Os pongo dos de los ejemplos que a mí más me tocan, uno por ser el lugar donde vivo, y el otro, porque habla de la ciudad donde crecí… con cuya canción rememoro  lugares y momentos de mi vida.


.

Manuel Carrasco igual no ganará directamente de esas composiciones, pero es seguro que ha ganado muchos más fans de los que tenía antes de empezar su gira. Eso es visión emprendedora inteligente. Eso es saber que los clientes, en realidad, más que productos y/o servicios compran experiencias.

¿Y tú?
¿Piensas en la forma en que puedes hacer que tu cliente se sienta especial?
¿Sabes cómo hacer que tus clientes experimenten cosas positivas en su relación comercial contigo?
¿Te gustaría aprender más sobre recursos interesantes para tu emprendimiento?
Pues echa un vistazo a mi nuevo curso Emprende en Femenino. En él comparto muchos tips  y ejemplos inspiradores para que tu marca se posicione y tus clientes se conviertan en tus mejores publicistas.

¡Aprovecha  para acceder a todo el curso grabado a un precio especial!
 suscríbete al boletín para Emprendedoras

emprende en femenino.- nohemi hervada

 

¿Copia-pega o plagio?

¿Copia-pega o plagio?

¿OS habéis visto a veces buscando quién fue el autor de una cita que os gusta?
Hay quien cree que firmar una obra es puro ego. No voy a ser yo quien les convenza de otra cosa.
Lo que sé es que yo, como lectora, me gusta saber quién escribe las cosas que me gustan, que me emocionan, que me remueven, de las que aprendo…
Me gusta porque sabiendo quién lo escribe obtengo aún una perspectiva mayor.
Vendrá de mis tiempos de estudiante de literatura cuando para entender una obra analizábamos el contexto del autor.
Hoy soy yo la que escribo y publico. Mejor o peor, eso es lo de menos. Pero desde mi peor texto al más viralizado son mis palabras, mis emociones, mis sentimientos.
Soy yo, porque me desnudo en mucho de lo que escribo.
Nunca he escrito de algo que no conozca de cerca, caso todo lo que escribo lleva mucho de mí. ES MÍO.
Me encanta que esos textos circulen y fluyan y la gente los haga en cierto modo suyos porque se ven reflejados, porque les gusta, porque les emociona, porque conecta con ellos, porque les inspira, porque les anima o ayuda en cierto modo. Me gusta hasta cuando los critican porque si alguien se toma la molestia de reaccionar a algo que escribes es un privilegio.
Como escritora no entiendo ese fenómeno que se da en las redes y en el universo virtual de empeñarse en copiar un texto o un fragmento  de un texto eliminando la autoría, el título y/o el enlace a la obra.
Alguien me dirá:
-Igual quien lo comparte lo ha recibido  ya sin el nombre del autor
Y puede ser, pero se tarda cero coma en buscar el autor de un texto si está publicado. Se tarda menos que el tiempo que te lleva hacer un copia pega y, por supuesto, muchísimo menos que el tiempo que te lleva montar el fragmento o el texto en una imagen para compartirlo de forma viral. He aquí un ejemplo  de una imagen que alguien se tomó la molestia de crear con un fragmento de mi texto  «Vender el alma por un abrazo»:
Ejemplo de copia pega sin nombrar al autor ni fuente

Ejemplo de copia pega sin nombrar al autor ni fuente

Con mi texto «Las Renuncias de las Madres» viví en primera persona cómo otros compartían el texto casi atribuyéndose la autoría en sus muros y páginas públicas.
Es cierto que no lo firmaban, pero cuando la gente respondía cosas como:

-«Qué bonito, Gracias por escribirlo»,

quien lo compartió eliminando mi nombre y mi enlace respondía con  un «gracias» que llevaba implícito aceptar el reconocimiento de algo que no era suyo.

