De mi padre recuerdo una frase que tardé años en comprender:
-“Nadie da duros a 4 pesetas”

O lo que es lo mismo: “nadie regala nada”, o como me gusta decir a mi:
“nada es gratis”.

Por mucho que la publicidad y el marketing usen el  término  “gratis” para atraernos  a su marca, sus productos y/o sus servicios, lo cierto es que no hay nada gratis:  Si no lo pagas con dinero, lo pagas con otra cosa.
Si
eres tú el que ofrece el trabajo o producto sin recibir en contrapartida un dinero que compense la transacción es porque recibes otro tipo de pago que te interesa: promoción, reconocimiento, publicidad, buena imagen, etc.

Y si eres consumidor, ¿sabes cuánto te cuesta lo gratis?

  • ¿Quien no ha ido a ikea y se ha llevado el lápiz?
  • ¿Quién no ha repetido en las degustaciones de productos de los hipermercados?
  • ¿Quién no ha comprado una revista porque  el regalo que traía era un chollo?

¿Realmente crees que las empresas no incluyen en sus presupuestos y, por consiguiente, en sus precios finales  de venta al público  el gasto que les ocasionan todos esos regalos?

El reclamo de ofrecer algo sin coste no es nuevo y tarde o temprano todas las marcas lo utilizan de un modo u otro. Pero lo utilizan no porque tengan espíritu de ONGs y quieran regalar dinero, sino porque saben que es una inversión rentable.

Las marcas normalmente piden algo a cambio de su regalo:

  • Regístrate en nuestra web
  • Obtén nuestra tarjeta de cliente
  • Rellena este formulario
  • Compra cierta cantidad de artículos o gasta una cantidad X de dinero para llevarte el regalo
  • Hazte nuestro cliente
  • Domicilia tu nómina
  • Invita a amigos a que se unan a nosotros
  • Etc.

 

Algo tan valioso como tu dinero

Todos estos procedimientos está diseñados bien para que hagas un gasto en su marca en lugar de en otra del sector, con lo cual el pago que tú les das a cambio del regalo es gastarte tu dinero con su marca en lugar de con la comeptencia, bien  dando algo que hoy en día es mucho más valioso que el mismo dinero: información.

Cada vez que usas una tarjeta de cliente de una marca, que te registras en una web, que accedes a una promoción en un red social, etc… estás facilitándole a la empresa no sólo tus datos como cliente o futuro cliente, sino ayudándoles en su estudio de mercado sobre intereses, gustos, hábitos, consumo, etc. O sea que, en realidad, todos pagamos caro lo que nos ofrecen como gratis.

No quiero decir con esto que esta práctica sea siempre deshonesta, más bien lo que intento es que seamos más conscientes como consumidores y no nos dejemos engañar por un cebo, por muy atractivo que sea, que en realidad lo que tiene detrás es un anzuelo.

Aprendamos a escoger qué productos y servicios queremos consumir y en qué empresas, con un cirterio más consciente que el mero hecho de que junto a  la hamburguesa le regalen a los niños un muñequito de plástico en serie que, a su vez, es publicidad  para otra marca.
Y sobre todo aprendamos a ser respetuosos con los trabajadores, marcas y empresas que piden un precio justo por su trabajo.

Quizás su regalo sea precisamente ese: no pedirte más que lo justo en una transacción comercial.

PD: Artículo original de Nohemí Hervada escrito para La voz del muro