Todo lo que aprendí de los ciclistas

Todo lo que aprendí de los ciclistas

Cada vez veo más paralelismos entre la bici y la  vida.

Hace unos meses escribí este post:
5 Cosas que aprendí de un ciclista.

Pero desde entonces he aprendido mucho más. Valiosas lecciones de vida. Me gustaría compartirlas con vosotros:

  • Hay ciclistas que están hechos para trabajar en solitario
  • Otros se sienten mejor trabajando en un equipo.
  • Hay ciclistas de largo recorrido, hechos para aguantar horas y horas, saben dosificar sus fuerzas y no quemar sus cartuchos en  la salida.
  • Hay ciclistas especialistas  en  contrarreloj. Son muy veloces, mucho, los que más, pero nadie mantiene tanta velocidad tanto tiempo, así que no suelen ser buenos para pruebas largas.
  • Sólo algunos privilegiados aúnan velocidad y resistencia.
  • Hay líderes que lo son por algo más que porque les designe el equipo, que se ganan el reconocimiento moral de sus compañeros, y lo consiguen con trabajo y humildad.
  • Hay ciclistas que se dejan el aliento trabajando para que gane su equipo, aunque sepan que ellos nunca llevarán el maillot amarillo. Que sus nombres no pasarán a la historia. Nadie entiende de sacrifico y compañerismo como ellos.

    .

Fudenas 2014

  • Los ciclistas saben que a veces tu contrincante es  tu compañero, aquél que te hace llegar a la meta.
  • Los ciclistas saben que la suerte es un compañero extraño en la carrera, a veces te acompaña, a veces no.
  • Los ciclistas saben que hay amores que matan y que a veces, esos que les jalean para animarles, pueden aun sin querer, derribarles.
  • Los ciclistas saben que por mucho apoyo que tengan alrededor, el esfuerzo y el sudor es suyo. Nadie corre por ellos.
  • Los ciclistas saben que los desafíos más difíciles, cuando se consiguen son los que más recuerdan y valoran.
  • Los ciclistas saben que a veces el corazón empuja cuando las piernas ya no tienen fuerzas.
  • Los ciclistas saben que la carrera acaba al cruzar la meta, no antes. Nunca dan por ganada una carrera antes de tiempo…ni por perdida.
  • Los ciclistas saben que nada hay comparable a que te esperen en la Meta.

 

 

 ¡Gracias por enseñarme a ser mejor emprendedora, mejor trabajadora en equipo, mejor líder y mejor persona!

emprende en femenino.- nohemi hervada

Cuando te miras qué ves

Cuando te miras qué ves

Ser mujer parece que va inexorablemente unido a estar a disgusto en nuestra piel. Tanto es así que hay toda una industria multimillonaria creada para vendernos la ilusión de cambiarnos y llegar a gustarnos. Es una realidad que en la mayoría de los casos ese disgusto obedece a un falso concepto sobre nosotras mismas, alimentado con expectativas irreales.
En ese caldo de cultivo ser madre y entregarse al cuidado de nuestras criaturas ha resultado para muchas mujeres un bálsamo donde por fin han encontrado la paz con su cuerpo. Otras, sin embargo, experimentan precisamente por esa entrega que se requiere, una aversión a todo lo que implique el contacto estrecho con el bebé.
Si además añadimos que la maternidad se suele vivir en nuestra sociedad como un estigma, con mujeres que pasan de ser libres, triunfadoras, independientes, valoradas, a miembros de un grupo desfavorecido y apartado  socialmente del resto, es frecuente que para muchas mujeres, pasada la etapa inicial de vuelco en el bebé empiece una etapa complicada de reencontrar, o de encontrar, a la mujer dentro de la madre.
Algunas mujeres descubren su parte más femenina justo después de haber sido madres. Y se sorprenden descubriendo facetas en ellas mismas totalmente desconocidas. Como diría Jean Shinoda pasan del arquetipo Hera o Atenea al de Afrodita.
Todos estos cambios son difíciles de digerir cuando además hay un bebé o niño del que muchas veces somos únicas cuidadoras la mayor parte del tiempo.
Nos volcamos en nuestros hijos, lo hemos decidido así, nos llena ese papel, pero a veces nos sentimos como difuminadas, desdibujadas, lo que se ha dado en llamar «No salir en la foto».
Guardamos y atesoramos testimonio de cada etapa del crecimiento de nuestros hijos y no olvidamos que ellos son los protagonistas de su historia, pero sí olvidamos que nosotras hemos de serlo de la nuestra.
No extraña comprobar la profunda crisis que experimentan muchas mujeres cuando han pasado los años y se dan cuenta que lo único que hacían era orbitar alrededor de sus hijos.
En EL Concepto del Continuum, su autora Jean Liedloff , explica que esta no es la forma lógica de criar hijos. Ellos vienen preparados para aprender de la vida de los adultos. Vidas ricas, llenas de quehaceres interesantes y con propósito. Atendiendo a los hijos, pero no desatendiéndose a sí mismos.

