por nohemi | 4, Nov 2016 | Formación, conferencias, cursos y talleres
¿Sabéis que es lo más difícil de mi trabajo formando asesoras?
- No es aguantar las críticas de quienes se atribuyen el derecho a decirme qué puedo no hacer profesionalmente.
- No es hacerles comprender a mis alumnas que «un papel» no las convierte en algo que no son, por muy firmado, sellado, homologado y certificado que sea.
- No es transmitirles la idea de que no basta sólo con tener «ilusión», que hace falta talento, trabajo y tesón.
- No es el hecho de hacerles ver que mi trabajo no es darle todas las respuestas, sino animarlas a hacerse preguntas y a encontrar las respuestas con la información disponible.
- No es el reto de animarlas a ser muy buenas profesionales sin necesidad de copiar. Acompañarlas en el proceso de identificar su valor único añadido a su trabajo.
Lo más difícil es explicarles que casi todo lo que rodea el trato a las mujeres es paternalista y que cuando hablamos de asesoría y/o acompañamiento a mujeres, sobre todo madres, el paternalismo se multiplica. Lo más difícil es eliminar el «vicio adquirido» de tratar a las madres como niñas, tontas, o ambas cosas a la vez. Lo más difícil es aprender a reconocer nuestro modo de ser paternalistas y evitarlo.
Es paternalista el lenguaje y es paternalista la actitud y el trato.
- Leo anuncios de cursos y/o asesoras llamando «mamis» a sus clientes.
- Oigo a asesoras usando al bebé o a la pareja para mandarle un mensaje a la madre : «Hola bebé ¿qué le pasa a tu mamá que le duele la tetita?», y similares.
- Escucho a asesoras anticipando limitaciones sólo por el hecho de ser madres inexpertas: » Le recomiendo la mochila porque es más fácil que el fular»
- Observo cómo se responde a preguntas mal formuladas del tipo «¿Puedo hacer esto o lo otro?», como si la decisión de poder o no hacer una cosa u otra dependiera de la asesora y no de la propia mujer.
- Veo la necesidad de asesoras de reconocimiento público de su trabajo, cuando en realidad un trabajo de asesoramiento debe ser, por lo general, íntimo y privado.
Cuesta dejar el complejo de Mesías salvadora de maternidades y bebés, pero hasta que no lo consigas, hasta que no entiendas cuál es de verdad el motivo de tu trabajo y desde qué lugar lo haces, tu trabajo no será profesional. Será un eslabón más de la cadena paternalista que nos impide pensar, decidir y actuar como seres adultos y capaces. Estarás sencillamente ocupando tú el lugar que antes ocupaba otro y que sólo corresponde a la propia mujer ocupar.
LAs mujeres, las madres, no somos un colectivo homogéneo compuesto de seres infantiles o incapaces. Quizás no tengamos experiencia propia en una situación determinada… aún…pero, querida asesora, tú tampoco tienes experiencia en ser esa persona a la que asesoras.
Así que no presupongas que tu forma de afrontar la situación es la adecuada. Sobre todo si partes de la premisa de que tu respuesta es LA RESPUESTA. No puedes ayudar a alguien con un respuesta prefabricada en tu mente antes de conocer a tu cliente y sus circunstancias.
Siempre recuerdo el momento en que mi trabajo de asesora hizo click. Una madre joven, con limitaciones físicas y dos bebés muy pequeños me enseñó lo que no aparece en los temarios de muchos cursos:
Antes de hablar, observa y escucha. Y después de observar y escuchar lo que te dicen, haz más preguntas.
Si antes de eso ya tienes una respuesta no eres una asesora. Quizás eres la wikipedia de tu sector, no lo dudo, pero eso vale para una APP, no para una asesora profesional.
DECÁLOGO DE LA BUENA ASESORA
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Sé sincera contigo misma y con tus verdaderas motivaciones al trabajar. No se trabaja igual cuando se tienen claros los qués, los cómos y los por qués.
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Deja tus prejuicios en casa. Nadie está libre de ellos, pero puedes aprender a que no te acompañen al trabajo.
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No le presupongas a tu cliente limitaciones que no tienen. En realidad todos podemos más de lo que nosotros mismos creemos que podemos, así que ¿cómo juzgar a quien no conoces si fallas incluso al juzgarte a ti misma?
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No elimines posibilidades del abanico de opciones sólo porque creas que no son válidas para la persona que tienes delante por cualquier motivo ( cultural, económico, social, intelectual, etc)
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Asegúrate de hacer muy bien tu trabajo: asesorar, para que tu clienta haga el suyo: decidir
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Extírpate tu necesidad de dar tu opinión. Tu trabajo es asesorar, tus opiniones no importan.
