Las brujas de hoy
Tengo perfil de bruja.
Sí. De la bruja mala de los cuentos. Tengo una cara angulosa, una nariz larga y puntiaguda y encima tengo dos verrugas en la cara.
Durante años nunca me hacía fotos de perfil. Bueno, la verdad es que nunca me gustó hacerme fotos, pero las pocas que admitía, siempre eran de frente.
Esta mañana, mientras desayunaba en la cama con mis hijos, me pregunta el mayor que por qué todas las brujas tienen verrugas.
Y aproveché para contarle qué eran las brujas y por qué la literatura ha mantenido ese estereotipo negativo de la mujer.
Les he explicado que antes llamaban brujas a aquellas mujeres que sabían leer, que sabían utlizar plantas como remedios, a las que ejercían de parteras o chamanas. O sencillamente a las que decidían vivir libres sin casarse, a las que cuestionaban la autoridad (patriarcal, por supuesto) establecida. Las que tenían religión propia, las que adoraban dioses, catalogados como falsos, pero que eran mucho más reales que los «oficiales». ¿Acaso no es más dios para el ser humano el Sol, la Tierra o la Lluvia que la estatua de madera de un moribundo o de un cuerpo sentado inerte viendo la vida pasar?
Brujas temidas, odiadas y perseguidas por pensar, por tener cirterio propio y por no someterse al poder violento y abusivo. Brujas envidiadas por quienes deseando esa libertad física y de pensamiento no se atrevían a dar el paso y salirse de los sistemas establecidos. Brujas perseguidas y quemadas o apedreadas o marcadas y avergonzadas.
Ostracismo, castigo, prisión, muerte… Esas han sido las armas de una sociedad que intentaba erradicar las muestras de inteligencia e independencia.
- Quizás las brujas fueron las primeras conscientes de lo que es la inteligencia emocional.
- Quizás ellas sabían que el conocimiento intelectual acumulado en las bibliotecas de quienes tenían el poder (político o religioso) no servía para mucho.
- Quizás eran ellas las que de verdad sabían los secretos de la vida y la muerte, de lo que es realmente importante.
- Quizás ellas mientras morían quemadas en hogueras y gritaban maldiciendo a sus verdugos en el fondo sabían que eran más libres con su muerte que toda esa masa borrega que observaba y disfrutaba con el espectáculo de ver cómo se extinguía la única posibilidad de libertad real que habrían conocido en su vida.
Hoy las brujas no sólo son aquéllas que profesan una religión oculta. Las brujas de hoy no necesitan vestir de negro, tener verrugas en la cara o en el cuerpo, señal de su relación con el demonio. Las brujas de hoy sabemos que da igual tener un perfil aguileño o una cara angelical porque lo que nos define es nuestro poder.
- Hoy no necesitamos hacer conjuros alrededor de un caldero.
- Hoy conjuramos con las palabras. Escribiendo en lugares como este, agitando desde las redes, en nuestros círculos de mujeres.
- Hoy seguimos sin callarnos ante quienes creen que su género, su rol o su situación les otroga un poder que no tienen sobre nosotras.
- Hoy nos reímos de forma burlesca a veces ante la estupidez de aquellos que creen que saben más que nosotras sólo porque algún día, otro como ellos les dijo unas frases que estos aprendieron de memoria.
- Hoy seguimos aguantando la mirada a quienes creen que pueden intimidarnos.
- Hoy nos reímos de la soberbia estupidez de esos seres mediocres que por pertenecer a la clase privilegiada creen que son superiories a nosotras.
- Hoy provocamos, a veces para conseguir que otros despierten y a veces por el placer de demostrar que podemos, que no nos intimidan, que no les tenemos miedo.
- Hoy sabemos que hay quien desearía quemarnos en la hoguera y reaccionamos quemándoles a ellos sus pobres argumentos.
- Hoy somos más conscientes de nuestro poder y sabemos que eso despierta más la furia de los herederos de aquellos personajes oscuros que acababan con nosotras. Pero no podrán.Porque hoy somos muchas, porque hoy todas nuestras hijas serán brujas como nosotras, y nuestros hijos serán hombres que las admiren y respeten.
- Hoy las brujas ya no envidiamos a las Blancanieves, ni a las Cenicientas, ni a las Bellas Durmientes.
Porque tener un cutis blanco, ser cándidamente perfecta y tener una belleza ideal no enmascara el hecho de que en realidad eres una ñoña que sólo es feliz sirviendo a los demás mientras es totalmente inconsciente de su propia ignorancia ante la vida o siendo explotada sin rebelarse mientras espera que venga un hombre que ni siquera recuerda su cara, a rescatarla o viviendo en un bello palacio una vida lujosa, totalmente anestesiada en cuerpo y alma.
No, queridas princesitas de imagen perfecta, no os envidiamos, ni a vosotras, ni a vuestros príncipes machirulos. Porque las brujas de hoy, con las piedras que nuestros enemigos nos lanzan, construímos nuestros propios castillos.
Las brujas de hoy sabemos que el poder es nuestro y lo ejercemos. Cuando tenemos un problema no esperamos, pasivas, caballeros andantes que nos salven. Somos, de hecho nosotras, las que les salvamos, quizás no de morir quemados, pero sí de vivir una vida triste y mediocre, consumiéndose en el fuego de perseguir un ideal de felicidad que no existe .
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Somos brujas, somos mujeres, somos diosas… y cuando el humo que queme todo lo demás se extinga, nuestro fuego seguirá ardiendo.