La misoginia no siempre se expresa en forma de ataques directos de violencia física. Hay otra violencia mucho más sutil que no es tan evidente, pero es herencia directa de la anterior.
Esos hombres que nunca criticarían así a otros hombres, que han hecho su nicho el femenino porque se sienten superiores, porque desgraciadamente aún hoy muchas mujeres escuchan con más autoridad a un hombre que a una mujer hablando sobre el mismo tema , aunque el tema en cuestión sea intrínsecamente femenino. Esos hombres que se atreven a darnos lecciones de cómo funcionan nuestros cuerpos, no porque los admiren y los respeten, sino para sentir que tienen en cierto modo el control de algo que nunca podrán controlar.
No es nuevo. Todo el conocimiento imperante a lo largo de la historia ha sido masculino. Las mujeres tenían vetado, salvo contadas excepciones, el acceso a los foros de aprendizaje y enseñanza. Los grandes pensadores sobre los que se ha edificado nuestra filosofía y el derecho eran profundamente misóginos. Aún tenemos en nuestro lenguaje múltiples pruebas de ello.
Aristóteles, Sócrates, Nietzsche, Schopenhauer, Freud, Kant , Rousseau son algunos de los más conocidos pues sus obras escritas han llegado hasta nuestros días. Son un reflejo de la intelectualidad, de la «oficialidad» del momento. Durante siglos hombres ningunearon o directamente robaron a mujeres su trabajo, sus méritos y su protagonismo en campos como la ciencia, la medicina, la ingeniería…
Esa forma de machismo y misoginia que es el paternalismo es tan frecuente hoy día como el «tú te callas» del tiempo de mi abuela.
Ese comentario es un ejemplo de cómo algunos hombres, en sus perfiles públicos en redes sociales, se expresan en relación a las mujeres.-«Mujeres»
… al parecer los hombres no pagan cursos.-«llenas de dudas»
y él lo sabe porque las conoce a todas y conoce sus motivaciones, claro.-«Que cada cual se gaste el dinero en lo que quiera»
entonces ¿a qué viene el comentario?. Me suena a lo de «yo soy racista, pero…»-«en el interior de cada una está todo»
una vez más habla del interior de todas las mujeres, menudo fenómeno, no sé si también habla en mi nombre y quién le ha erigido en portavoz de todo un género.«Y para aflorarlo, si no sale….»
esta es la puntilla, aquí está todo lo que esperábamos, para variar un hombre diciéndonos qué y cómo tenemos que hacer las cosas.
Es curioso, que haya hombres que critican el trabajo de mujeres porque no tienen título oficial (título que obtienes cuando vas a que otros te digan lo que aprender) y luego critique que haya mujeres que pagan a otras para aprender lo que les interesa.
O sea, que al final se trata de a quién le otorgamos la autoridad de enseñarnos algo. Al parecer no podemos elegir quién es para nosotras, autoridad en una materia y nos lo tienen que indicar ellos.
Lo peor de todo no es que haya hombres así. Lo peor es que se casan con mujeres y que se convierten en padres de niños y niñas que serán los hombres y mujeres del mañana. Y por lo que comprobamos la misoginia no se diluye con el paso de las generaciones, simplemente se transforma para seguir siendo aparentemente correcta. No dejan de maltratar, simplemente cambian de forma de maltrato.
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Y lo triste es que cuando estos hombres, gallitos de corral, publican estas cosas no les aplauden un montón de hombres, no, sino un montón de mujeres. Mujeres que han aprendido que es más fácil seguir aplaudiendo al macho más tonto que a la hembra más lista. Ellas les siguen dando el poder que otras ya les hemos quitado. Madres que crían hijas que ven a sus madres aplaudir a hombres que menosprecian a mujeres. Así nos va,
Porque hoy día la mujer que quiere un pene lo consigue, pero tetas y úteros, amigos míos… tetas que den leche y úteros que engendren hijos no van a tener ustedes nunca.
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