Si podéis leed este post con esta música de fondo

No soy una persona especialmente inclinada al deporte, aunque he pasado buenos momentos viendo algunos eventos deportivos, admirando las habilidades y destrezas de hombres y mujeres.
Al ciclismo nunca le presté demasiada atención, salvo esos días de final de carrera en verano, esperando que Indurain ganara.
Me parece un deporte duro, durísimo, en el que además, no hay demasiado reconocimiento  a los deportistas, y donde solo un número ínfimo de ellos consigue destacar.
Hoy quiero contaros qué me ha enseñado un ciclista sobre su pasión por la bicicleta y cómo creo podemos aplicar esos principios más allá de las 2 ruedas,  en el desarrollo personal y profesional.

 

indurain

  • Conocéte, acéptate y véncete

La bici pone de manifiesto tus propias capacidades y limitaciones. Conocerlas, aceptarlas y luego intentar superarlas: vencerlas, esa es la clave.
No es mal consejo para la vida diaria. Al final la carrera no es contra el recorrido, contra la montaña  o contra los otros corredores…. la carrera es contra nosotros mismos.
Si nos conocemos, nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades, si nos aceptamos como somos en lugar de pretender ser otra cosa y si nos vencemos en el sentido de lograr lo que queremos incluso a pesar nuestro, sin duda habremos ganado la etapa, y la carrera.

  • Hoy no he podido, pero mañana vuelvo y subo la montaña

Ningún ciclista no preparado es capaz de subir un puerto y culminarlo. Pero su sistema es:

«Hoy no he podido subir la montaña,
pero mañana  la montaña seguirá ahí,
mañana volveré y la venceré.»

Y al final la constancia y el sacrificio hacen que uno venza a la montaña.  La montaña son nuestros objetivos, nuestras metas, nuestros retos, incluso nuestros deseos. Siempre hay otro día, así que lo que no pudiste hoy, vuelve a intentarlo mañana.

  • Corres como eres

«Un día en una carrera  en la que iba muy muy cansado, un grupo de ciclistas de otro equipo me esperó para ayudarme a llegar a meta.
Al preguntarles por qué lo hicieron, me dijeron que  yo les había ayudado en otra etapa sin tener por qué».

Corre la carrera de la vida como eres, y sé buena persona. Algún día necesitarás que  otra persona te ayude, incluso un «no compañero» y es fácil  recibir ayuda cuando tú antes has ayudado a otros.
Recuerda: aunque corras solo, no corres solo.

  • Solo hay un ganador, pero éste gana gracias al trabajo de todo su equipo

Cuando oyes a un ciclista cómo se planea la estrategia de equipo para que el candidato a campeón gane entiendes que él solo no lo habría logrado nunca. Muchos «anónimos» pelean las pequeñas batallas de la carrera, las que agotan, las que queman, para que al final el líder  del equipo llegue en buen estado físico  y pueda en el sprint final darlo todo y ganar. Él es el campeón. Pero gana todo el equipo. Todos contribuyen al éxito.
En  una empresa, cada uno tiene su papel, no hay ninguno pequeño. Todos los miembros del equipo, el CEO, el comercial, la señora de la limpieza, quien atiende el teléfono, etc. , todos trabajan con un objetivo común. Sin cada piñón de la rueda no habría engranaje. Lo inteligente es que cada uno haga aquéllo en lo que que es mejor reconociendo que todos los compañeros son valiosos.
Incluso para los profesionales que trabajamos por cuenta propia, el mensaje es acertado: las colaboraciones crean grandes proyectos.
Cuando la meta común es mayor que los egos se consiguen grandes cosas.

  • Lo que hace a un corredor campeón no es su forma física

Muchos ciclistas  con todo el potencial físico y entrenamiento pueden llegar al nivel del 90%, pero solo unos pocos llegan al 100%.

Ese 10%  que marca la diferencia no depende del trabajo físico. Esa diferencia entre un buen ciclista y un campeón está en su cabeza y en su corazón. Si tiene madurez, estabilidad mental y afectiva. Si tiene un entorno  familiar y social confiable y se siente seguro y querido y cuidado.
No creo necesario explicar el paralelismo ¿verdad?.
Podemos conseguir el éxito profesional de muchas maneras, pero solo cuando nos sentimos bien con los que queremos somos verdaderos triunfadores.  Los afectos valen más que las medallas, y curiosamente,  en este deporte, sin afectos no hay medallas.

¿Y tú? ¿Practicas este deporte? ¿Quieres compartir conmigo alguna otra reflexión interesante?
 

Fotos

1- Foto de  Miguel Induráin
2- Foto tomada del Blog Huy Carajo