Lo peor no era eso. Lo peor es contactar con estas personas amablemente y recordarles que tu trabajo está protegido con una Licencia Creativa que permite la distribución mientras se nombre autor, fuente y enlace, y como respuesta recibir el silencio en el mejor de los casos , o directamente insultos, amenazas y desprecios. Es sorprendente ver cómo se sienten ofendidos quienes ofenden con sus acciones a otros  cuando se les increpa , aun con respeto y educación.

No estamos hablando sólo de faltar a la Netiqueta, estamos hablando de PLAGIO.

plagio

En un mundo donde internet ha desdibujado las fronteras y los límites, muchos se creen que es así para con todo lo que circula por el aire.

Me da igual que me acusen de ególatra, mi trabajo es mío y me gusta verlo firmado.

Por supuesto que mi ego se siente bien cuando alguien te dice que les gusta lo que escribes, cuando lo comparten y cuando recibo comentarios positivos por lo que hago. La mayoría de las veces no lo escribí con ese propósito, pues curiosamente, mis textos más leídos son los escritos más con mis tripas que con mi cabeza de bloguera y empresaria.

  • Me da igual que creas que soy vanidosa
  • Me da igual que yo te caiga mal y no quieras ver mi nombre al compartir mi trabajo
  • Me da igual qué oscuro motivo te mueve a usar mis palabras y eliminar mi firma como si  ese texto fuera tuyo o como si hubiera aparecido de la nada a modo de mensaje divino.
  • Me da igual si eres mala persona y envidiosa o sencillamente torpe e ignorante de cómo funciona la propiedad intelectual.
  • Me da igual todo eso pero EXIJO que si usas mi trabajo lleve mi firma, la fuente y un enlace a la obra original.
Mi versión para responder al anterior sin firma

Mi versión para responder al anterior sin firma

Ese es el mensaje para quien hace este tipo de cosas, y para todos los demás que sencillamente leéis y comentáis sobre ello, por favor:

  • No contribuyas al desprecio por el trabajo ajeno
  • Cuando veas un texto sin autor, pregunta a quien lo publica directamente si es suyo  o no
  • Si no es suyo  pregúntale por qué no va firmado
  • Si tú conoces al autor, cítalo tú.

No hay falta de respeto grande o pequeña
¡Hay o no no hay respeto!

La maternidad sin tabues

El whatsapp ¿ángel o demonio?

El whatsapp ¿ángel o demonio?

Revisa tu factura de teléfono móvil.
¿Cuántos SMS has mandado el último mes?  Yo, ninguno.
¿Recuerdas cuántos mandabas hace unos años?

El mundo tecnológico ha cambiado drásticamente nuestra vida y la forma en que nos comunicamos.
Cuando yo era adolescente, para quedar tenía que bajar a la cabina y llamar por teléfono a mi amiga. Una vez que quedabas ya no había vuelta atrás: ibas o dejabas colgado a alguien.
Ahora, en permanente conexión, podemos cambiar los planes al minuto, informar de cada movimiento que hacemos estemos donde estemos.

 

compartir ubicación
¿Es todo ventajas tener la tecnología tan incorporada en nuestra vida?

Seguro que hay infinidad de artículos hablando de la adicción a las tecnologías, a los mensajes, a las notificaciones, etc.
Yo hoy quiero contaros cómo el whatsapp me ha ayudado como emprendedora a facilitarme la vida y ahorrarme trabajo.