Cuando un adulto, principalmente la madre, deja toda su vida para dedicarse a contemplar a su hijo, las implicaciones emocionales para ese bebé son enormes. Y el mensaje intrínseco que recibe es que su madre no tiene nada interesante que aportar a su aprendizaje.
No podemos criar hijos con buena autoestima si no reciben el mensaje real de que sus padres, principalmente su madre por la gran influencia de esta figura en la primera etapa de vida de los bebes,  tiene buena autoestima.
Si nuestro álbum de fotos familiar está lleno de fotos en las que no salimos… algo pasa.
Te propongo algo: Dedícate unos minutos a mirarte frente al espejo y dime…

«Cuando te miras ¿qué ves?»

Este domingo 25 de Enero si estás en Las Palmas de Gran Canaria te propongo un círculo de reflexión sobre este tema.
Dentro del marco de actividades del 1º Aniversario de Espacio Vida.
¿Te apuntas?

Aniversario Espacio Vida

Cómo ser profesional sin dejar de ser femenina

Cómo ser profesional sin dejar de ser femenina

Hubo un tiempo en que las mujeres de éxito en el mundo de los negocios, o de otros ámbitos de influencia  eran de todo menos femeninas.
El look Margaret Thatcher, marcó a una generación de mujeres con la idea de que para tener responsabilidad había que imitar las características masculinas.
Todos reconocemos aún ese «estilo» en algunas mujeres con gran influencia política o económica.
Del propio sector de las mujeres que luchaban por la igualdad también se apreciaba a veces  un alejamiento voluntario de la imagen de mujer femenina.

antes y después de algunas políticasEl estereotipo de «las guapas no son listas» sigue vigente para muchas personas aún hoy aunque sí vemos como cada vez más mujeres con puestos de poder e influencia se preocupan por cuidar su imagen y resultar atractivas.
Las mujeres de la política  o los medios de comunicación han cambiado mucho en los últimos 10 o 15 años. No es algo casual. Muchas de estas personas han cambiado tras contratar asesores de imagen y/o estilo.  Esos cambios para resultar más atractivos y atractivas tienen influencia en cómo son vistos, y en consecuencia en la confianza que la gente deposita en ellos.  Es lo que se llama El efecto Halo.

La Belleza no es una frivolidad

Ahora sabemos que la belleza no es algo frívolo. El ser humano está diseñado para apreciar la belleza y para buscarla y querer rodearse de ella.

Al parecer nuestros antepasados sabían que la belleza era sinónimo de salud y la fealdad era síntoma de algún problema o enfermedad por lo que biológicamente buscamos rasgos armónicos que nos garantizan en mayor medida la posibilidad de tener descendencia. (Recordemos que biológicamente nuestro papel en la vida es reproducirnos). Os recomiendo ver el programa La Ciencia de la Belleza si queréis ahondar en este tema.

En este contexto, las mujeres sobre todo, nos vemos sometidas a corrientes a veces contradictorias. Por un lado el estereotipo que dice que preocuparse de la imagen revela poca profesionalidad, como si lo realmente importante de una persona fuera solo el interior, y por otro lado saber que nuestro interior se ve condicionado por nuestro exterior y viceversa.

Una persona que se gusta a sí misma se siente más segura y por tanto suelo tener más éxito en lo que afronta, y por el contrario, una persona que no se gusta a sí misma o con una imagen descuidada proyecta una imagen de inseguridad que  le afecta en su propia capacidad y que actúa como repelente para los demás. 

