He sido voluntaria durante décadas. Lo sigo siendo. Es parte de mi, parte de lo que soy.

Ahora soy empresaria.

Y fundé mi emprendimiento  aprovechando mucha de la experiencia que adquirí en el voluntariado. Como yo, hay todo un colectivo de mujeres, que tras su maternidad se replantean su vida profesional y laboral.

Ser madre es en muchos casos un punto de inflexión, un replanteamiento de prioridades, objetivos y metas.

Esperando una verdadera conciliación que no llega, nos toca a nosotras buscar alternativas para vivir, no como nos marcan desde fuera, sino como queremos y merecemos. No queremos renunciar a criar nosotras mismas a  nuestros hijos, ni perder calidad de vida por no tener un salario justo.

En este marco surgimos las nuevas emprendedoras.

Y como la propia definición del término implica, emprender es una labor no exenta de dificultades.

La primera : nosotras mismas y nuestros propios miedos, tabúes y prejuicios. Empezando por salir de la zona de confort que nos han inculcado desde niños, la idea de la seguridad del “sueldo fijo” y pasando por revisar nuestra relación con el dinero.  Una emprendedora tiene que tener claro que

cobrar por dar un servicio no solo no es vergonzoso, sino que dignifica.

 

Cuanto antes una emprendedora asiente estas bases, mejor le irá en su negocio. Esto redundará en su seguridad económica y en la de sus hijos.  Y estará inculcando en ellos cosas tan importantes como que el éxito está en vivir de lo que a uno le gusta y apasiona. ¿Y no es esa una buena meta en pos de la cual ir?

Yo cobro por asesorar a familias en todo lo relacionado con la maternidad.

  • ¿Que creo que es un trabajo importante? Claro.
  • ¿Que en  cierto modo es triste que para obtener apoyo en temas como la lactancia o el porteo haya que pagar? Pues no.
    Porque todos los trabajos relacionados con transmitir experiencia y conocimiento se pagan.

Quizás sería diferente si en vez de ser pagados por las familias, lo cubrieran los organismos oficiales. Pero como dije, si no lo financia el Estado que todos contribuimos a mantener, no lo vamos a financiar las propias asesoras.

Porque al final la cuestión es: o lo financias tú o te lo tengo que financiar yo. Y tú financiarías solo tu caso, del que además te beneficias directamente y  a mi me tocaría financiar a decenas, incluso a cientos. Porque en algún lugar hay que poner el tope, y el tope decidí ponerlo yo.

Si estás pensando en emprender no olvides tener claro qué opinas del dinero y de tu propio merecimiento.
Y sé generoso al pagar a otros por su trabajo, sea el que sea.  Si algo he comprobado es que quien paga bien, cobra bien.