Blogueros mansplainers que no saben ver un plagio

Blogueros mansplainers que no saben ver un plagio

Que te eliminen de los créditos de tu obra, cabrea
Que veas que otro firma tu obra, cabrea aún más
Que te plagien y modifiquen tu obra, te sulfura
Pero que haya impresentables, que pretenden decir que se dedican a escribir, que niegan un plagio evidente… os podéis imaginar cómo te deja el cuerpo.

O no, porque, en el fondo, todo este tipo de actitudes: robar, copiar, modificar una obra, firmar algo que no es tuyo, ningunear al autor deliberadamente, compartir una obra a sabiendas que es una adulteración de un original… o sencillamente enrocarse en «no querer ver lo evidente» sólo demuestra la catadura moral y profesional de algunas personas.

Una web que hace años era referencia en el mundo de la crianza, hoy convertida en mercenaria de las marcas que contratan publicidad, no sólo publica un refrito poco currado  incluyendo una carta viral plagiada, sino que,  al contactar con los responsables de contenido de la web, su respuesta es:

«por la presente le informo de que, al no encontrar relación directa entre los textos a bote pronto, su email ha sido enviado a nuestro departamento legal para estudio.» 

Aún estoy esperando la respuesta a mi «segundo requerimiento amistoso» en el que solicito «El cese de la vulneración de mis derechos de propiedad intelectual mediante la  reproducción/comunicación pública (derecho de explotación) de contenidos ajenos sin autorización, cese que conlleva la retirada inmediata de los contenidos mencionados»
Y mientras tanto observo entre atónita y estupefacta que el editor en cuestión niega la mayor diciendo que sólo hay parecidos razonables hablando de genéricos…

En mi anterior post Mansplaining y Manswriting ya detallaba las connotaciones de  este tipo de actuaciones y la impunidad vergonzosa y la soberbia de quienes se empeñan en seguir negando lo evidente.

Tengo claro que para debatir con algunas personas  de forma no abusiva, hay que hacerlo en un mínimo de condiciones de igualdad y dado que la comprensión lectora de algunas personas queda patente por su reacción ante la demanda lícita de cese de vulneración de mis derechos, he decidido publicar una «comparativa» de ambos textos a modo de juego de encontrar el parecido razonable.

He obviado las frases que pueden ser de contenido general y,  aún así, veréis que hay bastante contendido literalmente  igual. En el mundo irreal de los que no ven lo evidente, no sé qué explicación cósmica encontrarán a ese hecho.

Pero reitero que lo peor  ya no es el plagio de un texto en sí

  • Lo peor es alabar el hecho de que un hombre, pareja y padre, haya pasado años maltratando emocionalmente a su mujer, haciéndola sentir una mantenida y que, en 2 días, «vea la luz» y sea capaz de empatizar con lo que siente su mujer.
  • Lo peor es que nos hagan creer que una mujer intelectualmente inteligente actúe de ese modo con un patán de pareja.
  • Y lo peor es que haya tantísimas mujeres alabando esa «falsa carta» que no es más que machismo y misoginia encubierto. El mismo machismo y misoginia que lleva a quien publica contenido que no es suyo, a no reconocer la autoría  legal del mismo a quien la acredita y a, además, chulearse diciendo que «a mí me gusta más esta ( el plagio)» .

 

Juzguen ustedes mismos:

carta viral plagio

carta viral plagio 2

En  ESTE ENLACE podéis descargar la comparativa  en formato PDF para mejor lectura.

Me encantaría saber quién plagió en primera instancia mi texto, del que ya circulan versiones en inglés y catalán. Del texto en castellano hay una versión algo más diluída… pero sigue compartiéndose cientos de miles de veces, cada día.