Nadie en su sano juicio desatendería un campo de actuación que tiene tantísima influencia en su vida y en sus relaciones con los demás. A veces negarse a prestar atención a la propia imagen solo esconde prejuicios y/o inseguridades propias.

Haríamos bien en preguntarnos:

¿Me preocupo por la apariencia de mi hogar?
¿Me preocupo por adornar el lugar donde trabajo y hacerlo acogedor?
¿Me gusta que mi familia vaya bien arreglada?
¿Y yo?
?Merezco yo menos atención que mi casa o mi oficina?

El primer paso para vencer un prejuicio es reconocerlo y el segundo resolverse a cambiar.

Tenemos que  entender que ser femenina no es algo que tengamos que esconder o negar. Somos femeninas, porque somos mujeres. Aceptar que es parte de nuestra condición, de lo que somos y que es fabuloso.
En cierto sentido somos diosas. Nuestras características de mujer hacen posible la vida, así que en vez de esconder lo que somos o intentar parecernos al otro sexo, sintamos orgullo de nuestra condición.

Cuando nuestra actitud hacia lo que es ser mujer es buena, nuestro lenguaje corporal transmitirá aceptación y seguridad. Todo lo que hagamos tendrá una impronta de verdad, porque no estaremos disimulando lo que somos o intentado aparentar lo que no somos.

 Pero ¿cómo ser profesional y femenina a la vez?

Somos seres sexuales por naturaleza. Eso es una realidad.
Es cierto que gran parte del arreglo puede resultar en acentuar los atributos sexuales.  Y está comprobado que los hombres reaccionan ante la imagen de una mujer guapa de forma distinta a cómo reaccionamos las mujeres ante imágenes de hombres atractivos. Hablando en un lenguaje sencillo: a los hombres les distrae la visión de una mujer atractiva.
Eso explica por qué la mayoría  de guías de consejos para ser una buena profesional recomiendan para el  trabajo ir discreta, no usar ropa demasiado corta o escotes pronunciados, que se prefiera el pelo recogido a las melenas sueltas, zapatos de medio tacón, uñas no demasiado largas y complementos discretos.

crea tu marca personal

Eso no significa que si eres mujer profesional lo seas menos si optas por no ir con un traje sastre, o llevar la melena suelta. Lo que significa es que a la hora de relacionarte con otros entiendas que la imagen que escoges tendrá un impacto en los demás. De ese modo algunas mujeres en determinados ámbitos, prefieren analizar el modo en el que se arreglan para controlar el impacto que su imagen provoca  y que éste sea positivo y sirva para cumplir los objetivos que se han marcado.

Esto lo hacemos todos consciente o incosncientemente. Si vas a una barbacoa al campo no se te ocurre ir con un traje de noche y tacones. Del mismo modo que si te invitan a una boda no vas  con vaqueros y zapatillas.

Nuestra libertad de vestir y arreglarnos como queramos la limitamos voluntariamente dependiendo de la actividad que vamos a realizar y el ambiente donde la vamos a desenvolver.

Yo que hago talleres con grupos diversos no me arreglo igual si es un grupo de padres en un barrio residencial, en una zona más desfavorecida socialmente, en un ámbito rural o si es entre profesionales médicos. Incluso miro si el taller se va a presentar en una sala con sillas o en el suelo con colchonetas.

No es dejar de ser una misma, es ser inteligente y adaptarse al medio.

Si eres una mujer profesional, mi primer consejo es que te gustes. Y el segundo,  que actúes con inteligencia y que tu imagen, la que escojas en cada momento sirva para añadir valor a tu trabajo, nunca a restárselo.
Sobre colores y tamaños de faldas, tacones y uñas no te voy a hablar, porque estoy convencida que si eres inteligente tú sabrás escoger lo adecuado en cada ocasión. 😉

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Desde cualquier lugar, cuando tú quieras, tantas veces como quieras,  accede al taller grabado de 3 horas y media de reflexión sobre estos temas y tips prácticos para conseguir que tu imagen refleje lo que deseas. Además te incluiré en un grupo privado de Facebook donde comentar y compartir recursos.

