Mi Negocio  es Después

Mi Negocio es Después

Pues sí: Afirmo «Mi Negocio es DESPUÉS»
Mi Proyecto Estrella: Asesoras Continuum, ha resultado ganador del concurso de ING DIRECT .

En la web de la Formación Asesoras Continuum escribí el otro día sobre el tema. Agradeciendo el apoyo que nos ha hecho ganar.
Hoy en este Blog sólo mío y más profesional me gustaría contaros qué siente Nohemí Hervada cuando ve en su correo esto:

Negocio ganador "Negocios Después" de ING Direct

 

Para que entendáis qué supone esto para mí he de deciros que yo nunca tuve mentalidad de empresaria. O mejor dicho, creo que la tuve y se fue  muriendo.

Yo quería ser abogada.

Bueno, yo quería ser cantante… pero ya se sabe, hacía falta un trabajo «de verdad» (léase con ironía) y ese era para mí ser abogada.

Nohemí Hervada 7 años

En Benidorm con mis padres (7 años)

No recuerdo en mis primeros años de colegio a ningún otro niño de mi clase con la idea tan clara de qué iba a ser. Esa idea la mantuve toda mi niñez, hasta el instituto ( si incluso escogí Latín 😉 ). Mis series  y pelis  favoritas eran las relacionadas con juicios. No sé si el sentido de la justicia tan acusado que he tenido siempre era lo que me hacía verme ahí, o esa pasión por el debate, más mi espíritu altamente competitivo. EL caso es que eso quería ser.

Con el tiempo, por mis  circunstancias familiares  y personales decidí que no iría a la Universidad, así que el año que mis compañeros hacían COU yo estudié administrativo mientras empezaba a trabajar cuidando niños  para costearme la academia, pagarme el carné de conducir, el seguro de mi viejo Renault 5, esas cosas que en muchos casos los jóvenes de mi edad recibían de sus padres.
Empecé a trabajar incluso antes de acabar el curso de la academia, como secretaria en un bufete de abogados. Era paradójico que estuviera trabajando en el sector que quise desde niña,  con tan solo 17 años.

Nohemi Hervada

Con 20 años. Mis primos vienen a visitarme a Gran Canaria

Trabajar allí me hizo darme cuenta de que tenia idealizada la imagen de lo que era un abogado. El mundo real me parecía que requería más fiscales que abogados, pero a mí ya no me importaba. Descubrí que ese no era mi mundo sin haber pasado 5  o más años invertidos en él.
Ya era mayor de edad y ya podía por fin escoger qué hacer con mi vida. Decidí invertir mis años de «libertad» en vivir como y donde quisiera. Y con 19 años me independicé y me vine a vivir a Canarias.
Dedicaba mucho de mi tiempo a ser voluntaria y a trabajar en lo que fuera para permitirme vivir haciendo lo que me hacía feliz.
Esos años de vivir compartiendo piso, sin tener casi nunca dinero de sobra, sin lavadora, sin coche, de levantarme a las 5.30 de la mañana… fueron un aprendizaje importante. A pesar de los días duros, de las horas llorando por sentirme sola y lejos de todos, por la incertidumbre de no saber si ese mes pagaría el alquiler, dependiendo de trabajos temporales… con jefes que dan para escribir no un post sino una novela… Pues a pesar de todo, esos años fueron, también, algunos de los mejores  de mi vida.

Aprendí a reírme de casi todo, aprendí el valor real de las cosas, aprendí que las colonias del supermercado pueden oler tan  bien en tu piel como el caro perfume  de Loewe que usaba antes.  Aprendí el valor de la amistad y de la lealtad y del respeto. Aprendí que con salud yo era capaz de salir adelante. Que no había trabajo pequeño ni vergonzoso, y que cualquier cosa que hiciera merecía hacerse de la mejor forma posible.