  • Voy a imaginar, aludiendo a mi texto, que un día todos, y sobre todo TODAS, sabremos discernir a los verdaderos profesionales de los vulgares mercenarios recopilatorios.
  • Voy a imaginar que un día se respetarán los derechos de propiedad intelectual y dejaremos de encontrarnos personas que «voluntariosamente» eliminan la firma de las obras, para conseguir llenar, vete a saber  qué vacío de autoestima propia.
  • Voy a imaginar que un día este tipo de webs tan «posicionadas» en buscadores, será vista como lo que son en realidad: escaparates de las marcas de los productos que cualquiera en conciencia se negaría a promocionar.
  • Voy a imaginar que algún día la gente mediocre se dedicará a vivir su vida sin violentar los demás ni su trabajo
  • Y voy a imaginar que vamos a llegar  muy pronto a los 1000 ejemplares vendidos de mi libro La Maternidad sin Tabúes, porque si algo demuestra toda esta historia, es que escribo muy bien. Tanto, que mis palabras y mis ideas, lo reconozcan o no, aparecen publicadas en textos que firma gente que me detesta. Al final, eso debe escocer un pelín XD.

La maternidad sin tabues

PD: En este enlace podéis oír mi participación en La Alpispa de Canarias Radio hablando de este tema. Los primeros 20 minutos del programa

Mansplaining y manswriting

Mansplaining y manswriting

¿Sabéis lo que es el Mansplaining ?
Os lo explico así en facilito: significa que da igual lo lista que seas, o lo versada que estés en una materia, que cuando haya un hombre contigo, él te lo explicará. Significa  que, por ser mujer, digas lo que digas, no será tomado en serio hasta que lo valide un hombre. Significa que en igualdad de condiciones y talento, si lo dice un hombre tiene más peso.

Como hoy la mayoría de las interacciones se hacen a través de internet, el mansplaining se está convirtiendo en el  Manswriting, que es lo que algunas llamamos «el efecto picha», pero en su forma escrita.

Ya estamos tan acostumbradas a que los expertos en temas femeninos sean hombres que ni lo notamos.
Así, aprendemos a gestar, a parir a dar de mamar, a menstruar y a saber cómo practicar sexo, porque nos lo explican hombres muy listos, muy cultos, muy sabios y con mucha experiencia, al parecer, en úteros, tetas, clítoris y vulvas.
No digo que los hombres no puedan hablar y escribir de lo que quieran, pero resulta algo curioso ( por no decir «patético») observar cómo son considerados por las propias mujeres «expertos» en temas femeninos muchos más hombres que mujeres.

Imagen tomada de Yorokobu.es

Imagen tomada de Yorokobu.es

Por si fuera poco mirar nuestra librería y darnos cuenta de cuánta autoridad en temas femeninos otorgamos al género masculino, ahora resulta que si un texto femenino es bueno, dándole una vuelta y haciéndolo pasar por escrito por un hombre es la caña.
Y no hablo de algo hipotético, sino de un caso real. Hace unas semanas vi un texto en Facebook y me sorprendió que el resumen del mismo era unas frases que me sonaban mucho. ¡Y tanto que me sonaban! Eran copiadas, íntegramente, de mi post Las renuncias de las Madres.
Al principio creía que sólo habían copiado esas frases del final, pero mi asombro fue mayúsculo cuando al leer una supuesta carta que escribe un padre a la madre de sus hijos, reconozco gran parte de mi artículo.
«Alguien» cogió mi texto, le dio un cambio de enfoque, lo adornó con una historia de «hombre sensible»  y  lo publicó como escrito por él.  Por supuesto sin citar la fuente, ni el autor.
Y como no podía ser de otro modo, la carta de este hombre tan «conectado» con la esencia femenina,  se hizo viral.
Todas las mujeres que lo leían, suspiraban por un hombre así, que entendiera tan bien nuestras emociones… y lo compartían citando a todas sus amigas y a su pareja…
He visto el plagio de mi artículo publicado en varias páginas de las que tienen cientos de miles de lectores, en redes sociales se ha compartido cientos de miles de veces…
No sé si entendéis el cabreo que supone ver tu trabajo robado, copiado, modificado y atribuido a otrO. Pero lo peor es la indefensión de intentar defender tus derechos de Autor. Por asesoramiento legal específico denunciar directamente podría ser contraproducente para mí, porque un juez podría pensar que intento aprovecharme. Así, se recomienda intentar al menos en dos o tres ocasiones de forma amistosa llegar a un acuerdo, que, como mucho, será que retiren el contenido. No os voy a contar el periplo que supone contactar con estas webs, la pérdida de tiempo, de energía y de recursos. Es frustrante.

