Ayer vi un documental que hablaba sobre la cosificación de la mujer y cómo ese hecho afecta, entre otras cosas, a la participación del género femenino en la vida política.

Hoy leo este artículo sobre las mujeres españolas en política y sus maternidades.
LA realidad es que como comenté en el post del otro día, ser un padrazo es proporcionalmente igual de fácil que ser una mala madre.
Ellos sólo han de cambiar pañales, bañarles, portearles o cogerse el permiso de paternidad.  A un  padre que «ayuda» le hacemos la ola, pero las madres siempre somos juzgadas hagamos lo que hagamos.

Sigo leyendo mentes pensantes de todas las ideologías políticas y sociales  hablar de la baja tasa de mujeres en política , muchísimas menos en  cargos de responsabilidad,  de la apenas presencia de mujeres en las juntas directivas de las grandes empresas… y al parecer el problema, o gran parte de él es el hecho de que somos madres  (de hecho o en potencia).
Y la única solución que se plantea es establecer leyes de igualdad o de paridad en cuanto a las bajas al tener hijos.

A mí es que esto de poner parches en la parte equivocada de la tela me parece soberanamente estúpido, pero claro, yo no soy política, ni siquiera soy políticamente correcta  y no me convence ninguna ideología concreta a la que adherirme para explicar lo que pienso.

El parche que nuestra sociedad propone como solución es convencernos de que hay que repartir a partes iguales los cuidados, así no se penalizará a las mujeres por ser las primeras encargadas de ese rol.
Pero claro, como de momento el embarazo y el parto no hay modo de compartirlo ( aunque con lo de la gestación subrogada no tardaremos en ver cómo se presenta esto como una liberación de la mujer para que el embarazo no altere su vida «productiva»), pues nos centramos en repartir el cuidado del bebé desde que la madre es «prescindible» o «substituible», esto es, desde que nace.
Así vemos a las políticas de nuestro país como «ejemplo» del reparto del cuidado del bebé, cogiendo ellas sólo una parte de la baja para que el padre coja la otra.
No voy a entrar a hablar de casos particulares, porque la verdad es que ni falta hace, ya que todas las mujeres con cierta responsabilidad política en nuestro país que han tenido hijos durante su mandato, se han caracterizado por renunciar a gran parte de su permiso de maternidad.


Es curioso que la mayoría de las madres querríamos que las políticas trabajaran para que ese permiso aumente, y ellas «dan ejemplo» de escucha de la sociedad que representan precisamente haciendo lo  opuesto, reduciendo el suyo. Muestra inequívoca de hacia dónde vamos en este sentido.

Sigo viendo que en este tema se habla de derechos de las mujeres, de poca responsabilidad de los hombres, del doble rasero para madres y padres, de la sociedad hipócrita que no trata igual la maternidad y la paternidad… pero no escucho en ninguno de esos artículos a nadie hablando del derecho del bebé.

Y es que al bebé resulta que lo políticamente correcto se la trae al pairo. Para un bebé mamá no es igual a papá ni viceversa.

Para el bebé la persona insustituíble es la madre.

Del mismo modo que la gestación es cosa de la madre y no hay ley de paridad que cambie eso, los primeros meses de vida extrauterina del bebé es la madre la que sigue siendo insustituible.
Por muy políticamente correcto desde el punto de vista político, social y económico que veamos la paridad en el cuidado a los hijos, la realidad es que desde el punto de vista de la biología eso no es posible.

Nos empeñamos en negar esa realidad disfrazada de modernidad y justicia y lo que hacemos es precisamente ser totalmente injustos con quien más necesita ser protegido en sus necesidades y derechos: el bebé.

  • El bebé tiene derecho a optar por el cuidado y  la alimentación óptima y esto  lo provee su madre.
  • El bebé tiene derecho a tener acceso al pecho de su madre sin restricción horaria, al menos hasta que esté preparado para aceptar otro tipo de alimento ( no otra leche en biberón, eso no es una alternativa justa, eso es un remedio incomparable desde el punto de vista biológico, inmunológico, psicológico y emocional).
  • El bebé tiene derecho a establecer un vínculo seguro,  que será la base para su desarrollo, con la persona mejor preparada para ello: su madre.
  • El bebé tiene derecho a disfrutar de su padre sin que esto suponga verse privado de su derecho a estar con mamá todo el tiempo necesario.
  • El bebé tiene derecho a crecer no sintiéndose una carga para la vida profesional y social de su madre y eso no se consigue apartándole de ella para que esta consiga sus logros, sino cambiando la mentalidad en cuanto a cuál es la verdadera meta a conseguir.

Hay mucho que cambiar para que esa meta sea claramente identificable por todos.

  • La meta es que se conozca la verdadera implicación para la sociedad de cómo somos gestados, paridos y criados
  • La meta es que trabajemos porque se den las circunstancias óptimas a nivel social , político, económico y familiar para que gestemos, paramos y criemos de la forma óptima
  • La meta es que  algún día no tengamos que hablar de estos temas.
  • La meta es que todos los bebés tengan aquello que merecen por derecho
  • La meta es que todos contribuyamos a valorar el maternaje porque esa sí es la base de una sociedad sana, madura responsable y consciente.

Es trabajo de todos,  y tú puedes ser parte del cambio de paradigma.
Firma la petición, comparte el post y colabora en el trabajo de divulgación de los derechos y necesidades de los más pequeños. Si algo nos es común a todos es que nacemos necesitando ser cuidados, y con toda probabilidad acabaremos necesitando ser cuidados por los que cuidamos nosotros hoy…