El Whatsapp para mí es un ángel por:

  • Es gratis*
    Parece una obviedad, pero para un emprendedor cualquier gasto sale de sus beneficios, así que disponer de una herramienta de comunicación casi inmediata a coste prácticamente 0 es algo a considerar.
    Como os decía al principio, una conversación por SMS puede suponer unos € de menos en el bolsillo, en el de todos los implicados además.
  • Universal*
    Casi todo el mundo lo tiene instalado lo que hace que, aunque no sea la App perfecta, es la que nos permite comunicarnos con la mayoría de las personas que necesitemos.
  • Audios
    Desde que instalé esta aplicación empecé a usar los mensajes de voz para comunicarme. Al principio la gente se sorprendía pues muchos desconocían esta opción.
    Como emprendedora, cuando alguien me hace una consulta por correo, bien de un producto de mi tienda on line, de mis servicios como asesora, o de mis cursos de formación y/o desarrollo personal, responder por escrito requiere que esté sentada frente a mi ordenador.
    Las madres emprendedoras trabajamos muchas veces aprovechando ratos «perdidos» aunque no estemos «sentadas» en casa, ni con el portátil cerca, ni con ambas manos libres.Responder estas consultas por audio me permite varias cosas imprescindibles para un emprendedor:

    • Ahorro de tiempo. 
      Muchas consultas que requieren unos 10 minutos por escrito se responden en 2  o menos con un mensaje de audio.
    • Rapidez en la respuesta
      Si recibes un mensaje mientras haces cola en un banco, o mientras esperas a que salgan los niños de alguna actividad, mientras te tomas un café o mientras viajas (por supuesto no si conduces tú), puedes responder  sin necesidad de esperar a llegar a casa.
    • Fidelizar al cliente
      Cuando esas consultas se hacen para decidirse por una venta o por una queja, la rapidez en la respuesta suele ser clave para que su experiencia comercial contigo sea buena y cerrar una venta o fidelizarlo incluso a pesar de algún contratiempo.
    • Cercanía
      El mensaje de voz resulta más cercano que un mensaje escrito. Nuestro tono de voz y la forma de hablar transmiten mucha información sobre nosotros y nuestra forma de trabajar. La gente quiere saber con quién hace tratos y oír nuestra voz siempre es mucho más cercano que leer un correo.
    • Marketing de tu propio trabajo
      Cuando me escriben con una consulta y respondo con un mensaje de voz, para  mí, que trabajo cobrando mis asesorías es una forma de mostrar cómo trabajo a alguien que no sabe si le merece la pena pagar por mis servicios.
      Si quedan satisfechos con esas consultas breves, es más fácil que te contacten para sus consultas más detalladas.
    • Perder el miedo a hablar en público
      Hablar frente a desconocidos es uno de los miedos más habituales. Una forma de ir venciendo ese miedo es empezando con este tipo de mensajes de voz breves.
      Si te notas insegura mandando mensajes a desconocidos puedes usar primero  la grabadora y escuchar tu respuesta antes de enviarla por si ves que necesitas algo más de práctica. Pero en mi experiencia te diré que  la naturalidad siempre es algo que los clientes agradecen. Mientras un mensaje sea respetuoso, siempre es bien recibido.
  •  Trabajo en grupo
    La posibilidad de crear grupos para compartir conversaciones es un ahorro de trabajo cuando trabajas con más personas. Si lo sabes gestionar bien, y los grupos son reducidos, puede ser una herramienta muy útil.
  •  Emoticonos
    Algunos pueden pensar que es algo nimio, pero en un mundo cada vez mas consciente de la inteligencia emocional, el hecho de poder incluir en nuestros mensajes de texto, emoticonos,  añade expresión y «entonación» a nuestro frío mensaje escrito, aparte de otras ventajas, avaladas por estudios, que puedes leer aquí.
  • Guardar el historial
    A veces de una conversación salen ideas interesantes. Puedes guardar una conversación enviándotela al correo electrónico junto con los archivos enviados y/o recibidos.

 

Estas son sólo algunas de las ventajas que yo le saco a esta app. Y aunque no me quiero centrar en este post en lo negativo, sí os quiero recordar que como casi todo, hay una parte negativa que deberéis aprender a gestionar si queréis que sea la app la que os sirva a vosotros, y no al revés. Por eso ahí van unos consejos.

