«Demasiado feminista para el mundo profesional».

¿Qué sentirías si oyeras este comentario sobre ti y tu trabajo?

¡Bienvenida a mi vida!

Hace años, un señor ( por ser generosa en mis términos) me dijo que con el tipo de fotos y comentarios que publicaba en mis redes nunca me iban a tomar en serio en el mundo de la empresa. Por aquel entonces yo me dedicaba al ámbito maternal y mis fotos en tetas dieron la vuelta al mundo cuando Facebook las censuró y peleamos para conseguir cambiar su política.

Es curioso que un tipo narcisista, tirando a psicópata, que  presumía de premios de emprendedores y de estar en consejos de dirección de empresas  afeara mi «estilo» en redes. Sobre todo si recuerdo las fotos que él me mandaba a mí de mujeres desnudas y atadas. Al parecer mis tetas daban mala imagen si era para defender mi derecho a amamantar pero las de las mujeres con las que se excitaba y masturbaba sí eran dignas de compartirse.  Al final este asqueroso ser no es más que un reflejo de la hipócrita moral que aún hoy existe en el mundo, incluído el mundo profesional y de empresa.

Porque esa ha sido la tónica. Recuerdo en mi primer trabajo de secretaría de un bufete de abogados de mucho prestigio, cómo mis jefes idolatraban a Mario Conde. Todos vestidos y peinados igual que él, que parecían clones. Daba igual que esa fachada de hombre de éxito escondiera lo que escondía. Hasta robar es glamuroso si lo haces con un traje caro y mucha gomina (y eres hombre, claro).

Si eres hombre puedes permitirme soltar tacos diciendo que eres lo más, puedes mirar a la gente a la cara y ser todo lo directo que no serás agresivo sino potente. Podrás  defender a muerte tus colores y tus ídolos aunque estos sean deleznables, porque representan el éxito en masculino. Si eres mujer no vayas a creer que puedes hacer lo mismo. A ti te toca ir por los carriles que ellos te marcan o descarrilarás tu carrera profesional y encima habrá sido culpa tuya.

«Demasiado feminista»

Me pregunto ¿se puede  ser «demasiado» feminista?

¿Se puede una pasar de exigir que se cumplan los derechos?

¿Se puede ser demasiado pro derechos humanos?

¿Se puede ser demasiado equitativa?

Al parecer sí.

  • Sobre todo cuando la norma es esta igualdad de postureo, este feminismo de Zara y esta moda de  aprovechar  el talento femenino para decorar  de forma económica el antiguo y rancio despacho machista. Como pegar papel pintado en una pared con moho.
  • Somos demasiado feministas cuando no pedimos permiso para hablar, cuando se nos interrumpe y en vez de achantarnos levantamos la voz o recriminamos al machote de turno su mala educación. Somos tan demasiado feministas que las maleducadas somos nosotras.
  • Somos demasiado feministas cuando nos lanzan un piropo y en vez de avergonzarnos, sonrojarnos o incomodarnos ( o sentirnos halagadas) lo devolvemos con un revés a su terreno en plan: » tu opinión me importa la misma mierda que tú».
  • Somos demasiado feministas cuando osamos hablar en términos y condiciones hasta ahora reservadas a los hombres.
  • Somos demasiado feministas cuando denunciamos vuestro machismo en voz alta, cuando decidimos que la vergüenza la lleve el que la merece.
  • Somos demasiado feministas cuando hacemos un ejercicio de sororidad y decidimos creer siempre primero el testimono de la mujer. ¿Te jode? Porque es lo que habéis hecho vosotros siempre: vuestra sola palabra bastaba para arruinar la reputación y la vida de las mujeres con la complicidad de vuestras jauría fraternal.
  • Somos demasiado feministas si detectamos eso que llamáis «micromachismos» en un intento por blanquear vuestras violencias. Porque sí, majete, lo cierto es que «todo es machismo» solo que hasta ahora nadie te lo afeaba.
  • Somos demasiado feministas cuando te decimos que te quites de ahí que es nuestro sitio. ¿O no te has parado a pensar en todos los espacios que ocupáis y que aunque sea por derecho de cuota debería ser nuestro? ¿Has pensado en todo lo que históricamente nos debéis a las mujeres? ¿Todas las herencias no cobradas? ¿El trabajo no remunerado? ¿El cuidado gratuito y sin descanso?
  • Somos demasiado feministas cuando en vez de preocuparnos por vuestro ego nos preocupamos por nuestro amor propio.
  • Así que sí, somos demasiado feministas cuando te demostramos que tu burla, tus chistes, tus comentarios, tus fantasías, tus discursitos, tus piropos, tus miradas, tus «halagos», tu paternalismo y tu condescendencia son basura machista.

 

Yo tengo claro qué somos, somos feministas, demasiado poco, diría yo. LA cuestión es si tiene claro lo que eres tú.