sácate partido
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7 cosas que un emprendedor puede aprender de las páginas de citas

7 cosas que un emprendedor puede aprender de las páginas de citas

Un emprendedor aprende de todo lo que le rodea, y básicamente todo emprendedor es vendedor: de sí mismo, de un producto o de sus servicios, así que nada mejor para aprender que fijarse en los que venden.
Yo llevo un tiempo analizando un sector , las páginas de citas y contactos on line, que aunque no se dedica a la venta en sí, sí está concebido para  que los usuarios le escojan a uno sobre los demás.
No hay mejor campo de pruebas que esta especie de «catálogo humano», así que voy a compartir contigo algunas de las cosas que he visto que podemos aplicar a nuestra vida de emprendedor:

  • Marca Personal
    Los perfiles sin foto obtienen muchísima menos cantidad de interacciones. Quien no se atreve a dar la cara no inspira confianza.
    En tu  vida de emprendedor la gente quiere saber quién eres y por qué ha de escogerte a ti en vez de a otro profesional de tu mismo sector. Preséntate a tus clientes, porque la gente quiere trabajar con «personas», no con empresas. Sé tu propia marca personal.
  • La Imagen Sí importa.
    Y mucho. En páginas como estas lo primero que aparece es una foto. Dependiendo de si ésta es atractiva, se entra después a ver el perfil. Si la imagen escogida no es muy afortunada o apareces en determinadas situaciones poco cuidadas da igual lo interesante, inteligente y especial que seas, la mayoría no va a entrar a averiguarlo.
    Como emprendedor  tu imagen, la tuya, la de tu marca, la de tu web, tu logo, todo es importante. Cuida los detalles porque la primera impresión real garantizada es la primera, si no gusta, puede que no haya nunca una segunda oportunidad.

sácate partido

  • Sé original.
    Las frases del tipo «soy buena persona, sencillo y especial» no expresan nada nuevo. Las presentaciones que atraen interés son las que sorprenden, las diferentes y atractivas.
    En tu emprendimiento, si eres uno más en tu sector, no vas a conseguir grandes resultados diferenciadores. Busca la diferencia que aportas y dale protagonismo a eso.
  • Cuida el lenguaje
    Si lo que sé de ti es lo que me cuentas en una presentación corta y ésta  está llenas de faltas de ortografía,  la opinión que se van a formar de ti no es la que te gustaría. Y más teniendo en cuenta que hay correctores para aquéllos que no dominan el lenguaje.
    Como emprendedor cuida que todas tus comunicaciones sean correctas, para muchas personas el ser descuidado con el lenguaje denota, no solo una falta de cultura general, sino falta de respeto o descuido por el cliente. Las expresiones habituales de tu trabajo las vas a repetir muchas veces, asegúrate de conocerías y expresarlas correctamente.
  • No mientas
    Cuando hablas con muchas personas es fácil que no recuerdes todas las conversaciones o qué le has dicho a quién, así que no mientas porque será fácil que te pillen. Y no hay nada más avergonzaste que ser pillado en una mentira.
    Como emprendedor la honestidad es un valor que ha de acompañarte siempre. La meta de un emprendedor es conseguir clientes y fidelizarlos para que ellos a su vez se conviertan en tus «comerciales». Nadie se queda con quien le miente, engaña o estafa. Sé honesto siempre. No tienes que contar toda al verdad, pero nunca hay motivo para mentir.
  • Aprende a decir «no»
    Si en estas páginas te dedicas a responder a todo el que te escribe, pensando que es lo «educado» perderás tu tiempo y el del otro. No se trata de ser el más popular del lugar, sino de encontrar lo que buscas y para eso hay que cribar.  En estos sitios hay que enfocarse en quienes interesan y no dar pie a quienes no.
    Como emprendedor has de estar enfocado en tu meta. Saber decir «no» a otros proyectos o distracciones
    que te hacen desviarte de tu objetivo principal. El tiempo es limitado y la meta es rentabilizarlo al máximo. Un emprendedor no busca «amigos» en su negocio, sino clientes. Si desatiendes a estos para agradar a todo el mundo o dar de tu tiempo a todo el que te solicita cosas fuera de tu trabajo, entrarás en una dinámica abocada al fracaso.
  • Aprende de los fracasos
    En estas páginas  si algo queda claro es que hay muchos peces en el mar,  que hay muchas personas buscando relacionarse a pesar de haber sufrido fracasos previos. Que no te haya ido bien hasta ahora no significa que no vayas a encontrar algo que te convenga.
    Un emprendedor sabe que los fracasos son ocasiones para aprender y reenfocarse en el camino al éxito. LA clave es seguir insistiendo y no darse por vencido.  Una vez alguien me dijo que siempre hay alguien que tiene lo que tú quieres,  es cuestión de que esa persona o personas te encuentren, les gustes y te compren.