Controla el demonio del  Whatsapp :

  • No tienes obligación de responder  a todo el mundo
  • No tienes obligación de responder inmediatamente
  • Huye de los grupos multitudinarios
  • Huye de los grupos «familiares»
  • Silencia los grupos no VIP
     Si  realmente no puedes huir de ellos ( grupo de mamás del cole por ejemplo 😛 ), al menos siléncialos e impide las descargas automáticas o llenarás tu movil de los «momentos imperdibles» de todos los niños del colegio y sus familiares.
    Yo sólo tengo 1 grupo VIP, el de mi equipo de trabajo Continuum. Cuando mis niños están en el cole, si pasa algo, me mandan un mensaje privado, no al grupo. Lo realmente Urgente siempre es directo.
  • Si has acabado una relación bloquea a tu «ex».
    Por muy bien que lo lleves acabarás mirando 100 veces al día si está «en línea» y eso, aparte de ser muy malo para tu salud emocional, es totalmente antiproductivo como emprendedor.
  • POR FAVOR, POR FAVOR, POR FAVOR: VIGILA MUY BIEN ANTES DE DARLE A ENVIAR QUE SEA EL DESTINATARIO CORRECTO diablo

Dicho esto, me gustaría que me dejaras un comentario al post indicando si para ti el WhatsApp es más un ángel o un demonio en tu vida. ¿Te animas a la encuesta?

Qué implica trabajar gratis

Qué implica trabajar gratis

«¡Qué morro las que cobran!
Menos mal que hay gente que ayuda gratis»

Esa frase es muy oída en mi sector. Como somos mayoritariamente madres que trabajamos en temas relacionados con el cuidado  tenemos incorporado el «chip», que no es otra cosa que una creencia errónea y un prejuicio, de que los servicios relacionados con el cuidado no se deben cobrar.

Este es un tema con un trasfondo más amplio que el que se ve a simple vista. Cada vez que alguien recrimina a alguien su derecho a cobrar debería pensar en el mensaje que está transmitiendo, a sí mismo, al otro, y a la sociedad.
Mensajes como estos:

  • Me siento superior a ti juzgando si tú debes o no debes cobrar por lo que haces.
  • Me molesta que cobres por algo que necesito de ti y en vez de analizar de dónde viene esa reacción, proyecto mi enfado en ti y en tu derecho a recibir el pago por tu trabajo, experiencia y conocimientos.
  • Quiero aprovecharme de esa experiencia y conocimientos, porque reconozco que es más valioso y más fácil que hacerlo  yo o aprender sola, pero no quiero pagarte por ello.
  • Te doy la oportunidad de que me ayudes. Es un privilegio que me dediques tu tiempo porque soy mejor y más importante  que tú.
  • El dinero es «sucio».
  • Mi tiempo es más valioso que el tuyo.
  • Mi necesidad está por delante de las tuyas y las de tu familia.
  • No quiero un trato justo, ni equitativo. Quiero conseguir algo de ti sin que tú recibas nada a cambio.
  • La satisfacción de haberme ayudado tiene que valerte como moneda de pago.
  • Mi agradecimiento  engrandecerá tu ego y ese es pago más que suficiente.
  • Si no estoy de acuerdo con tus condiciones  no solo tengo derecho a no aceptarlas, sino  a enjuiciarte moralmente y  a criticarte.
  • El voluntariado es la forma más altruista de dar un servicio y por supuesto no perpetúa la diferencia entre el que otorga el servicio y quien lo recibe. No fomenta la diferencia de clases y siempre se hace con los motivos más puros.

He dedicado miles de horas al voluntariado y a día de hoy una parte de mi trabajo como asesora lo hago sin ser remunerada económicamente. Eso no significa que no entienda que es un arma de doble filo.