 

23 años. A la vuelta de mi viaje a UK

23 años. A la vuelta de mi viaje a UK

Por supuesto había días de auténtico miedo, recuerdo 2 momentos de auténtico pánico. Incluso hoy a veces sueño con esa sensación de angustia de no saber si podría seguir viviendo en la pura incertidumbre.  Como le he oído alguna vez a Sergio Fernández, el miedo a acabar en la indigencia. Hoy sé que quizás ese fue el mejor aprendizaje para ser emprendedora: no hay certitud, solo ganas de trabajar y  confianza en una misma. Y sentido común: mucho sentido común.

Tras esos años llegó mi etapa de casada que fue quizás, la única época tranquila de mi vida en casi todos los aspectos. Al poco de casarme encontré un buen trabajo, de jornada reducida que me permitía seguir teniendo tiempo para mi, para mi voluntariado, para mis estudios suplementarios (esa ha sido otra constante en mi vida, siempre he estado aprendiendo de muchas cosas diferentes), para mi marido. Era muy cómodo saber que de 8:30 a 13:00 6 días a la semana yo trabajaba y que a fin de mes cobraba un sueldo.  Eso te permite hacer planes, pagar una casa, comprar un coche, viajar. El horario fijo te da la tranquilidad de pensar en qué tiempo es para el trabajo y cuál es para ti. Era la estampa feliz: una pareja joven y sana con trabajo fijo los 2.

Un trabajo fijo.

Hoy oigo eso y me da grima.
Mi trabajo fijo acabó tras más de 8 años de trabajar al 200% en una depresión por estrés y mobbing.
Comprobé que para una empresa yo era un número, el 01044. Que daba igual mi grado de implicación, de profesionalidad y de preparación. Que las mujeres éramos siempre de segunda. Que los puestos de responsabilidad no se otorgaban por cualificación  o implicación sino por cualquier otro condicionante nada relacionado con la valía profesional. Sufrí injusticias y chantajes hasta que dije «basta». Primero fue mi cuerpo con una enfermedad, y luego, al recuperarme, fui yo.  Decidí no volver a una empresa que no se merecía tenerme en su plantilla. Así que otra vez más escogí la incertidumbre a la certeza.

Tras un cambio de orientación profesional radical fui madre. y ahí sí que mi vida dio un giro total.

Resumiendo mucho esos años contaros que empecé mi negocio de venta de portabebés. Eso sí, con una mentalidad de cualquier cosa menos de emprendedora. Es cierto que lo empecé sin invertir ni un € del sueldo familia de mi marido que era de lo que vivíamos. Pero aún recuerdo, pasados algunos años, hacer pedidos de 200€ como si fuera algo arriesgadísimo, y con más miedo que ganas.

«Pensaba en pequeño, gastaba en pequeño y ganaba en pequeño».

A punto de dar un taller de porteo

A punto de dar un taller de porteo

Trabajaba decenas de horas a la semana como asesora de lactancia y porteo, ya no sin cobrar, sino pagando yo. Invertí no solo mi tiempo que dejaba de ganar por no trabajar, y que le robaba a mi hijo, a mi marido  a mí misma, sino que invertía el dinero de mi familia en coche, gasolina, folletos… en comprar y   probar portabebés que luego no usaba ni vendía por no gustarme. Prestaba mis portabebés sin contrapartida ninguna, a veces eran devueltos sucios, o rotos, o no se devolvían…

Hoy sé que no trabajaba gratis.  
No es un servicio voluntario y gratis como una cree al principio.
Hoy sé que YO PAGABA PARA TRABAJAR Y REGALAR MI TRABAJO A OTROS.
No hay nada gratis, si no lo paga nadie, lo pagas tú.

No voy a aburriros más contando cómo fue el cambio de ser una miniPYME a lo que soy hoy. Lo que sé es que tras divorciarme, cuando la red de seguridad del sueldo fijo desapareció, tras 3 minutos de ataque de pánico pensando en cómo iba yo a mantener 2 hijos y una casa, siendo autónoma sin ingresos fijos, algunos meses, sin beneficio o incluso con pérdidas… tras esos 3 minutos, cambié el chip.
Recuerdo que pensé en esos otros momentos de incertidumbre e inseguridad de mi vida, pensé en mi madre que crió 5 hijos y me dije: «Tú Puedes».