¿Y tú? ¿Has aprendido técnicas de venta de formas «poco habituales»? ¿Quieres compartirlas conmigo?

 

Qué hay detrás de los Selfies

Qué hay detrás de los Selfies

Ayer leía a una amiga lo estúpido que parece nombrar en inglés cosas que tienen su nombre en nuestra lengua, y yo que amo las palabras, en parte estoy de acuerdo.
A mí personalmente, me parece un snobismo llamar «muffin» a la magdalena de toda la vida, pero la lengua que utilizamos es algo vivo y nos guste o no, cambiante. A  veces por necesidad, a veces por uso, a veces por modas…  Nunca he oído a nadie usar «balompié», en vez de «fútbol», así que me temo que igual un día las magdalenas  serán solo  las representaciones de aquélla mujer que se cruzó un día con Jesús de Nazaret.

Pero volviendo al tema del título, hay una palabra que ya es parte del vocabulario habitual de la mayor parte del planeta sin ser angloparlantes: selfie.

¿Qué es un selfie?

Un selfie es una autofoto de toda la vida de dios.
Bueno de toda la vida no, porque hasta la llegada de los smartphones  y tablets, hacerse fotos estaba reservado a las BBC  (Bodas, Bautizos, Comuniones) y demás eventos especiales.
carrete fotosCuando yo era pequeña la cámara de fotos no es que fuera algo desorbitado de precio, pero había que comprar el carrete ( máximo de 36 fotos) y revelarlo, lo que no era precisamente barato. Así que sin ser un lujo en sí,  como tampoco era algo de primera necesidad, no entraba en el presupuesto habitual de la familia.

Y luego el tema logístico:  hacerse una foto a uno mismo con esas cámaras era complicado. No todo el mundo tenía un trípode, ni un disparador automático, ni todas las cámaras permitían el disparo retardado. Así que en a mayoría de los casos más que complicado era imposible.
Así que lo habitual es que  las fotos fueran grupales, o familiares, para aprovechar. De ese modo en vez de hacer una por persona salíamos todos a la vez. Bueno, todos  salvo el que la hacía, que o bien se turnaba con algún otro del grupo, o lo más frecuente, fuera siempre ese que se ofrecía a hacerlas «porque le salen muy bien» al mínimo atisbo de asomar una cámara.
Casi nunca era que fuera el mejor fotógrafo, sino la persona que menos se gustaba a sí misma (recordad este detalle).
Creedme que sé de lo que hablo.

El deseo de prevalecer

Antes de la llegada de las cámaras de fotos familiares,  ¿quién podía permitirse guardar su imagen para la posteridad o como recuerdo?
Pues la clase media, en situaciones contadas, cuando se iba a un fotógrafo profesional.
¿Y antes de eso?
Pues observemos las «redes sociales» de la época, es decir, los museos y palacios de hoy. En sus paredes vemos colgados los retratos de los nobles  e ilustres que podían permitirse encargar retratos.
O estaba la opción de ser musa de artista, aunque fueras prostituta y de ese modo conseguir pasar a la historia

Victorine Meurent musa de  Manet

Victorine Meurent musa de Manet

La mayoría de los pintores, que eran quienes podían y sabían se hicieron autorretratos, a veces series enteras. Auténticos selfies de su época que hoy admiramos

Autorretrato Van Gogh

Autorretrato Van Gogh

Si Las Meninas hubieran tenido un smartphone o una tablet sin duda la historia sería muy diferente

Imagen de Idígoras

El caso es que estoy harta de leer a psicólogos ,expertos  y opinólogos varios hablando de los trastornos que hay detrás de los selfies.