Nada es gratis: alguien lo paga

Trabajo para conseguir un cambio de paradigma en la forma de vivir, en la forma de criar y eso implica cambiar mentalidades y creencias muy arraigadas. Eso significa que no solo divulgo información a quien quiere oírla sino también a aquéllos que no saben aún si la quieren oír. Por eso parte de mi tiempo lo dedico a escribir artículos, grabar vídeos, publicar  y compartir información interesante y responder consultas por diversos medios  sin remuneración de parte de quien recibe la información.

Yo pago por contar lo que sé.

Del mismo modo que muchos escritores pagan para publicar su trabajo. Motivos para actuar así hay varios, algunos son impuestos por las circunstancias, otros muy loables y otros directamente relacionados con el ego.

Os voy a poner el ejemplo de un escritor.

Trabajo en red. Modelo colaborativoEL que escribe normalmente quiere que le lean, y por supuesto le gustaría vivir de ello, pero  para llegar a eso, antes tiene que llegar a convertirse en alguien que la gente quiera leer. Y si no te conoce nadie, nadie va a pagar por leerte. Por eso, a no ser que ganes un premio con tu primera novela y directamente te conviertas en un objetivo interesante, antes de poder vender tu trabajo, has tenido que promocionarlo, y eso a veces, incluye regalarlo.

Eso no significa que no tenga valor, significa que le das tanto valor que quieres algún día vivir de ello y esa es tu estrategia a medio y largo plazo. En este caso pues, regalar tu trabajo es un medio para un fin.

A veces el que escribe decide regalar su trabajo para algo o alguien. Quizás le pidan una colaboración  para alguna revista, o que escriba un prólogo a otro autor. Puede que decida que parte del beneficio de su trabajo vaya destinado a alguna obra social… Pero esto puede hacerlo siempre  y cuando la mayor parte de su trabajo sea reconocida, valorada y pagada. Si no tiene para comer y  pagar la casa, dudo que se dedique a seguir regalando su trabajo altruistamente.


Pero incluso en este caso, obtiene algo a cambio, y aquí entro en el tercer supuesto.
Cuando yo regalo mi trabajo estoy obteniendo un pago, que quizás no es con dinero, pero sí en reconocimiento, agradecimiento, posicionamiento, prestigio, fama…  Tengo por supuesto derecho a que ese pago me compense de no recibir dinero, y tengo derecho a preferir cobrar con dinero. Lo que no es de derecho es que alguien juzgue que un pago es moralmente reprobable argumentando que lo que se ofrece gratis es mejor.

trabajar gratis

[Tweet «Ningún producto o servicio es gratis, alguien lo paga. O lo pagas tú o lo paga otro.»]
EL pago que recibo con dinero cierra el círculo: tú necesitas un servicio, yo te lo doy, tú me pagas: FIN.

Además cobrar  implica una responsabilidad: tengo que ser profesional y dar un servicio justo a lo que cobro. Me obliga por así decirlo a ser bueno en mi trabajo, porque además, de eso depende que siga trabajando en esto o no.
EL pago que recibe el ego, por el contrario, nunca acaba, porque el ego siempre suele querer más.  EL que recibe «el regalo» se siente eternamente agradecido y se corre el riesgo de verse siempre en el rol de tener que demostrar su agradecimiento una y otra vez: el círculo nunca se cierra.
Por otro lado, el no cobrar es una trampa para los mediocres: como no he exigido pago, no me pueden exigir mucha responsabilidad, así que da un poco igual si soy bueno o solo regular, porque «doy lo que puedo y gratis».
No es extraño ver gente mediocre en su profesión regalando su trabajo y no siempre es por bondad, es porque nadie pagaría por él, porque no lo vale.

En resumen:

  • Todo el mundo es libre de tener una opinión, de pensar que el trabajo de otro no vale nada o vale poco o vale mucho, incluso  de juzgarlo si le apetece.
  • No somos libres  de imponer nuestro juicio a los demás.
  • No tenemos derecho a exigir que nos den algo a cambio de nada, o a cambio del reconocimiento si la persona considera que ese no es el pago que quiere.
  • No tenemos derecho a criticar desde la envidia o la superioridad moral, por muy disfrazada de ecología, hermandad, sororidad o espiritualidad que esté.