Los momentos de crisis son empujones si los sabemos aprovechar.

Prototipé mi idea de ofrecer formación on line en mi sector y comprobé que era posible. Sabía cuáles eran mis puntos fuertes y decidí de una vez ponerlos a mi servicio, el de mi emprendimiento. Invertí mis ahorros en poner en marcha este proyecto con cabeza, alma y corazón.

Me resolví a no escuchar los comentarios negativos ni las críticas, salvo para ver qué tenían de verdad y mejorar.
Las otras, las dañinas, las demoledoras, las de aquéllos que critican por sistema lo diferente, lo nuevo, lo original…
o sencillamente aquéllo que no hacen ellos…
esas me daban aún más fuerzas, aunque sólo fuera para callarles la boca.

He de decir que recibí muchas más palabras de apoyo que de las otras. Seguramente porque son más, o porque no me centré en escuchar y/o leer a cada persona que decía algo negativo.  No me afectan demasiado las opiniones ajenas, pero por supuesto que algo me afectan, así que  decido no darles a gente que no me conoce o que no me aprecia el poder de dejar que cambien mi estado de ánimo. 
En estos 2 años he recibido, como todos, decepciones personales importantes. No he acertado a la primera en todo, he pagado caros algunos errores, pero todo es parte del proceso. Todo nos ha traído aquí.
Puede parecer un pequeño premio sin importancia, y quizás no cambie en gran cosa mi vida y mi trabajo. Pero es real, y lo he ganado yo.

Personas fuera del ámbito maternal tan endogámico, tan centrado en peleas absurdas de «esto es mío» o «esto se hace así», han visto un Negocio novedoso e innovador, rentable, con misión y con proyección de futuro.

Asesoras Continuum es un Proyecto que cambia vidas.
Cambió la mía, cambia la de quienes pasan por él y cambia la de los bebés de las familias que nos contratan.
Cambia la sociedad, porque cambia individuos y cambia mentalidades.
Eso Soy. Eso Somos y por eso hemos ganado.

Y por eso a menos de 2 semanas de cerrar el plazo de Inscripción con precio de oferta para el curso de Enero 2015, tenemos ya muchas de las plazas cubiertas. Por eso decenas de mujeres maravillosas nos escriben  diciéndonos que aunque ahora no pueden, su meta es ser Asesora Continuum.

  • Estamos contribuyendo a crear mentalidad de emprendedoras,
  • A mostrar cómo se emprende en femenino, de verdad, conciliando de verdad.
  • Pidiendo un salario justo por nuestro trabajo, no mendigando caridad porque ese no es el mundo que queremos.
  • No queremos cobrar en agradecimiento eterno. No queremos palmaditas. Nuestro Ego va bien servido y no dependemos de esos reconocimientos externos para vivir.
  •  Somos mujeres, madres y empresarias y queremos vivir nosotras y nuestros hijos, de nuestro trabajo . De un trabajo en el que somos buenas, lo mejor que podemos, y que nos esforzamos por hacer cada día de forma profesional y exquisita. 
  • Y queremos vivir bien.  
  • Parte de la libertad  y del empoderamiento personal pasa por la independencia económica y esa es una tarea pendiente de las mujeres aún hoy.
Nohemi Hervada emprendedora

Sé la Emprendedora que quieres ser

Este es un pequeño resumen de muchos años de trabajo. Largo para un post, ya lo sé, pero en eso, como en muchas cosas,  hago las cosas a mi modo, aunque no sea el más recomendable para obtener resultados.
Todo este rollo para compartiros lo feliz que estoy. Para animaros a creer en vosotras, a hacer las cosas con cabeza, pero a hacerlas.
Y a que nadie os diga que para obtener un resultado tenéis que dejar de ser como sois.

Nohemi Hervada en un karaoke

Soy Empresaria y me sigue encantando cantar