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Aprende a ser empoderante en tu trabajo. Las buenas asesoras no buscan liderar una secta de acólitas eternamente agradecidas.
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Reconoce que cada caso en el que asesoras te va a enseñar algo, que aún no sabes todas las respuestas.
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No olvides que todas las personas tienen el mismo derecho al respeto y la dignidad,
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Tu meta es que tu clienta, tras tu trabajo, esté más cerca de su objetivo y sienta que ella ha sido la protagonista del proceso.
Como digo siempre, cuando menos parezca que te han necesitado, mejor habrá sido tu trabajo. Cuanto menos necesites ser «el padre» en la vida de nadie, más cerca de ser protagonista de tu propia historia.
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por nohemi | 1, Sep 2014 | Desarrollo Personal
Ayer me entero de que se ha publicado en los medios esta noticia:
Me cuentan «la verdad» de la noticia y cómo durante días se ha dado información parcial que tergiversaba por completo la noticia.
Afortunadamente los medios de difusión hoy en día están al alcance de cualquiera que tenga un smartphone y una cuenta de correo y esta familia grabó un video y lo subió a Youtube explicando abiertamente y con claridad lo ocurrido
Este tema me ha dado que pensar por muchas cosas.
Porque soy madre.
Porque soy persona
Porque estoy firmemente convencida de la autonomía del ser humano
Porque en mi trabajo de desarrollo personal trabajo sobre todo en los prejuicios y en el empoderamiento contra la sumisión y la indefensión aprendida.
En este post me gustaría analizar algunos puntos interesantes a modo de reflexión personal primero y colectiva después. Porque la «masa» la formamos los individuos. Y parece que siempre son otros los responsables de cómo van las cosas, pero YO y TÚ también estamos en ese grupo. Y a veces una sola persona, con capacidad de cuestionamiento puede conseguir despertar la conciencia de todo un grupo. O al menos intentarlo.
Juzgamos sin tener toda la información
Esto se llama PREJUICIO.
¿Creías que tú no tenía prejuicios? ¿Porque no te pones una capucha blanca y escribes pancartas racistas?
Los prejuicios están tan arraigados en una sociedad que no somos conscientes la mayoría de las veces.
EN este caso la orientación religiosa de esta familia no tenía nada que ver, pero ha sido el detonante para poner a la opinión pública contra ellos.
Es curioso que en la mayoría de noticias que leo sobre «crímenes», no hablo de supuestos crímenes o delitos, sino de «crímenes», no se especifica en titulares, ni en la notica si el delincuente es católico.
Solo interesa cuando eres parte de una minoría. Porque se nos llena la boca con la palabra «democracia» y seguimos siendo una sociedad pacata que no soporta lo diferente. Sobre todo en cuestión de pensamiento.
¿Qué pasaría si a todos los individuos del grupo les da por pensar y replantearse lo mayormente aceptado? ¿Estamos dispuestos a convivir de verdad y no de boquilla con una sociedad plural? Plural en lo religioso, en lo político, en lo cultural, en lo ideológico, en lo personal…
La respuesta es que no.
Criticamos al que se sale del rebaño
¿Cuántos de quienes leéis este artículo juzgasteis a estos padres solo porque se mencionó su religión?
¿Cuántos de vosotros tras haber puesto en las redes verdaderas burradas en su contra vais ahora a retractaros?
Ese es el indicador de una sociedad que camina hacia la madurez y el empoderamiento. Me temo que nos queda mucho aún. Solo hay que leer los comentarios de la gente al artículo. Me da vergüenza de especie.
Porque mañana puedo ser yo. Ese niño puede ser mi hijo,y el tuyo. Y puede que en algún momento de tu vida vivas en tus carnes que la «mayoría» o la «autoridad de turno» no te respetan, incluso como es el caso, que ponen en peligro el bienestar y la vida de tu hijo, y tendrás que tomar una decisión.
¿Aceptarás sumiso? ¿O tomarás acción?
En este caso el que la familia pertenezca a una confesión religiosa les ha supuesto una ventaja, aunque no lo parezca. Porque pertenecer a una religión minoritaria en una sociedad como la nuestra implica que llevas años aprendiendo a tomar tus propias decisiones sin buscar la aprobación de la mayoría. Porque aunque muchas veces oímos que califican de «sectas» a ciertos grupos de pensamiento, en realidad en muchos casos precisamente esas personas lo que han hecho es replantearse el pensamiento mayoritario, cuestionarlo y decidir no seguirlo. Pueden estar equivocados o no, pero han hecho un ejercicio que la mayoría de nosotros no hacemos. Porque ¿por qué tienes tú las creencias que tienes? ¿Crees que han sido decisión tuya?