  • La mayoría de las páginas de Facebook no tienen el nombre de un administrador real a quien contactar ni una dirección de correo electrónico a la que enviar un aviso legal.
  • La mayoría de las webs tampoco. Como mucho un formulario de contacto.
  • La mayoría de las veces que consigues enviarles un correo o un mensaje no te responden.
  • Si lo hacen, como mucho retiran el contenido.
  • Sólo en una ocasión me escribió la coordinadora  de una de las webs que publicaron el plagio con una disculpa por correo, eso sí, calificó de  «descuido» que su redactora les diera material plagiado.
  • En esa ocasión no hubo disculpa pública ni artículo original subido a su web tras mi primer requerimiento, aunque tras responderle  y dejar claro que un plagio no es un descuido sino un delito me han solicitado el artículo original para subirlo a su web. Seguimos a la espera…
  • LA mayoría de las veces que en los perfiles de Facebook la gente en los comentarios indica que se está compartiendo un plagio y ponen el enlace al original, se ignoran esos comentarios. Por parte de la propia página y por parte del resto de los que lo leen.

Así que tal y como están las cosas,  sólo me queda eso que me dicen algunos «bienintencionados» de agradecer que mi obra sea leída y compartida.  O sea, más del tipo: «Trabaja por el amor universal». Que digo yo, que cómo voy a vender mis libros fuera de mis contactos cercanos, si cuando una obra mía es aplaudida por millones de personas, no saben que lo es…

No sé si empezar a escribir con seudónimo (masculino por supuesto) y dedicarme a lo mismo que hago pero siendo un tío… que eso vende mucho. Igual así me dan un puesto de «redactor» de alguna web de esas con miles de suscriptores, donde sólo por dirigirme a las mujeres, hablar de cosas de mujeres y contarles lo que ellas ya saben, todas me aplaudirán por lo guay y sensible que soy.  Porque en el fondo creo que tenemos tantas ganas de que los hombres nos entiendan, que cuando uno lo hace ( o lo finge), ya le hacemos la ola.

Ojalá espabilemos todas y al próximo «tío guay» que venga a explicarnos cómo ser mujer, cómo ser buena madre o cómo tener orgasmos… le mandemos a leer algún libro sobre próstatas.
Y la próxima vez que te guste un texto que lees en una de esas webs tan chulas que no sabes ni quién escribe… asegúrate de no estar contribuyendo al robo del trabajo de otra persona. Los autores, normalmente, somos tan soberbios que firmamos nuestro trabajo, y lo registramos 😉

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¿Copia-pega o plagio?

¿Copia-pega o plagio?

