Aprende de Manuel Carrasco y haz sentir a tus clientes especiales

Aprende de Manuel Carrasco y haz sentir a tus clientes especiales

Un  buen emprendedor sabe  que una cosa es vender una vez a un cliente y otra fidelizarle para que siempre que necesite algún producto o servicio que tú tengas te lo compre a ti.

De hecho, las grandes empresas crean apóstoles de la marca, es decir, clientes que se identifican tanto con la marca que la asumen como propia y no sólo comprarán todos los productos que saque, sino que serán los mejores publicistas de la misma.
¿Quién no «acabó comprándose el MAC (o IPhone o Ipad)» por ese amigo fanático de Apple?

Un buen emprendedor sabe que una de las mejores formas de fidelizar no es sólo ofrecer un producto y/o servicio de calidad sino personalizar el trato al cliente.

A nadie le gusta sentirse un número más, así que cuando tratas a tu cliente de forma personalizada, le llamas por su nombre y adaptas tu oferta a lo que él necesita exactamente, le estás dando ese plus que hará que te escoja por encima del resto de ofertas similares del sector.
Hoy te pongo como ejemplo a imitar a un cantante: Manuel Carrasco. ¿Crees que no tiene mucho que ver?  Lee el post y lo verás.

Manuel Carrasco es un compositor y cantante que este año en su gira de conciertos ha conseguido emocionar a quienes acudían a verle y oirle, mucho más de lo que esperaban. ¿Cómo?

Haciéndoles sentir especiales al preparar una canción única para cada ciudad que acogía su concierto. No una canción cualquiera  en la que cambiar sólo el nombre, sino, en cada caso,  aludiendo a lugares, barrios, monumentos, personajes, costumbres, folklore, gastronomía y/o demás señas de identidad del lugar.

Que alguien que ya tenía vendido su producto ( las entradas del concierto) se tomara el tiempo de conocer cada lugar y preparar un «bonus» de ese tipo, personalizado para cada cliente (ciudad),  a pesar de que no le iba a reportar más ganancia económica, es un ejemplo perfecto  de cómo usar la inteligencia emocional en el trabajo.

Os pongo dos de los ejemplos que a mí más me tocan, uno por ser el lugar donde vivo, y el otro, porque habla de la ciudad donde crecí… con cuya canción rememoro  lugares y momentos de mi vida.


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Manuel Carrasco igual no ganará directamente de esas composiciones, pero es seguro que ha ganado muchos más fans de los que tenía antes de empezar su gira. Eso es visión emprendedora inteligente. Eso es saber que los clientes, en realidad, más que productos y/o servicios compran experiencias.

¿Y tú?
¿Piensas en la forma en que puedes hacer que tu cliente se sienta especial?
¿Sabes cómo hacer que tus clientes experimenten cosas positivas en su relación comercial contigo?
¿Te gustaría aprender más sobre recursos interesantes para tu emprendimiento?
Pues echa un vistazo a mi nuevo curso Emprende en Femenino. En él comparto muchos tips  y ejemplos inspiradores para que tu marca se posicione y tus clientes se conviertan en tus mejores publicistas.

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emprende en femenino.- nohemi hervada

 

Personal branding

Personal branding

Cada vez oímos más el término «Personal Branding» o lo que es lo mismo, la marca personal.
Una marca personal es algo más que una marca comercial de un producto o un servicio.
En el año 1997 Tom Peters publicaba «The Brand Called You  donde proponía cosas como esta:

Las grandes compañías entienden la importancia de las marcas.
Hoy, en la Era de las Personas, tú debes ser tu propia marca.

Algunas personas creen que como su marca no lleva su nombre esto no les afecta, pero ¿es así?

Evidentemente este blog que lleva mi nombre personal es mi marca, pero los otros («Mimos y Teta« y «Asesoras Continuum«)  aunque no lo parezca de forma tan evidente también. De ese modo, la forma en que yo gestiono mis otras marcas tienen impacto en mi marca personal y al revés.

Si en mi trato y mi forma de relacionarme soy una persona deshonesta, poco limpia, maleducada, desagradable, prepotente o soberbia, tarde o temprano, por mucho que crea que cuido mi marca, eso se trasladará al cliente.

En el mundo de la comunicación, en la era de internet donde publicas algo y ya no sabes hasta dónde llegará es más importante que nunca cuidar nuestras comunicaciones y nuestras acciones.

Presumir de unas características en nuestra empresa y luego adolecer de ellas en el trato personal ya no sirve. EL cliente no es tonto, y la mala publicidad tarde o temprano alcanzará nuestra marca

Los empresarios empleamos mucho dinero y esfuerzo en crear, mantener y proteger nuestra marca. En posicionarla, que se conozca y se reconozca. En que sea líder en su sector, que sea un referente de esos atributos que la gente espera recibir cuando contactan con nosotros. Si nosotros, sus propietarios, aunque sea amparados en nuestro nombre propio no tan expuesto, no estamos a la altura de eso que prometemos, somos un fraude.
Los clientes hoy cada vez quieren, queremos, más honestidad y transparencia en las empresas en las que gastamos nuestro dinero. Buscamos un Eco-Valor o ese plus de  valores de la marca que compartimos. Y en el lado opuesto, cada vez somos más dados a boicotear marcas porque no nos gusta su «política» o su trato.

Yo, por ejemplo, no consumo bajo ningún concepto Nestlé, y como esa, otras cuantas.
En el mundo de la crianza, donde aparentemente todos hablamos de respeto, no somos menos exigentes.

Las madres, responsables de las compras del hogar mayoritariamente, no sólo escogemos un producto, artículo os servicio por el precio. Hablamos entre nosotras, preguntamos, queremos saber si estamos invirtiendo en un buen producto y en una buena empresa o en todo lo contrario. Las familias que optan por una crianza mal llamada «natural» suelen  estar muy conectadas a través de grupos, redes sociales  y/o foros y dan o piden recomendaciones o advertencias de según qué productos, marcas o empresas.
Por eso mismo, el mejor consejo de marketing para el mundo de hoy, seas una marca comercial o una marca personal es:

«SÉ UNA BUENA PERSONA»
Porque nadie quiere trabajar con mala gente… salvo la mala gente

Si nuestra política no es fidelizar a los clientes, sino espantarlos, confiando en que siempre tendremos clientes nuevos, que aún no nos conocen, ni a nosotros ni nuestra forma de trabajar, llegará un día en que tengamos más detractores que apóstoles de nuestra marca. Y eso, a la larga se paga caro.

Y si llega el día que la gente al oír nuestra marca lo que emite es un gesto de rechazo… entonces quizás es tarde… Muchas grandes empresas no se sobrepusieron a la mala publicidad y desaparecieron, así que no está de más  pararnos  a pensar y preguntarnos:

¿Vigilo tanto mi reputación como mi marca?

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(Al cabo de unos segundos se oye sin problema)

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