No digo que no tengan razón en algunos casos, incluso en muchos casos. Pero me repatea la necesidad de etiquetar todos los comportamientos humanos como patológicos.
Y por supuesto, a nivel personal, me repatea solemnemente que alguien crea saberse mi vida y milagros por las fotos que me hago o que me psicoanalice cuando ese no es más que UN aspecto de mi compleja psique (como de la de cualquiera, vaya).

Vivimos en una época totalmente audiovisual. En un mundo bombardeado de imágenes, donde las personas «de a pie» éramos siempre receptores. Ahora resulta que a mucha gente le parece bien, o divertido, o terapéutico, o lo que sea, no solo recibir imágenes de otros, sino emitirlas.

Y digo yo: ¿qué problema hay?

Como en todo, seguro que habrá nieveles de patología, por supuesto. Quienes se las hacen conduciendo y locuras por el estilo.
Pero es que locos los hay en todas las ramas (si yo hablara…).
En el mundo en el que yo me manejo que es entre mujeres principalmente, y particularmente entre madres, lo habitual es sentirse «inexistente».
La imagen femenina se ha usado y se usa para todo menos para hacer sentir bien a la propia mujer que la proyecta.
Crecemos con estereotipos imposibles de cumplir, oyendo continuamente adjetivos sobre nuestra imagen, no siempre positivos.
Digamos lo que digamos la imagen personal va asociada a ciertos prejuicios sociales, culturales, religiosos, etc. A veces incluso ideológicos.
Igual de prejuicio es decir que las guapas son tontas, a decir que las feas son más inteligentes. O  que para ser activista de cualquier causa supuestamente importante hay que ser descuidada o poco femenina, o ir rapada o vestida de negro y con chanclas. Estereotipos todos. Prejuicios todos.

Si una mujer no se gusta, eso va a repercutir en su vida, en la personal, en la de pareja, en la familias, con sus hijos, con sus clientes, con sus vecinos… en toda su vida.
Decirle que su apariencia no importa no solo es mentira sino que es una estupidez.

Claro que la apariencia importa, que me hace a mí mucha gracia quienes presumen de importarles poco la suya pero contratan a un diseñador para su logo, su web o combinan las cortinas con el sofá y/o buscan hacer fotos bellas a paisajes.
Respeto a quien quiera negar  las repercusiones de la imagen propia, en uno mismo y en los demás, pero por supuesto no lo comparto. Como diría una amiga, las personas son respetables siempre, las opiniones no.

Cuando trabajo con una mujer que no se gusta a sí misma una de mis recomendaciones es precisamente que se haga fotos. Que se las haga ella, llamándolas selfies o autofotos, o autorretratos o miradas en el espejo…. o que se haga una sesión con un profesional.
Que luego esas fotos las publique o no, eso ya depende de ella misma.
Pero  alguien que se ha pasado la vida escondiéndose, odiándose incluso, por no ser como se supone debe ser, o repitiéndose constantemente que «a mi no me importa mi imagen porque eso es frívolo»  y cosas parecidas, para tapar ese descontento o los complejos, lo que está haciendo es engañándose.

Porque su yo de verdad, se le saldrá por las costuras.

Y le saldrá en forma de burla o crítica a quienes son felices sintiéndose a gusto consigo mismas, o como yo digo: «ejerciendo de fea», lo que significa:  intentar demostrar a todo el mundo que eso no te importa, cuando en realidad te importa tanto que te duele.

Y repito: sé perfectamente de lo que hablo.

El primer paso es Mirarse, reconocerse, cambiar si se desea cambiar algo…
la meta: llegar a gustarse.

Como mujer, como madre, y como facilitadora de talleres de desarrollo personal estoy harta de ver que si las mujeres tenemos baja autoestima  en general, al ser madre la cosa puede  agravarse aún más.
El rol de madre es tan intenso, que es fácil perder la propia identidad al servicio del cuidado de la familia.  Pero sin entrar en detalle a analizar las connotaciones  de ese hecho, voy a mencionar solo uno:

Qué mensaje les transmitimos a nuestros hijos sobre nuestra propia percepción de nosotras mismas

Si nuestros hijos tienen que decirnos algo como: «¡Mamá, ponte en la foto!»... no estamos contribuyendo mucho a visibilidad y dignificar nuestro papel.