 

Hasta Jesucristo en una ocasión respondió a un debate parecido con una lección magistral (Marcos 13:12-17):

«Den al César lo que es del César»

Así que no seamos nosotros más papistas que el papa. Agradezcamos vivir en una sociedad donde cada uno ofrece y escoge en libertad.

Cuando te miras qué ves

Cuando te miras qué ves

Ser mujer parece que va inexorablemente unido a estar a disgusto en nuestra piel. Tanto es así que hay toda una industria multimillonaria creada para vendernos la ilusión de cambiarnos y llegar a gustarnos. Es una realidad que en la mayoría de los casos ese disgusto obedece a un falso concepto sobre nosotras mismas, alimentado con expectativas irreales.
En ese caldo de cultivo ser madre y entregarse al cuidado de nuestras criaturas ha resultado para muchas mujeres un bálsamo donde por fin han encontrado la paz con su cuerpo. Otras, sin embargo, experimentan precisamente por esa entrega que se requiere, una aversión a todo lo que implique el contacto estrecho con el bebé.
Si además añadimos que la maternidad se suele vivir en nuestra sociedad como un estigma, con mujeres que pasan de ser libres, triunfadoras, independientes, valoradas, a miembros de un grupo desfavorecido y apartado  socialmente del resto, es frecuente que para muchas mujeres, pasada la etapa inicial de vuelco en el bebé empiece una etapa complicada de reencontrar, o de encontrar, a la mujer dentro de la madre.
Algunas mujeres descubren su parte más femenina justo después de haber sido madres. Y se sorprenden descubriendo facetas en ellas mismas totalmente desconocidas. Como diría Jean Shinoda pasan del arquetipo Hera o Atenea al de Afrodita.
Todos estos cambios son difíciles de digerir cuando además hay un bebé o niño del que muchas veces somos únicas cuidadoras la mayor parte del tiempo.
Nos volcamos en nuestros hijos, lo hemos decidido así, nos llena ese papel, pero a veces nos sentimos como difuminadas, desdibujadas, lo que se ha dado en llamar «No salir en la foto».
Guardamos y atesoramos testimonio de cada etapa del crecimiento de nuestros hijos y no olvidamos que ellos son los protagonistas de su historia, pero sí olvidamos que nosotras hemos de serlo de la nuestra.
No extraña comprobar la profunda crisis que experimentan muchas mujeres cuando han pasado los años y se dan cuenta que lo único que hacían era orbitar alrededor de sus hijos.
En EL Concepto del Continuum, su autora Jean Liedloff , explica que esta no es la forma lógica de criar hijos. Ellos vienen preparados para aprender de la vida de los adultos. Vidas ricas, llenas de quehaceres interesantes y con propósito. Atendiendo a los hijos, pero no desatendiéndose a sí mismos.

Cuando un adulto, principalmente la madre, deja toda su vida para dedicarse a contemplar a su hijo, las implicaciones emocionales para ese bebé son enormes. Y el mensaje intrínseco que recibe es que su madre no tiene nada interesante que aportar a su aprendizaje.
No podemos criar hijos con buena autoestima si no reciben el mensaje real de que sus padres, principalmente su madre por la gran influencia de esta figura en la primera etapa de vida de los bebes,  tiene buena autoestima.
Si nuestro álbum de fotos familiar está lleno de fotos en las que no salimos… algo pasa.
Te propongo algo: Dedícate unos minutos a mirarte frente al espejo y dime…

«Cuando te miras ¿qué ves?»

Este domingo 25 de Enero si estás en Las Palmas de Gran Canaria te propongo un círculo de reflexión sobre este tema.
Dentro del marco de actividades del 1º Aniversario de Espacio Vida.
¿Te apuntas?

Aniversario Espacio Vida