Igual cuando lees esa pregunta piensas en el hecho de si eres de las que la hace por las mañanas o la deja sin hacer la mayor parte del día. 
Recuerdo una conferencia de algún mando del ejército que decía que hacerse la cama por la mañana era un indicativo del éxito, por aquello de empezar el día cumpliendo las obligaciones o algo así.  Lo cierto es que luego nos enteramos que la ciencia nos dice que mejor no hacerla y dejarla deshecha mientras la habitación se airea… o sea que ya tenemos 2 ideas contrapuestas solo sobre algo tan aparentemente poco relevante como hacer al cama o no por la mañana. 
Yo, si te sirve de algo te diré que solo «hago la cama» cuando cambio las sábanas, que lo mejor que me regalaron cuando me casé fue un edredón nórdico  que no hay que estirar, ni entremeter ni nada. Y que yo personalmente prefiero la teoría de ventilar la cama a la de que el éxito depende de lo metódica y organizada que seas. 

Pero no iban por ahí los tiros de mi pregunta.  Me explico: 


Yo duermo bastante regular, pero lo cierto es que hace poco decidí que iba a comprarme una cama buena de verdad, de esas de los hoteles de 5 estrellas. Decidí que en vez de gastarme «lo justo» en un colchón normalito y seguir con mi canapé de hace no sé cuántos años que ya  no estaba bien del todo, iba, por fin, a invertir en una cama buena para mí. 

Y estando en la cama desvelada pensé que es cierto que me sigo despertando muchas veces, pero que ya no noto molestias en el cuerpo como antes. Me alegré de haber decidido invertir en ese colchón que parecía de lujo por el precio. 
Y dándole vuelta a eso, a que la verdad es que es un colchón «caro» pensaba yo que un tercio de la vida se nos va durmiendo y que igual sí importa en cómo lo hacemos. 

Por eso llegué a la conclusión de que  reflexionar en qué importancia le damos al sueño, a cómo y dónde dormimos no es tan trivial. 
Casi todos los adultos que conozco tenemos un coche (o más). Y mirad esta noticia:

 

Pero es que si a eso le sumamos lo que implica tener un coche la cifra sube hasta esto:

Cuando lo ves así junto te das cuenta de cómo hemos normalizado ese gasto para una herramienta, que a no ser que seas taxista, vas a usar algunas horas al día solo. 
Recuerda:  en la cama estarás casi 1/3 de tu vida… y ya consideramos mucho pagar por un colchón los ue pagamos por solo 1 mes de coche. 

Viéndolo así seguro que ahora no te parece caro invertir 700€ o 1000€ en una buena cama ¿no?  Sobre todo porque no se trata solo de un tema de tiempo que pasas en ella sino de que incide directamente en nuestra salud y bienestar. 
De hecho, uno de los baremos que tienen los hoteles para clasificarse y obtener estrellas es la calidad del colchón. 
Y si no recuerda si alguna vez has dormido en un apartamento u hotel en el que la cama era de todo menos cómoda y confortable y si por el contrario, alguna vez has dormido en una de esas que parecía que flotabas. 
Por supuesto, cuando no hay para comer, siempre digo que esto puede sonar a frivolidad, pero para mí este caso de la cama es una muestra de cómo a veces miramos el precio y no el valor de las cosas. 

Yo estoy muy satisfecha de esa compra que lleva postergando mucho tiempo. Siempre había un gasto extra más importante, una compra que parecía más necesaria o la necesidad de otra persona de la familia antes que la mía. 

Pero recordé que hubo una época en mi vida en la que trabajaba mucho físicamente y que cuando llegaba a la cama por la noche siempre decía en voz alta: 
·Gracias dios mío por tener una cama»

No le damos importancia al reposo hasta que no estamos agotadas, del mismo modo que no valoramos la salud hasta que nos falta. 

Así que ahora, no solo en mi vida personal, sino en mi trabajo céreo que voy a incorporar la pregunta de 
«¿Cómo  es tu cama?» como indicador de autoestima, de prioridades o de placer incluso. 

Cuando nació mi hijo recuerdo que el padre me dijo un día: 
«Esto que hacemos con Iker se llama colecho»
Porque antes de saber que tenía un nombre, nos dimos cuenta que para poder dormir algo más lo mejor era que él estuviera en nuestra cama. Cuando la cama de matrimonio se nos quedó pequeña lo que hicimos fue adosar otra a la nuestra.  Nuestro dormitorio era literalmente eso: un DORMITORIO (la habitación de dormir). No teníamos ni armario, ni más muebles. Solo camas para dormir todos cómodos. 

Así que el test de qué dice de ti tu cama o cómo y dónde duermes, como ves puede indicar muchas cosas sobre ti. Del mismo modo igual puedes cambiar cosas que quieras sobre ti, cambiando tu cama o tu forma de dormir… Pero de eso te hablo igual otro día. 

Por cierto… aprovecho y te comento que hace unos meses me compré una manta de peso. 
¿LAs conoces? 

Así que entre mi colchón nuevo, mi manta eléctrica, mi edredón nórdico con una funda blanca de algodón que me encanta y mi manta de peso para aliviarme la tensión muscular y general… mi cama  cierra el ciclo de rutina de autocuidado que empieza siempre que puedo con mi clase de yoga…

Estoy satisfecha de haber cumplido uno de mis propósitos de mejora de mi bienestar físico y mental.
¿Y tú? ¿Quieres compartirme algo sobre el tema?

 

¡Te escucho!