Nuestros hijos nos ven preciosas, porque lo somos

(Conste que odio poner publi de esta empresa… pero es el que mejor refleja lo que quiero decir)

Yo fotografío a mis hijos porque les adoro y estoy orgullosa de ellos y quiero guardar muchos momentos…
Y me fotografío  a mí misma porque por fin me quiero mucho más de lo que aprendí a quererme.
Y porque tengo derecho a ser vanidosa si me apetece… mi yo acomplejado lleva tantos años de ventaja en ese campo que puedo permitirme otros 30 y tantos de prevalencia del exhibicionista.
Y porque me da la gana
Y porque además… salgo monísima… que es algo que esas «feas» que me critican, al parecer no soportan.

Sigo siendo igual de buena profesional o no,
igual de buena madre o no,
igual de leal o no,
con selfies o sin ellos.

La diferencia es que soy libre de decidir hacer algo que me sienta bien a mi, y que sienta bien a gente que me importa.
Al resto, a esos que les molestan mis selfies o los de los demás…
Lo primero  esto:

Y lo segundo:
deciros que me importa exactamente NADA vuestra opinión.

Maléfica y su selfie

 

Talleres en Algeciras y Sevilla

Talleres en Algeciras y Sevilla

Dicen que el círculo es la figura geométrica más perfecta… yo que no sé demasiado  de geometría, no sé si es cierto.

Lo que sé, es que es la figura ideal a formar cuando se reúne  un grupo de personas  a hablar, a mirarse, a compartir…Se crea algo especial, todos formando parte de algo,  nadie por encima, ni al frente de nadie.

Y creo que en círculo la energía se mueve entre todos, que al ser una figura cerrada, no se dispersa… sino que va pasando y recogiendo y repartiendo… como algo mágico que crece.
Quizás por eso cuenta la leyenda que el Rey Arturo mandó construir una mesa redonda…

 

Esa es la forma que solemos elegir los grupos de mujeres*, al estilo de las reuniones alrededor del fuego de casi todas las culturas. En ese caso todas recibiendo luz y calor del centro, de la hoguera. (más…)

Cómo acertar con tu Imagen Personal

Cómo acertar con tu Imagen Personal

Nunca copies… en todo caso homenajea.

Una clave para que tu imagen sea atractiva ( que es algo que va más allá de ser guapa, «estar buena», o despertar el interés sexual) es que seas tú misma. Que te identifique, potenciando tus virtudes y tus puntos fuertes.

Algunas personas tienen un estilo muy definido y  eso es parte de la imagen que proyectan.

Otras no encuentran uno que se adapte a ellas con el que sentirse cómodas y favorecidas.
En esos casos es fácil caer en la trampa de imitar a alguien a quien admiramos, que nos gusta o a quien querríamos parecernos ( por uno o varios aspectos).

Los riesgos de imitar

El primero : que se nota y queda vulgar.
El segundo : que podemos dar la impresión de ir disfrazados y eso nunca, nunca transmite una imagen positiva. El que se disfraza quiere ocultarse y sacar el máximo partido a nuestra imagen es precisamente mostrar nuestros puntos fuertes.

 

Si en algún momento quieres usar un «look» diferente, homenajea, no copies.
Es decir, usa ese look concreto como inspiración pero dale tu toque. Así conseguirás un doble efecto positivo.

COn un ejemplo lo veréis claro.
El look de Audrey Hepburn, si yo lo copiara quedaría ridícula. Ni mi físico, ni mis rasgos, ni mi expresión se parecen en nada a los suyos…


Pero puedo usar esa base… y añadirle algo mío

Tan malo es no tener ningún estilo como que ese estilo sea tan limitante que no nos permita cambiar para adaptarnos a las circunstacias o a roles diferentes.

A veces un pequeño cambio  proyecta una imagen diferente, para un momento o actividad diferente.

Aprende a Sacarte Partido