Siento decirte que la mayoría no. Venimos condicionados desde antes de nacer para seguir el patrón marcado. Lo raro es desmarcarse.
Cuando has vivido pensando diferente al resto acabas aprendiendo a defender lo que crees, y eso te da una seguridad en tus creencias que contribuyen a tener una firme convicción.
«Y a final de todo, la actitud lo es todo»
Y en este caso lo importante no era la religión porque ni siquiera estaba por medio el consabido tema de las transfusiones. En este caso lo importante era la autonomía del paciente.
Autonomía del paciente
Algo por lo que peleamos a diario a pesar de tener una ley que lo recoge.
Pero la Ley no cambia a las personas. Y la mentalidad colectiva sigue siendo que «lo que dice el médico va a misa», si me permitís el juego de conceptos.
Y lo malo es que esa mentalidad la tienen los médicos (y perdonadme que generalice que sé que hay muchísimos médicos que no, pero siguen siendo minoría) y la tenemos los pacientes, y la tiene la sociedad.
Es el debate de siempre:
Hasta qué punto nuestro cuerpo y lo que sucede con él es cosa nuestra.
¿Dónde está el límite?
¿Por qué cuesta tanto educar y educarnos para la responsabilidad personal?
Es un debate que oigo casi a diario por el trabajo que desempeño como Asesora y Formadora de Asesoras de Maternidad. En la ginecología y obstetricia estamos contiguamente casi gritando que la mujer ES libre de poder decidir sobre su cuerpo. Libre de decidir cómo llevar su embarazo, cómo y con quién parir, etc.
OS copio, con su permiso, una interesante reflexión al hilo de Mónica Felipe Larralde, autora de Cuerpo de Mujer: reconectar con el útero.
Cuando se apela a la legalidad como el límite de una decisión personal de una mujer sobre su cuerpo, estamos dando por sentado que hay otros poderes superiores al de la propia mujer que tienen potestad para tomar decisiones por ella misma. Eso me parece muy grave, porque enmascara un sentido de la libertad personal bastante reaccionario. Y añado: jamás dejaré que otra persona que no sea yo misma decida por mi lo que deseo hacer o dejar de hacer con mi cuerpo. Yo asumo todas las consecuencias de mi decisiones y si me equivoco, será mía la responsabilidad (como lo es siempre, esté acompañada por quien esté con la titulación que sea). No quiero entrar en más polémicas pero es que creo necesario recordar que las mujeres podemos tomar decisiones con absoluta libertad.[/box]
Y seguimos topando con el mismo muro.
Porque es al final el mismo muro: la violencia obstétrica, el paternalismo de los profesionales con los padres en todo lo que tiene que ver con los hijos, los prejuicios hacia un colectivo que decide con responsabilidad cosas diferentes a lo que la mayoría establece como lo correcto.
La información y la responsabilidad personal.
Esos padres están empoderados… tú y yo y cualquiera que les ha juzgado sin saber no.
Tenían información, y tomaron una decisión aceptando la responsabilidad que conllevaba.
La pregunta es… ¿qué secta es entonces la verdaderamente peligrosa?
- ¿La de las «locas que deciden parir en casa» o la de las inteligentes que confían en su médico y su gran hospital y acaban con secuelas de por vida?
- ¿La de unos padres acostumbrados a cuestionarse los tratamientos y buscar el mejor o la de los que aceptamos una única opinión porque aún nos creemos que todos los señores con bata blanca saben siempre lo que es mejor, aunque se demuestre que no?
- ¿La de «es@s que van de empoderadas» y todo lo discuten o la de es@s que van por la vida obedeciendo a todo el que crea tener autoridad sobre nosotros?
- ¿La de «es@s que no tienen formación reglada que las avale» o la de quienes teniéndola demuestran quedarse atrás en las necesidades de hoy de nuestra sociedad y en el respeto a la autonomía de cada individuo?
Yo tengo claro en qué grupos quiero estar en cada caso, te animo a que tú te lo plantees.
Y ojalá la próxima vez que todos leamos una noticia de linchamiento colectivo tengamos la capacidad de obviar nuestros propios prejuicios y ser algo más justos. Recuerda que mañana puedes ser tú.
Video grabado por la famila King
PD:En mi taller «Empodérate» trabajo sobre este tema y doy Tips y consejos para emprender un camino de responsabilidad personal a la hora de tomar decisiones. Si estás interesado en hacerlo de forma personal o en ofrecerlo a un grupo ponte en contacto conmigo.