¿OS habéis visto a veces buscando quién fue el autor de una cita que os gusta?
Hay quien cree que firmar una obra es puro ego. No voy a ser yo quien les convenza de otra cosa.
Lo que sé es que yo, como lectora, me gusta saber quién escribe las cosas que me gustan, que me emocionan, que me remueven, de las que aprendo…
Me gusta porque sabiendo quién lo escribe obtengo aún una perspectiva mayor.
Vendrá de mis tiempos de estudiante de literatura cuando para entender una obra analizábamos el contexto del autor.
Hoy soy yo la que escribo y publico. Mejor o peor, eso es lo de menos. Pero desde mi peor texto al más viralizado son mis palabras, mis emociones, mis sentimientos.
Soy yo, porque me desnudo en mucho de lo que escribo.
Nunca he escrito de algo que no conozca de cerca, caso todo lo que escribo lleva mucho de mí. ES MÍO.
Me encanta que esos textos circulen y fluyan y la gente los haga en cierto modo suyos porque se ven reflejados, porque les gusta, porque les emociona, porque conecta con ellos, porque les inspira, porque les anima o ayuda en cierto modo. Me gusta hasta cuando los critican porque si alguien se toma la molestia de reaccionar a algo que escribes es un privilegio.
Como escritora no entiendo ese fenómeno que se da en las redes y en el universo virtual de empeñarse en copiar un texto o un fragmento  de un texto eliminando la autoría, el título y/o el enlace a la obra.
Alguien me dirá:
-Igual quien lo comparte lo ha recibido  ya sin el nombre del autor
Y puede ser, pero se tarda cero coma en buscar el autor de un texto si está publicado. Se tarda menos que el tiempo que te lleva hacer un copia pega y, por supuesto, muchísimo menos que el tiempo que te lleva montar el fragmento o el texto en una imagen para compartirlo de forma viral. He aquí un ejemplo  de una imagen que alguien se tomó la molestia de crear con un fragmento de mi texto  «Vender el alma por un abrazo»:
Ejemplo de copia pega sin nombrar al autor ni fuente

Ejemplo de copia pega sin nombrar al autor ni fuente

Con mi texto «Las Renuncias de las Madres» viví en primera persona cómo otros compartían el texto casi atribuyéndose la autoría en sus muros y páginas públicas.
Es cierto que no lo firmaban, pero cuando la gente respondía cosas como:

-«Qué bonito, Gracias por escribirlo»,

quien lo compartió eliminando mi nombre y mi enlace respondía con  un «gracias» que llevaba implícito aceptar el reconocimiento de algo que no era suyo.

Lo peor no era eso. Lo peor es contactar con estas personas amablemente y recordarles que tu trabajo está protegido con una Licencia Creativa que permite la distribución mientras se nombre autor, fuente y enlace, y como respuesta recibir el silencio en el mejor de los casos , o directamente insultos, amenazas y desprecios. Es sorprendente ver cómo se sienten ofendidos quienes ofenden con sus acciones a otros  cuando se les increpa , aun con respeto y educación.

No estamos hablando sólo de faltar a la Netiqueta, estamos hablando de PLAGIO.

plagio

En un mundo donde internet ha desdibujado las fronteras y los límites, muchos se creen que es así para con todo lo que circula por el aire.

Me da igual que me acusen de ególatra, mi trabajo es mío y me gusta verlo firmado.

Por supuesto que mi ego se siente bien cuando alguien te dice que les gusta lo que escribes, cuando lo comparten y cuando recibo comentarios positivos por lo que hago. La mayoría de las veces no lo escribí con ese propósito, pues curiosamente, mis textos más leídos son los escritos más con mis tripas que con mi cabeza de bloguera y empresaria.

  • Me da igual que creas que soy vanidosa
  • Me da igual que yo te caiga mal y no quieras ver mi nombre al compartir mi trabajo
  • Me da igual qué oscuro motivo te mueve a usar mis palabras y eliminar mi firma como si  ese texto fuera tuyo o como si hubiera aparecido de la nada a modo de mensaje divino.
  • Me da igual si eres mala persona y envidiosa o sencillamente torpe e ignorante de cómo funciona la propiedad intelectual.
  • Me da igual todo eso pero EXIJO que si usas mi trabajo lleve mi firma, la fuente y un enlace a la obra original.
Mi versión para responder al anterior sin firma

Mi versión para responder al anterior sin firma

Ese es el mensaje para quien hace este tipo de cosas, y para todos los demás que sencillamente leéis y comentáis sobre ello, por favor:

  • No contribuyas al desprecio por el trabajo ajeno
  • Cuando veas un texto sin autor, pregunta a quien lo publica directamente si es suyo  o no
  • Si no es suyo  pregúntale por qué no va firmado
  • Si tú conoces al autor, cítalo tú.

No hay falta de respeto grande o pequeña
¡Hay o no no hay respeto!

La maternidad sin tabues